Capítulo 104.- Padre putativo
Entretanto,
Jacinto despertaba del bolsazo que había recibido en la pelea, palpando su
mandíbula dolorida con cuidado, pues aún notaba los efectos de los
"cuñazos" que Bareta le había propinado. Entre los recuerdos borrosos
y el jaleo de los gritos recordaba la voz de la Fermi chillando que dejara en
paz a "su hijo".
"Dijo
que aquel chico, el de los granos, era MI hijo, lo tengo clarísimo",
musitaba para sí mismo, al tiempo que pensaba en los motivos por los que,
veinte años después, la Fermi le había
hablado de su
hijo. Se decía que en aquellas circunstancias resultaba
harto improbable que la mujer le contara una patraña, no tenía sentido. Y si
era cierto, ¿por qué demonios había esperado tanto tiempo para contarlo?...
Mentalmente hizo cálculos y sí que le cuadraban las fechas. Cuando la Fermi y él tuvieron aquel rollete, tendría no más de 20 o 22 años... El chico debería rondar los 17 o 19... Sí que resultaba verosímil. Le vino a la cabeza también la imagen de aquel chaval flacucho con unos dientes muy separados, tan separados que cabría otro diente más entre uno y otro. "Típico de los Monteperales", pensó mientras miraba su dentadura en un espejo...
Lo cierto es que Jacinto llevaba toda su vida deseando tener un hijo. No había encontrado ni el momento adecuado, ni la mujer adecuada para ello, pero a menudo se preguntaba a quién iba a dejar la fortuna y los negocios que había estado amasando durante toda su vida y eso le sumía en una gran tristeza.
Pero ahora resultaba que tenía un hijo... ¡UN HIJO! Además, varón, y por lo que pudo observar en la pelea, un chico valiente y sin reparos... ¡Vaya!.. No sabía si estaba más impresionado por la noticia o por los golpes recibidos, pero si aquello era cierto, sería algo que le cambiaría totalmente su vida, ya que estaba dispuesto a ejercer de padre y recuperar el tiempo perdido.
Claro está, antes debería hacerse las pruebas de paternidad para estar seguro y tener una conversación con la Fermi, con la que no había vuelto a tener relación desde aquello, y cuyo recuerdo se había esfumado con el tiempo... Eso sí que iba a ser un "round" en toda regla. Cuando alguien conoce a los tomelloseros sabe que el tener una conversación con ellos, si ellos no están dispuestos, es tarea imposible... No hay manera... En fin, tendría que apañárselas para llegar a un acuerdo con ella, si no por las buenas, por las regulares...
A
quien tampoco le había pasado desapercibido el comentario de la Fermi era a
Canoli. En el fragor de la bronca había oído claramente lo que le había dicho a
Monteperales. Así que el padre del chico era Jacinto Monteperales... Ella no
había querido hablar del tema nunca y, como ya sabía el carácter de los tomelloseros, Andrea no había
insistido en ello... A fin de cuentas, sabía que tener una conversación con
ella, si ella no estaba dispuesta, era como tirar del ronzal de una mula
empozada...
Mentalmente hizo cálculos y sí que le cuadraban las fechas. Cuando la Fermi y él tuvieron aquel rollete, tendría no más de 20 o 22 años... El chico debería rondar los 17 o 19... Sí que resultaba verosímil. Le vino a la cabeza también la imagen de aquel chaval flacucho con unos dientes muy separados, tan separados que cabría otro diente más entre uno y otro. "Típico de los Monteperales", pensó mientras miraba su dentadura en un espejo...
Lo cierto es que Jacinto llevaba toda su vida deseando tener un hijo. No había encontrado ni el momento adecuado, ni la mujer adecuada para ello, pero a menudo se preguntaba a quién iba a dejar la fortuna y los negocios que había estado amasando durante toda su vida y eso le sumía en una gran tristeza.
Pero ahora resultaba que tenía un hijo... ¡UN HIJO! Además, varón, y por lo que pudo observar en la pelea, un chico valiente y sin reparos... ¡Vaya!.. No sabía si estaba más impresionado por la noticia o por los golpes recibidos, pero si aquello era cierto, sería algo que le cambiaría totalmente su vida, ya que estaba dispuesto a ejercer de padre y recuperar el tiempo perdido.
Claro está, antes debería hacerse las pruebas de paternidad para estar seguro y tener una conversación con la Fermi, con la que no había vuelto a tener relación desde aquello, y cuyo recuerdo se había esfumado con el tiempo... Eso sí que iba a ser un "round" en toda regla. Cuando alguien conoce a los tomelloseros sabe que el tener una conversación con ellos, si ellos no están dispuestos, es tarea imposible... No hay manera... En fin, tendría que apañárselas para llegar a un acuerdo con ella, si no por las buenas, por las regulares...
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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