viernes, 31 de mayo de 2024

Tángana (2)

Como autor del “Diccionario Daimieleño-Español” he recuperado numerosas palabras típicas de Daimiel, algunas de ellas relacionadas con el mundo del deporte. Recuperando, así, el espíritu olímpico, vamos a practicar ahora un poco de “Deporte daimieleño”:
 
Para empezar vamos a pegar un “espolillo”. ¿Qué es eso? Pues hacer un sprint, hacer una carrera rápida. Ahora bien, esa carrera puede ser de muchas modalidades según el tipo de terreno por el que se vaya corriendo; así unos hablan de ir a “tronchacarrizo”, otros a “cruzosurco”, otros a “tronchalomos” y otros a “tronchamatas”, con lo cual se expresa perfectamente la clase de terreno que estemos atravesando. Eso sí, no hay que confundir estos términos con el de “tronchamozas”, que eso es algo muy diferente y se refiere a aquellos mozos que se llevan a la era a toa la que pillan.
 
En las olimpiadas podemos ver una gran agilidad de atletas y cómo estos hacen “voltijetas”, es decir, volteretas, y dan numerosos “blincos”, o sea, brincos. No podemos olvidarnos tampoco de disciplinas artísticas como el ciclismo, ya que la “becicleta” siempre ha sido un medio de transporte ampliamente utilizado por los daimieleños.
 
Hay sin embargo otros deportes que, aunque no sean olímpicos, han dado fama internacional a una determinada región. Así, por ejemplo, las carreras de caballos trotones de Menorca son mundialmente famosas, y es una pena que habiendo existido en Daimiel tantos carruajes típicos (tílburis, carros, galeras, tartanas...) no nos hayamos decantado por hacer deporte con ellos.
 
No obstante, si hablamos de deporte nacional en Daimiel, no nos referiremos al “fúrgol” sino a otro realmente autóctono, la “Tángana”, que requiere fuerza y habilidad, aunque aún no haya calado entre los jóvenes. Ya hemos mencionado los diversos nombres que ha recibido a lo largo de la historia y cómo ha sido adoptado y adaptado por diversas regiones, de ahí que muchos consideren la “Tángana” de Daimiel como su deporte autóctono.
 
Pero hay otros deportes practicados por la juventud, tales como la “pídola”, juego que consiste en saltar por encima de otro niño que se ha agachado, poniendo las manos en su espalda para tomar impulso; o el “guá”, mediante el cual hay que introducir una canica en un hoyo –llamado “perrondilla”- practicado en el suelo, y cuando se consigue se canta con satisfacción “he hecho guá” que sería tanto como decir “he acertado” ó “acabo de anotar tanto”. Y cuando un jugador tiene una canica favorita porque le da buena suerte o gana con ella, la llama “chilín”.
 
En fin, mejor será dedicarse a estas actividades deportivas antes que enzarzarse en peleas con las que solo se conseguirá traer las rodillas “sollejás” (es decir, desolladas) o alguna “escalabraura” en la cabeza y luego por mucho que intentes “tusarte” el pelo (es decir, peinarte y colocarte bien el pelo) se te va a notar la “macoca” (zona sin pelo en la cabeza como consecuencia de una herida anterior). Ojalá no tengamos que oír nunca el ninonino, o sea, la sirena de la ambulancia.
 

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