sábado, 26 de noviembre de 2016

Un poeta y AstraZéneca

Cuando trabajaba en AstraZéneca, en los años dorados de la industria farmacéutica (1999-2005) los empleados eran considerados el principal activo de una compañía y, como tal, mimados. Se nos daba formación, motivación, ambiente laboral atractivo, numerosísimos beneficios sociales y salarios en el tope más alto; de tal forma que éramos la envidia de otros sectores y más aún en el caso de esta compañía a la que todo el mundo quería ir a trabajar.

Aquellos años ya pasaron, aquella época también, y hoy todo es muy diferente (por desgracia).Sin embargo, me gusta recordar lo bueno al igual que otros detalles anecdóticos que ponen de relieve lo que llegamos a vivir y disfrutar quienes trabajamos en esta industria en aquellos años.

¿Qué puede aportar un poeta a la industria farmacéutica? Os invito a leer este artículo que, seguro, os sorprenderá:




La historia del laboratorio farmacéutico que fundó Alfred Nobel y llegó a ser el tercer laboratorio más grande del mundo y la envidia de todos los profesionales:
“El legado farmacéutico de Alfred Nobel”: https://amzn.to/3lkv5h8

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