Capítulo 91.- Aquí hay tomate
El
jaleo creciente de la pelea se había extendido como un murmullo y cada vez más
enfermos salían de sus habitaciones, arrastrando sus goteros, para presenciar
el espectáculo. Un avispado comenzó a hacer apuestas sobre quién tumbaba a
quién, y a los pocos minutos los billetes de 20 y 50 euros se amontonaban por
el suelo del pasillo con un corro de enfermos alrededor que gritaban “50 para
Chuk” y otro que decía “pues yo otros 50 para el chico, que lo que cuenta no es
la fuerza sino la inteligencia” y cada vez que un orinal o una caja de ampollas
salían volando, se escuchaba un “¡Oooooh!” muy grande y una salva de aplausos cuando finalmente
“¡Ploff!” se estrellaban contra alguna pared y caían.
Pedro Bareta, que se había despertado, miró a Jacinto hecho un ovillo en el suelo y pensó “esta es la mía” y empezó a darle patadas en los riñones. Edu aplicaba con destreza la técnica “Mouriño”, consistente en meter un dedo en el ojo ajeno, y Pía se esmeraba en dejar a todos los presentes un recuerdo de su bonita dentadura. Eva no sabía de parte de quién ponerse, entre otras cosas porque allí peleaban todos contra todos, pero como estaba irritada porque le habían interrumpido su romance con Tati, justo cuando le iba a enseñar la colección de cactus que habían convertido el despacho de Enfermería en un auténtico jardín cactáceo, se desahogaba repartiendo mamporros aunque poco a poco se fue dando cuenta de la exhibición de artes marciales que estaba haciendo Tati, aumentando así más aún su admiración por ella (“esto sí que es una tía”, pensó).
Pero las fuerzas del orden ya habían llegado al hospital, aunque Teófilo no se había podido lucir, más bien todo lo contrario. Cuando llegaron el sargento Miñambres, el guardia Chencho y el Dr. Palominos (que venía con ellos) lo pillaron a él con la moto-pizza y las llaves del coche de Andrea en las manos y el único saludo que recibió del sargento fue un:
- ¡Quítese de ahí! ¿no ve que no está el horno para pizzas?
Justo cuando él iba a explicarles lo que pasaba, y que en ese momento era un autobús de la línea 57 que hacía el recorrido Hospital-Arganzuela. Para colmo de males, se acercó por allí un grupo de jóvenes que lo rodearon. No tenía escapatoria:
- Una calzone para mí” -dijo uno.
- Una fungi para mí -dijo otro.
- Una de pollo a la barbacoa -dijo el de más allá.
- La mía extra de queso -repitió el primero...
Pedro Bareta, que se había despertado, miró a Jacinto hecho un ovillo en el suelo y pensó “esta es la mía” y empezó a darle patadas en los riñones. Edu aplicaba con destreza la técnica “Mouriño”, consistente en meter un dedo en el ojo ajeno, y Pía se esmeraba en dejar a todos los presentes un recuerdo de su bonita dentadura. Eva no sabía de parte de quién ponerse, entre otras cosas porque allí peleaban todos contra todos, pero como estaba irritada porque le habían interrumpido su romance con Tati, justo cuando le iba a enseñar la colección de cactus que habían convertido el despacho de Enfermería en un auténtico jardín cactáceo, se desahogaba repartiendo mamporros aunque poco a poco se fue dando cuenta de la exhibición de artes marciales que estaba haciendo Tati, aumentando así más aún su admiración por ella (“esto sí que es una tía”, pensó).
Pero las fuerzas del orden ya habían llegado al hospital, aunque Teófilo no se había podido lucir, más bien todo lo contrario. Cuando llegaron el sargento Miñambres, el guardia Chencho y el Dr. Palominos (que venía con ellos) lo pillaron a él con la moto-pizza y las llaves del coche de Andrea en las manos y el único saludo que recibió del sargento fue un:
- ¡Quítese de ahí! ¿no ve que no está el horno para pizzas?
Justo cuando él iba a explicarles lo que pasaba, y que en ese momento era un autobús de la línea 57 que hacía el recorrido Hospital-Arganzuela. Para colmo de males, se acercó por allí un grupo de jóvenes que lo rodearon. No tenía escapatoria:
- Una calzone para mí” -dijo uno.
- Una fungi para mí -dijo otro.
- Una de pollo a la barbacoa -dijo el de más allá.
- La mía extra de queso -repitió el primero...
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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