Lo que hoy llamamos “deportes” son unas actividades que
implican ejercicio físico y una motricidad compleja, y que sin embargo nacieron
–todos ellos- como un simple juego cuya única finalidad era la diversión y el
puro entretenimiento. El constante crecimiento en el número de aficionados para
la práctica de estos juegos, encendió el espíritu de competición, ese deseo de
vencer al adversario. Y esto condujo a la creación de unas reglas codificadas y
estandarizadas. Pero alguien debía tomar el control de todo aquello y así
surgieron las instituciones oficiales (Federaciones, etc.) que se convirtieron
en los máximos organismos con poder absoluto para dictar sus propias reglas,
cambiarlas a su antojo, hacer negocio, obtener más poder, etc.
Yo quiero mirar el deporte con los ojos de antaño, con la
mente limpia e inocente que sólo busca el entretenimiento, y si esa diversión
supone un ejercicio físico y mental beneficioso para el cuerpo, mejor aún. Así
lo he entendido siempre. Mi único rival –aunque haya competido en muchos
deportes- he sido yo mismo, tratando de superarme cada día como en todas las
facetas de la vida. Otra cosa muy diferente es que lo haya conseguido; pero lo
que cuenta es el hecho de intentarlo, una y otra vez, siempre.
Vamos ya a dejar de ponernos serios. En las competiciones
deportivas todos buscan ganar. “Las finales son para ganarlas”, dicen los
entrenadores actuales. “Ganar, ganar y ganar”, que repetía el recordado Luis
Aragonés. Luego vienen esos que dicen que “lo importante no es ganar, sino
participar” (suelen decirlo siempre los perdedores), tratando de dar al deporte
un tono menos dramático, más benévolo, más de actividad lúdica. Pero yo tengo
mi propia frase: “En el deporte, lo importante no es ganar... sino divertirse”.
Piénsalo. Si te diviertes, habrás triunfado, cualquiera que haya sido el
resultado final. Si no te diviertes, habrás perdido aunque hayas ganado.
Este libro lo he escrito para que ejercites tu sentido
del humor, para que veas el deporte con otros ojos, para desdramatizar esa
exagerada importancia que se da a todo lo relacionado con las competiciones
deportivas. Y este libro es verdad. Todo lo que aquí se cuenta es cierto. He
recogido en el mismo mis vivencias personales, mis anécdotas y pensamientos a
lo largo de muchas décadas “jugando” a hacer deporte y probando, de alguna
manera, más de 60 deportes diferentes.
En el libro se ofrecen por orden alfabético aquellos
deportes con los que he tenido alguna relación (sólo tenéis que echar un
vistazo al índice), haya sido mucha o poca; por eso algunos capítulos –como los
dedicados al fútbol- son muy amplios, y otros en cambio son muy breves. Aunque
no lo creáis, todos los deportes que cito están considerados como “deporte”;
bueno, todos menos uno –el “Toreo”- pero es que ese me apetecía incluirlo por
razones cómicas obvias. Podréis conocer así algunas cosas curiosas de muchos de
esos deportes, sobre todo de los menos populares, os sorprenderéis con muchos
de los acontecimientos vividos, y esbozaréis una sonrisa con muchas de las
anécdotas y disparates narrados.
Disponte, pues, a hacer el más placentero de los
ejercicios: la sonrisa y el entretenimiento. No te tomes la vida tan en serio,
y el deporte... mucho menos.
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