viernes, 18 de febrero de 2011

“AZprensa fui yo”

Una entrevista exclusiva de "Palabras inefables":

El que fuera creador de AZprensa, el desaparecido diario digital sanitario que llegó a situarse como el 2º más leído de España, Vicente Fisac, nos ofrece en esta entrevista algunas claves de aquél proyecto y detalles muy poco conocidos respecto al mismo.

Vd. fue el creador de “AZprensa” ¿cómo surgió esta idea?

Como Jefe de Comunicación de un laboratorio farmacéutico trasladaba a los medios las noticias que generaba esta empresa y lo hacíamos en estilo periodístico, lejos de cualquier pretensión publicitaria puesto que aquello era información, no publicidad. Aún así, muchas veces encontrábamos que la información no salía tal como lo hubiéramos deseado (los periodistas siempre tienen prejuicios a la hora de valorar la información que emiten los laboratorios, a pesar de que no se puede medir a todos con el mismo rasero). Por esto pensé que sería bueno disponer de un medio propio en el que nuestra información saliese tal cual la generábamos, sin recortes, ni manipulaciones, y por supuesto en un lugar destacado, que para eso sería nuestro medio.

Así que decidió crear su propio diario digital...

Sí, pero lo importante no era crearlo, ni que este fuese muy bonito y contase con presentaciones de Power Point espectaculares para las reuniones internacionales... Lo fundamental era que se leyese y que tuviese una audiencia fiel, y eso sólo se consigue si el medio tiene credibilidad y se cumplen cinco principios: imparcialidad (aunque des noticias de tu propia empresa), calidad (escrito por periodistas), interés (noticias que interesen al lector, no a la empresa), actualización (edición diaria) y diferenciación (sin publicidad y con servicios adicionales como traductor instantáneo, banco de imágenes, etc.).

¿Había algún precedente?

Ninguno. Jamás en la vida, ni antes ni después, ha habido ningún laboratorio farmacéutico que haya editado un diario de información general sanitaria (y cuando digo general me refiero a que incluso publicaba noticias de otros laboratorios). Por eso se ganó la credibilidad.

¿Y eso se tradujo en lectores?

En efecto, a lo largo de los cinco años de trayectoria en que yo lo dirigí, fue aumentando siempre y de forma constante su número de lectores. Por dar unas cifras, el número medio de lectores mensuales fue de 1.148 el primer año, 8.198 el segundo, 46.586 el tercero, 140.406 el cuarto y 204.836 el quinto. Y si hablamos de número total de visitas, se llegó a las 360.000 mensuales.
Sin embargo seguían enviando noticias a los medios para su publicación. ¿No veían estos a AZprensa como competencia?

No, todo lo contrario. En primer lugar porque AZprensa era un servicio de información gratuito (no admitía publicidad y por tanto no podía quitarles anunciantes) y en segundo lugar porque era tanta la información que publicábamos (tanto nuestra como de otro tipo) que nos tenían como otra fuente más de información. Éramos, pues, un complemento para su trabajo diario.

Y sin publicidad ¿era rentable mantener este diario? ¿Qué coste tenía?

Tenga en cuenta que se editaba 363 días al año y cada día salía con más de 20 noticias. Eso significaba que todos los miembros del Departamento de Comunicación estábamos implicados pero también contábamos con periodistas colaboradores externos así como con el soporte informático externo necesario. Por otra parte, para el éxito de audiencia jugó un papel importante la inclusión de banners en otros medios. Aun así, el coste fue aumentando muy poco a poco conforme veíamos que la audiencia aumentaba. El último año, por ejemplo, supuso una inversión de 143.000 euros. Si tenemos en cuenta que ese año alcanzó un total de 360.000 visitas nos daremos cuenta de que el coste de cada visita fue de 0,04 euros. Ningún anuncio ni acción publicitaria consigue un precio tan bajo por impacto, con la diferencia de que estos impactos tenían la credibilidad de una información útil y no el sesgo que siempre da a todo la publicidad.

¿Fue difícil convencer a sus superiores para que aceptasen poner en marcha esta idea?

Afortunadamente el presidente, Carlos Trías, era una persona que sabía sacar lo mejor de cada empleado y motivarle para que rindiese al máximo y para ello animaba a que todos tomásemos la iniciativa y asumiésemos responsabilidades. No se penalizaba a nadie por un error que pudiese cometer o por el fracaso de algún proyecto, siempre que los fundamentos y el trabajo desarrollado hubiese sido adecuado. Una filosofía que compartía con el máximo dirigente internacional, Tom McKillop. De esta forma todos actuábamos siempre de forma proactiva y yo estaba convencido del éxito de este proyecto y sabía que contaba con el apoyo de mis superiores. Delegación, confianza y motivación son conceptos clave para el éxito empresarial.

¿Por qué se cerró el periódico?

Eso habría que preguntárselo a quienes lo decidieron en el su séptimo año de existencia. En aquél momento yo ya había dejado la compañía al igual que Carlos Trías, Tom McKillop y muchos otros miles de personas en todo el mundo.

En cualquier caso, reconozco que si cada información que vaya a salir al exterior tiene que pasar rigurosos controles de aprobación previa por parte de diversas personas, es imposible sacar un diario. ¿Cuándo estaría aprobada la noticia que ha de salir en la edición de mañana, dentro de una semana? En el periodismo diario se trabaja de hoy para hoy, y en aquellos años tuvimos la suerte de trabajar como un gran equipo en donde cada uno podía asumir sus propias responsabilidades.

¿Cabría calificar a “AZprensa” como un proyecto “personal”?

Era un proyecto al servicio de la compañía pero era también, en efecto, un proyecto enteramente personal. Tanto la idea como el desarrollo fue enteramente mío –contando con la aprobación y respaldo, por supuesto, del presidente de la compañía- así como la mayor parte del trabajo.

Aun cuando se subcontrataba el servicio de periodistas externos para elaborar las noticias de fines de semana, festivos y agosto, no es menos cierto que cada día yo entraba en la oficina a las 7:00 a.m., comprobaba que todo estuviese en orden y apretaba el botón de “enviar” para que saliese un e-mail con los titulares a todos los suscriptores. A lo largo de cada mañana preparaba varias noticias que consideraba de interés, tanto relativas a mi compañía como a otros laboratorios o a cualquier otro tema del sector, buscaba constantemente ideas para mejorar el diario y hacerlo más atractivo: glosarios de términos médicos, realización de entrevistas, servicios adicionales, libros digitales, ampliaciones constantes del banco de imagen, etc. Por las tardes, cuando llegaba a casa, solía añadir algo de última hora, al igual que sábados, domingos, festivos y en vacaciones.

Tenga en cuenta que salía 363 días al año (sólo “descansaba” el día de Navidad y el de año nuevo), que ese era “mi” proyecto, y que la dirección de la compañía me había dado todo su apoyo, un buen presupuesto y un buen salario. Claro que también influía el hecho de ver cómo cada día aumentaba el número de lectores, es decir, se veía cómo mi trabajo daba frutos. Por todo ello, aunque el trabajo fuese mucho, era gratificante en todos los sentidos.

En una próxima entrevista conoceremos algo más de sus actuales proyectos.

3 comentarios:

JAIME4757 dijo...

realmente , la desaparacion de este diario sanitario , fue una perdida , que aun no se supera ,. aliento al creador del proyecto a tratar de mejorar el anterior , teniendo en cuenta la experiencia y lo sucedido

Anónimo dijo...

¿Quién o qué medio ha realizado la entrevista? -no lo mencionas y sabes que citar a las fuentes es fundamental en el periodismo.

Vicente Fisac dijo...

Tienes razón, "Anónimo"; ya lo he corregido y lo he añadido al comienzo de la misma.