Una de mis metas
en la recién bautizada Zéneca Farma era la de mejorar la comunicación interna y
para ello tenía que borrar del mapa aquél rancio boletín que no interesaba a
nadie y sustituirlo por una nueva revista mensual para los empleados. Una
revista mensual que conviviría con la revista trimestral, “Noticias del grupo
Zéneca” que llevaba tiempo editando con informaciones de todas las empresas del
grupo.
Para esa nueva
revista, que se llamó “30 días”, contaba con libertad de acción para hacerla “a
mi amera” y por lo tanto sin injerencia de los directivos que no tenían que
meterse a periodistas sino dejar que un periodista hiciera el trabajo
profesional. Habría eso sí, una supervisión general de cada número antes de que
se imprimiera, pero –como así se demostró- sólo era una formalidad porque nunca
cambiaron nada de lo que allí había escrito.
El primer número
de “30 días” salió en abril de 1999 y no me importó que Zéneca Farma tuviera
los días contados –puesto que estaba inmersa en un proceso de fusión-; había
que seguir trabajando como siempre y no podíamos permitirnos que la
incertidumbre del futuro relajase nuestro esfuerzo o nuestra motivación. Pero
es que además, precisamente en una situación de ese tipo, se hacía más
necesaria que nunca la información constante. Por eso, aquella nueva
publicación cumplió su cometido de informar a todos los empleados de Zéneca
sobre los detalles y avances del proceso de fusión, al tiempo que mostraba lo
que se hacía y –por qué no decirlo- poner en un escaparate a los empleados.
Mercedes Muños, por ejemplo, abría ese número, al intervenir como representante
de la compañía en una rueda de prensa que organicé en el Colegio de Médicos de
Madrid para presentar el nuevo antiasmático Accolate (zafirlukast).
Ese número
llevaba un editorial firmado por mí, titulado “Tiempos de cambio” y, entre
otras cosas, decía que “a nadie se le oculta la velocidad creciente que todas
las cosas de nuestro entorno van adquiriendo. Cambios políticos, empresariales,
climáticos, sociales... una espiral en crecimiento constante y acelerado invade
todos los ámbitos de nuestra vida.... Los medios de comunicación no escapan a
este cambio, antes bien, son protagonistas. La inmediatez de la noticia y su
acercamiento a todos los sectores de población no conocen ya barreras. La
información es un derecho que todos debemos exigir y cualquier medio puede ser
útil para cumplir este fin... La necesidad de informar puntualmente, cuando la
noticia está aún viva, nos ha llevado a transformar aquél boletín mensual en un
periódico de actualidad, mientras que la revista trimestral abordará con mayor
profundidad diversos temas de interés general”. Unas palabras escritas, como
digo, en abril de 1999 y que ahora siguen manteniendo toda su vigencia.
Aquél primer
número hacía un repaso de nuestra actualidad, como por ejemplo las reuniones
celebradas el mes anterior en la fábrica de Porriño para informar a los
empleados de los resultados anuales, de la convención de ventas celebrada en
Túnez que reunió a 180 personas (el reportaje fotográfico consiguiente captó de
inmediato el interés de los lectores que se pasaban y mostraban a todos sus
conocidos esa revista en la que ellos parecían), del curso de formación de
portavoces que organicé con Inforpress para que nuestros portavoces supieran
cómo actuar ante los medios de comunicación cuando fuesen entrevistados, la
rueda de prensa para presentar el libro “El ensayo clínico en asma”, en donde
históricos de la compañía como Ramón Armengod o Manuel Martín, habían
colaborado, así como otras muchas informaciones generales y sobre todo:
actuales.
Pero de entre
todas las informaciones de aquél primer número me quedo con la que
protagonizamos nuestro médico de área, Emilio Pedrosa y yo. Nos habíamos
desplazado a Barcelona para organizar una rueda de prensa sobre los resultados
anuales de la compañía y lógicamente tuvimos que hablar de los planes futuros y
de cómo algunos negocios como Zeneca Resins, Stahl Ibérica, etc., que aún
pertenecían al grupo Zéneca, dejarían de hacerlo en el futuro. La anécdota fue
que –como consecuencia de aquella rueda de prensa- hubo un medio que publicó
que “Emilio Pedrosa y Vicente Fisac se desplazaron a Barcelona para vender
algunos de los negocios que hasta ahora pertenecían al grupo Zéneca”. Tuve que
explicarle a Emilio y a alguno más, que esos errores forman parte del día a día
de los medios de comunicación y que lo que importa de cada noticia es el
sentido general de lo que transmite, no un pequeño error en mitad del texto del
que sólo se da cuenta el interesado.
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