Para hablar de mi experiencia en este deporte he
preferido nombrarlo por su acepción inglesa “Quad” ya que las acepciones
españoles me parecen horribles: cuatrimoto, cuadriciclo o cuatriciclo. A cual
más fea ¿verdad? Por eso hablaremos del deporte del Quad, que es una especie de
moto con cuatro ruedas, adaptada para recorrer todo tipo de caminos por muy
accidentados que sean. Por cierto ¿sabías por qué se inventaron este tipo de
vehículos? Pues según cuentan, los fabricantes de motos y motocicletas estaban
cansados de ver cómo sus ventas caían en picado al llegar el mal tiempo, ya que
circular con una moto por campos y caminos embarrados no resulta muy agradable
que digamos, así que se les ocurrió (allá por los años 70) diseñar unas motos
con tres ruedas –primero- y con cuatro ruedas –después- para que también en
invierno y en campos embarrados, la gente se animase a comprar esos vehículos y
salir al campo a disfrutar con ellos.
Mi experiencia con el Quad fue realmente esporádica y
anecdótica, pero no por ello menos sorprendente, viviendo una de las más
asombrosas y envidiables experiencias. La compañía para la que trabajaba,
AstraZéneca, organizaba siempre unas magníficas Convenciones para dar el
pistoletazo de salida a los nuevos productos y elegía para ello lugares
atractivos a los que acudíamos todos encantados porque sabíamos que allí se
combinada perfectamente el tiempo de trabajo y el tiempo de ocio. Esta, a la
que me refiero ahora, fue para el lanzamiento de Symbicort (budesónida +
formoterol), un medicamento para controlar el asma. El lugar elegido fue Dakar,
en Senegal, sí Dakar, el famoso lugar donde finalizaba antes la famosa carrera
París-Dakar. Y entre las múltiples visitas turísticas y momentos de diversión
que vivimos, tuvo lugar una carrera de Quads por el desierto, justo en los
alrededores del famoso Lago Rosa en donde finalizaba siempre la carrera
París-Dakar.
Aquél viaje tuvo lugar en verano y el calor en pleno
desierto superaba los 40ªC, pero aquello no fue obstáculo ni impedimento alguno
para que, montado en un Quad, recorriese las dunas y llanuras de aquél
desierto. Cada Quad llevaba dos ocupantes, los cuales nos íbamos turnando al
volante ya que la dureza de aquella prueba así lo requería, y cabe decir,
finalmente, en cuando a vencedores y vencidos, que en aquella carrera no hubo
ningún vencido, todos fuimos vencedores al haber tenido el privilegio de
conducir un Quad en tan fantástico y emblemático paraje.
Y del Quad a 40ºC de temperatura en el desierto de Dakar,
pasé poco tiempo después al Quad sobre nieve a –18ºC un mes de enero en
Finlandia, lugar done acudimos más de 100 participantes de una Convención. Se
organizaron allí unas Olimpiadas de Invierno (tal como relato en el capítulo
“Olimpiadas de invierno”) una de cuyas pruebas en las que competí fue la de
carrera contrarreloj de Quad sobre nieve. Puedo concluir, pues, que mi
experiencia con el Quad ha sido totalmente extrema, de +40ºC en el desierto a
–18ºC en el círculo polar ártico ¡Casi 60 grados de diferencia!
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