miércoles, 16 de febrero de 2011

Amor a los pinganillos

Si a nuestros parlamentarios les hiciesen un examen de inglés, la nota media sería de suspenso morrocotudo. Está claro que ni saben inglés ni quieren aprenderlo; antes al contrario, se han enamorado locamente de los pinganillos y ahora todos quieren hablar en el idioma de su tierra (aunque muchos de ellos ni siquiera saben hablarlo) y escuchar a los demás a través de la voz de los traductores.

Ahora, el Consejo de Ministros de la Unión Europea les ha dado un revolcón. Han aprobado un sistema de patentes unificado a pesar de la oposición de España e Italia. ¿Por qué se oponían estos dos países? ¿No estaban de acuerdo con algún punto del texto? Pues no, el motivo de su negación era que el nuevo sistema prevé tramitar patentes en inglés, francés y alemán; no contemplan más idiomas.

En cualquier caso, la rabieta no les ha servido de nada, porque el asunto va a seguir adelante y ya solo resta la aprobación final del Parlamento Europeo para sacarlo adelante.

Quizás sin saberlo, los colegas europeos nos han hecho un gran favor porque viendo cómo se las gastan nuestros políticos, de aceptarse el español como idioma oficial se hubiera generado una guerra total, con reclamaciones para que el catalán, euskera, gallego, valenciano, bable e incluso daimieleño, se considerasen en Europa como idiomas oficiales, todo eso para mayor regocijo y alegría de fabricantes de pinganillos y traductores especializados.

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