viernes, 25 de marzo de 2022

Humormicina

Yo creía que si se presentaba un libro diciendo que era “de humor” todo el mundo lo entendería, pero resulta que según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) hay siete acepciones distintas de la palabra “humor”. Por consiguiente es necesario repasar cada una de esas siete acepciones para ver si realmente podemos definir este libro como un “libro de humor”.
 
Veamos…
 
1.- Genio, índole, condición, especialmente cuando se manifiesta exteriormente: Con relación a esta primera acepción creo que en las páginas que siguen hay algo de chispa creativa y que la misma se manifiesta exteriormente provocando de vez en cuando una sonrisa en el lector.
 
2.- Jovialidad, agudeza: Por lo menos hay que reconocer que lo que he escrito es de todo menos serio, profundo, sesudo, maduro... la juventud de mi mente y mi inmadura forma de ver y entender el mundo quedan reflejadas en estos escritos.
 
3.- Disposición en que alguien se halla para hacer algo: Pues bueno, pues vale, pues me alegro, porque dispuesto sí soy, por lo menos a hacer chorradas como esta.
 
4.- Buena disposición para hacer algo: Si ya lo he dicho, hombre, ¿a cuento de qué viene a repetirlo?
 
5.- Humorismo (modo de presentar la realidad): Pues sí, esta es una forma –por lo menos agradable- de presentar la realidad.
 
6.- Antiguamente, cada uno de los líquidos de un organismo vivo: Tranquilo, que eso era antiguamente. Como este libro lo he escrito ahora no tiene ningún líquido, así que puedes leerlo sin necesidad de toalla ni fregona.
 
7.- Estado afectivo que se mantiene por algún tiempo: Eso es lo que espero, que al menos por algún tiempo se mantenga en vosotros una sonrisa.
 
Por consiguiente, tal como podemos ver, de las siete acepciones que daba el diccionario de la Real Academia de la Lengua, seis encajan con la definición de “humor” con la que defino el libro. Seis aciertos sobre siete representan un 85,71% de acierto (lo ha calculado con calculadora, que para eso está) lo cual viene a confirmar que el hecho de haberlo titulado como “humor” es un acierto. Cierto.

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viernes, 18 de marzo de 2022

El mejor deporte es la sonrisa

Lo que hoy llamamos “deportes” son unas actividades que implican ejercicio físico y una motricidad compleja, y que sin embargo nacieron –todos ellos- como un simple juego cuya única finalidad era la diversión y el puro entretenimiento. El constante crecimiento en el número de aficionados para la práctica de estos juegos, encendió el espíritu de competición, ese deseo de vencer al adversario. Y esto condujo a la creación de unas reglas codificadas y estandarizadas. Pero alguien debía tomar el control de todo aquello y así surgieron las instituciones oficiales (Federaciones, etc.) que se convirtieron en los máximos organismos con poder absoluto para dictar sus propias reglas, cambiarlas a su antojo, hacer negocio, obtener más poder, etc.
 
Yo quiero mirar el deporte con los ojos de antaño, con la mente limpia e inocente que sólo busca el entretenimiento, y si esa diversión supone un ejercicio físico y mental beneficioso para el cuerpo, mejor aún. Así lo he entendido siempre. Mi único rival –aunque haya competido en muchos deportes- he sido yo mismo, tratando de superarme cada día como en todas las facetas de la vida. Otra cosa muy diferente es que lo haya conseguido; pero lo que cuenta es el hecho de intentarlo, una y otra vez, siempre.
 
Vamos ya a dejar de ponernos serios. En las competiciones deportivas todos buscan ganar. “Las finales son para ganarlas”, dicen los entrenadores actuales. “Ganar, ganar y ganar”, que repetía el recordado Luis Aragonés. Luego vienen esos que dicen que “lo importante no es ganar, sino participar” (suelen decirlo siempre los perdedores), tratando de dar al deporte un tono menos dramático, más benévolo, más de actividad lúdica. Pero yo tengo mi propia frase: “En el deporte, lo importante no es ganar... sino divertirse”. Piénsalo. Si te diviertes, habrás triunfado, cualquiera que haya sido el resultado final. Si no te diviertes, habrás perdido aunque hayas ganado.
 
Este libro lo he escrito para que ejercites tu sentido del humor, para que veas el deporte con otros ojos, para desdramatizar esa exagerada importancia que se da a todo lo relacionado con las competiciones deportivas. Y este libro es verdad. Todo lo que aquí se cuenta es cierto. He recogido en el mismo mis vivencias personales, mis anécdotas y pensamientos a lo largo de muchas décadas “jugando” a hacer deporte y probando, de alguna manera, más de 60 deportes diferentes.
 
En el libro se ofrecen por orden alfabético aquellos deportes con los que he tenido alguna relación (sólo tenéis que echar un vistazo al índice), haya sido mucha o poca; por eso algunos capítulos –como los dedicados al fútbol- son muy amplios, y otros en cambio son muy breves. Aunque no lo creáis, todos los deportes que cito están considerados como “deporte”; bueno, todos menos uno –el “Toreo”- pero es que ese me apetecía incluirlo por razones cómicas obvias. Podréis conocer así algunas cosas curiosas de muchos de esos deportes, sobre todo de los menos populares, os sorprenderéis con muchos de los acontecimientos vividos, y esbozaréis una sonrisa con muchas de las anécdotas y disparates narrados.
 
Disponte, pues, a hacer el más placentero de los ejercicios: la sonrisa y el entretenimiento. No te tomes la vida tan en serio, y el deporte... mucho menos.
 
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viernes, 11 de marzo de 2022

El legado farmacéutico de Alfred Nobel

El año 1926 la empresa fundada por Alfred Nobel, “Nobel Industries”, se fusionó con otras tres compañías, dando lugar a un gigante del sector químico que con el devenir de los años, y merced a una serie de fusiones, escisiones, adquisiciones, y nuevas escisiones y fusiones, llegó a situarse en el año 1999 como la tercera compañía farmacéutica más grande del mundo. Se vivió entonces una época dorada (1999 – 2005), tanto en el aspecto científico, como en el económico y -sobre todo- en el aspecto humano.
 
Por eso esta historia nos trae multitud de anécdotas, hechos curiosos e historias humanas, pero también un buen número de datos y cifras que a lo largo de los años se fueron haciendo públicas y el autor del presente libro ha recopilado ahora. Fueron unos años que se distinguieron por la transparencia informativa y un verdadero espíritu de equipo, en donde se premiaba el éxito y no se penalizaba el fracaso, obteniendo aquellos empleados unos beneficios sociales y económicos que vistos hoy en día en su conjunto parecen de ciencia-ficción.
 
Se trata de una historia que nos permite conocer por dentro cómo se forja una gran compañía farmacéutica a través de un relato ameno salteado con curiosas informaciones, inusuales coincidencias, y relatos humanos. Como se apunta al final del libro, la situación actual de esa compañía dista mucho de ser la que alcanzó en su época dorada, por lo que adquiere más valor aún poder ver, recogido en un libro, cuál ha sido su historia; cómo han trabajado o colaborado con la misma 10 galardonados con el premio Nobel; cuál ha sido el camino recorrido desde que “Industrias Nobel” tomó la decisión de crear “Imperial Chemical Industries” que después daría origen a “AstraZéneca”; y cómo los empleados formaron su principal activo.
 
Este no es un libro de encargo, ni un libro destinado a ensalzar las virtudes de una compañía. Su autor, que trabajó durante 24 años como responsable de Comunicación en este grupo de biociencia, ha escrito este libro varios años después de haberse desligado de la empresa y para ello ha recogido todos los datos, cifras, historias y testimonios que en su día se fueron haciendo públicos, cuando la transparencia informativa y el valor humano eran signos distintivos de la compañía y ofrecer así una información ampliamente documentada e independiente.

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viernes, 4 de marzo de 2022

Editoriales diferentes

Uno de los géneros periodísticos más habitualmente presentes en todos los medios de comunicación es el de los “Editoriales”, un pequeño artículo en donde el director del periódico expone su opinión y la de su publicación sobre algún tema de interés que se trate de manera destacada en esa edición. Debe tener, pues, mucho de opinión, bastante de actualidad, y un poco de autobombo puesto que dicho titular no es sino un pequeño elogio hacia el citado medio de comunicación con el que se aspira a captar y mantener una creciente audiencia.
 
En este libro ofrezco al lector algunos de los editoriales que he escrito a lo largo de mi vida, incluyendo al comienzo de cada uno de ellos una pequeña introducción para poner en contexto lo que allí se dice. Para sorpresa de todos, resulta que a pesar del tiempo transcurrido, casi todo lo que escribí en su día sigue teniendo actualidad, prueba irrefutable de que el ser humano tropieza una y otra vez, eternamente, con las mismas piedras y somos incapaces de aprender la lección.
 
La selección de editoriales que aquí se ofrece está ordenada cronológicamente, desde los primeros que escribí a los últimos. Está claro que su principal valor no es la calidad de los mismos sino el hecho de poder seguir la evolución de un Comunicador que se metió a periodista y que escribió siempre lo que quiso y como quiso… y eso es algo que muy pocos periodistas pueden decir.
 
Todos los periodistas tienen un jefe que les dice qué tienen que escribir y cómo escribirlo. Todos los jefes tienen un propietario o consejo de administración que se encarga de recordarles cuál es la “línea editorial” de ese medio de comunicación. Todos los medios de comunicación viven del dinero de la publicidad (la que proviene de los anunciantes) bien sean empresas (a los grandes anunciantes hay que mimarlos) o bien sean partidos políticos (con cuyas ideas políticas sintoniza el propietario del medio) que dan campañas de publicidad y otro tipo de influencias a esos medios afines.
 
En este caso, y aun cuando durante mi vida profesional trabajé para varias empresas en las que puse en marcha diarios digitales y revistas impresas, tuve la suerte excepcional de contar con la total confianza del presidente, el cual me dejó dirigir esos medios a mi manera y escribir en ellos aquello que yo consideraba más interesante y en la forma en que yo consideraba debía hacerse.
 
Si se comparan estos editoriales con otros que aparecen en los periódicos quizás a nivel periodístico se observen diferencias, lo cual es lógico por cuanto mis editoriales siempre fueron “míos” y no de la “línea editorial” de la empresa porque, incluso cuando trabajaba para esas empresas, era yo mismo quien marcaba cuál era la “línea editorial” ya que al ser el máximo responsable de Comunicación era mi responsabilidad establecer precisamente cuál y cómo debía ser la Comunicación Corporativa de la compañía.
 
Por consiguiente, espero que la lectura de esta selección de editoriales “sui generis” te resulte entretenida, que te permita ver cómo es la evolución periodística de los mismos, y si algo deben enseñar no será otra cosa que un ejercicio de libertad a la hora de seleccionar y exponer los temas centrales de cada editorial. En definitiva, sean buenos o malos desde un punto de vista periodístico, estos editoriales son un claro ejemplo del más genuino periodismo personal e independiente.