domingo, 14 de febrero de 2021

Un cadáver exquisito (105)

Capítulo 102.- "Curriculum mortae"
 
Charly era sicario desde hacía más de 20 años cuando despachó por encargo de su maestro al perro de su vecino de enfrente. Decía que le miraba mal. Le pagaron 10 dólares y ese hecho cambió su vida (y la del perro, también).
No volvió a la escuela, el ejemplo del docente no había sido muy instructivo que digamos. Se unió a la banda de Los Calaveritas, un mini ejército de jóvenes que tenían el control del menudeo de marihuana en la zona sur de Medellín (Colombia).
Seguramente, Charly no sabía de donde venía el nombre de sicario.
 
El libro gordo enseña, el libro gordo entretiene…
El origen de la palabra "sicario" se remonta a la ocupación romana en Palestina. La secta judía de los “sicarios” también conocidos como “Celotas” fueron los primeros en utilizarlo durante la ocupación romana a Palestina, el si carii era la persona que escondía un puñal llamado “sica” entre sus ropas y apuñalaba a romanos o simpatizantes de los mismos durante las asambleas públicas. Vamos, que el sica era como una picadora de hielo en manos de Sharon Stone.
 
Después de un incidente sin importancia que le llevó a degollar al jefe de los Calaveritas, Fulgencio Restrepo, por un quítame allá esa pasta de coca, tuvo que huir a España, corre que te pillo, porque a los hermanos Restrepo se les había antojado hacerse una chaqueta con su pellejo.
Una vez en Madrid y con sus habilidades innatas en el negocio de hacer pupita de las gordas, enseguida logró hacerse un prestigio en el hampa matritense, aunque su “curriculum mortae” tuvo un sonado fracaso en el intento de cepillarse al abogado Rodríguez Menéndez. Sí… ese tipo que se tiraba a la Bermúdez a bombo y platillo y que tenía, tiene, una mala fama ganada a pulso, peor que la de Mourihno. Bueno… no tanto.
Le encargó el trabajito Laura Fernández Navarro, por aquel entonces esposa del polémico abogado Emilio Rodríguez Menéndez, que contactó con Charly, miembro por entonces de la banda de Casper, para acabar con la vida de su marido.
Cuando el mercedes del abogado estaba llegando a la puerta del garaje de la vivienda, Charly -de paquete en una motocicleta Kawasaki ZZR600-, se aproximó al lado derecho del coche y sacó un revólver y disparó a Rodríguez Menéndez, alcanzándole en el pulmón.
Tras chocar contra varios coches y arrancar dos árboles, el chófer y guardaespaldas, sacó una pistola y disparó ocho veces contra los motoristas que huían, hiriendo al conductor de la moto.
Charly escapó de milagro y mientras corría se juró que a partir de entonces no volvería a utilizar una mierda de pistola. Donde esté una ametralladora que te zumbas al pichón y todo lo que contenga la jaula…
Repudiado por la banda de Casper por el fracaso de la acción, se sintió emprendedor y montó su propio chiringuito criminal.
Realizó una serie de buenos trabajos en España para la mafia calabresa, a la que contactó gracias a su novia italiana Romina, que era de Cosenza (Italia) y compañera de coro juvenil de María Margarita Barilla.
Romina, que de tonta no tenía un pelo y supo enseguida del negocio familiar de María Margarita, tuvo que salir también pitando a España por ser un poco casquivana tirando a putón: destrozó la vida conyugal del alcalde cosenzano, Mauricio Pitoflochio. Este incidente sexual acabó con la carrera política del munícipe, perteneciente a Siniestra Independiente, azote, dentro de lo posible, de la ’ndràngheta. A Romina le dieron un dinerito para que comenzase su nueva vida en España y la promesa de ayudarla en futuros negocios. Ella fue la que les presentó a Charly y se convirtió en su manager.
 
Charly recibió en su móvil un SMS de un número privado. Eran las instrucciones. Decía: “695173349. Agostino. Contraseña: La pasta como en casa de la mamma en ningún sitio”.
Piticlín, piticlín, piticlín, piticlín...
- ¿Pronto? Agostino al aparato.
- La pasta como en casa de la mamma en ningún sitio.
- Ya estabas tardando Charly. Nos vemos a las siete en el bar del casino de Tomelloso. Tráete al buitre. Hay carroña a la vista.

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