Los
antiguos egipcios (los que tenían dinero, claro) se preparaban lujosas tumbas
llenas de objetos que llevarse a la otra vida. Ahora esto nos parece ridículo
porque sabemos que nada de eso, ni siquiera nuestro cuerpo, nos lo podemos
llevar cuando muramos. Pero también ahora estamos equivocados porque sí hay
algo que podemos llevarnos cuando nos llegue la hora de la muerte, porque para
ese viaje vamos a llevar equipaje, y ese equipaje es nuestra experiencia de vida.
Nuestra
experiencia de vida es algo que nos pertenece y nos va a acompañar en ese
último viaje. ¿Y qué pasa cuando nos vamos de viaje con nuestra maleta? Pues
que al llegar al hotel la abrimos, sacamos las cosas, las colocamos en el
armario, nos cambiamos de ropa, nos sentamos a descansar un rato leyendo ese
libro que hemos incluido en el equipaje (o ese móvil que forma parte
inseparable de nuestro cuerpo). Lo mismo vamos a hacer con nuestra experiencia
de vida cuando estemos vivos al otro lado, y esto es algo fascinante…
Igual
que cuando estamos en este mundo físico podemos pasar un rato viendo
fotografías de nuestro pasado, también tras la muerte podemos utilizar esa
memoria y revivir nuestras experiencias del pasado. Y no lo haremos sólo
mirando (como sucede ahora cuando vemos fotos) sino sintiendo. Y cada vez que
lo hagamos, posiblemente aprenderemos. Y cada vez que lo hagamos, posiblemente descubriremos
cosas y sentimientos que nos habían pasado desapercibidos.
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persecución, una huída que arrastrará al lector a conocerse mejor a sí mismo…
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Vamos
a plantear ahora un ejercicio muy fácil y enriquecedor. Se trata de hacernos
esta pregunta a nosotros mismos: “¿De qué soy consciente en este momento?”.
Hazte esta pregunta cuando estés solo y tranquilo y sin necesidad de cerrar los
ojos, hazlo con los ojos abiertos. Mira a tu alrededor y fíjate en los objetos
que te rodean, en los sonidos que se escuchan, en los olores que percibas, en
los movimientos que puedan surgir. Tras ese recorrido irás siendo consciente de
esas realidades que te rodean, pero…
A
continuación fíjate en los espacios vacíos de la habitación o del lugar en
donde te encuentres. Allí hay infinidad de espacios vacíos rellenados sólo por
el aire. Fíjate en ellos y trata de percibir qué hay allí, porque allí está
aunque sea en otras dimensiones que desconocemos. Haz lo mismo con el silencio
y trata de escuchar ese silencio tratando de percibir sonidos que antes te
habían pasado desapercibidos. Y lo mismo con los olores, con el movimiento o
inmovilidad de las cosas, porque cada centímetro de materia o de aire que te
rodea está compuesto de átomos en constante vibración y cada centímetro de
materia animal o vegetal está compuesto de millones de células que se mueven,
se alimentan, nacen y mueren a cada instante.
Nos
han enseñado a percibir sólo una primera capa de materia muy cercana a
nosotros, pero no nos han enseñado a distinguir toda esa vida inmaterial que
nos rodea y toda esa vida infinitesimal de la que está construida la materia. Y
todo es vida, y hay otros mundos, y todo es como una multitudinaria feria… en
la que sólo podemos ver lo que tenemos a medio metro de distancia, como si una
gigantesca niebla nos hubiera tapado de repente el horizonte, hubiera taponado
nuestros oídos, y nos hubiera dejado adormecidos sin poder ser conscientes del
bullicioso mundo que gira a nuestro alrededor.
Más
tarde, prueba a hacer esto mismo pero con los ojos cerrados. Quizás aquí sí
seas capaz de percibir otras sensaciones que antes, con los ojos abiertos,
pegados a la realidad material, no habías sido capaz de ver. Menuda paradoja
¿verdad? Con los ojos cerrados serás capaz de ver más cosas que con los ojos
abiertos.
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Siéntate
tranquilo, relajado y sin prisa, a escuchar una canción que te guste mucho, aunque
es preferible que la hayas escuchado pocas veces o que haya pasado algún tiempo
desde que la escuchaste por última vez.
Seguramente
te reconfortará escuchar esa canción y te traerá múltiples recuerdos y
emociones, pero no voy por ahí, sino por otro lado que te explico…
Vuelve
a poner ahora la misma canción, pero en esta segunda vez esfuérzate y
concéntrate sólo en un instrumento de la orquesta, por ejemplo la batería.
Trata de olvidarte de todo lo demás y concéntrate en el sonido de la batería.
Cuando hayas terminado te habrás dado cuenta que ahora la canción sonaba de
distinta forma a cuando la escuchaste antes. Pero no acaba aquí la cosa.
Pon
otra vez la canción y concéntrate exclusivamente en el sonido del piano.
Acompaña mentalmente al pianista y estate pendiente de él, olvidándote todo lo
que sea posible del resto de sonidos. Al terminar, habrás escuchado una canción
nueva, que nunca antes habías percibido.
Y
otra vez, ahora concéntrate en otro instrumento… y así todas las veces que
quieras, pero cada vez fijándote en un instrumento diferente de la orquesta. Es
como si tu cerebro fuese una mesa de mezclas en el estudio de grabación y
eligiese en cada momento una de las pistas de sonido para escuchar solo un
instrumento determinado. Cada una de esas pistas suena diferente, cada una de
ellas te brinda una versión distinta de la misma canción.
Antes,
la canción era una sola. Ahora has descubierto que la canción estaba formada
por múltiples individualidades y que cada una de ellas te ofrecía una novedad,
algo diferente.
Este
sencillo y agradable ejercicio te servirá de entrenamiento para poder ir
aprendiendo a percibir otras realidades, otros mundos que están aquí mismo,
compartiendo el mismo espacio que nosotros pero que no somos capaces de
percibir.
Hay
otros mundos, pero están en este…
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son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
En
la vida de este mundo físico en el que estamos, solemos tener un proyecto de
vida, una idea de lo que queremos hacer a más corto o largo plazo, unas metas u
objetivos que conseguir y que nos van marcando el camino a seguir.
En
los sueños también llevamos una vida en cierto modo paralela y como tal tenemos
ideas y proyectos, caminos a donde ir, metas a alcanzar que nos sirven de faro
en el camino, a pesar de que una vez despiertos no solemos acordarnos de casi
nada.
Tras
la muerte llegamos a otra vida, en realidad a la vida verdadera, y esta viene a
ser como el tercer escalón. El primero era el mundo físico, el segundo el mundo
de los sueños, y el tercero la vida al otro lado. Allí también, en ese tercer
escalón, tendremos proyectos de vida, objetivos a conseguir, metas que alcanzar
y que nos servirán de luz y guía para el camino.
La
importancia de tener buenos maestros…
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Para
lo bueno y para lo malo, nuestra mente es capaz de crear y materializar el
mundo que nos rodea. Si somos capaces de
reconocer que todo eso que vemos, tocamos, experimentamos, sentimos, etc., lo
hemos creado nosotros, es decir, son proyecciones y materializaciones de
nuestra propia mente, entonces habremos dado el primer y más importante paso:
Reconocer que todo eso no existe de forma independiente a nosotros mismos, sino
que hemos sido nosotros quienes lo hemos creado.
Si
así lo reconocemos, entonces no nos asustará ni nos desconcertará, sino que estaremos en condiciones de enfrentarnos
a ello, de analizarlo, de reconocer su verdadera naturaleza y significado.
Habremos resuelto el problema y estaremos listos para el siguiente paso.
La
importancia de pensar y razonar por ti mismo, sin que ello quiera decir que
estás en posesión de la verdad…
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Nuestras
experiencias en esta vida son la respuesta a nuestras expectativas. Si vamos de
pesimistas y negativos por la vida, eso será lo que atraigamos a nuestra vida:
desgracias y tristeza. Si por el contrario somos optimistas y buscamos siempre
lo positivo, atraeremos lo positivo a nuestra vida. Esto no quiere decir que
todos los optimistas tengan una vida maravillosa y nunca les suceda nada malo;
ni tampoco quiere decir que a todos los negativos no puedan sucederles cosas buenas;
de lo que hablamos es de la tendencia, de las probabilidades, de lo que se
llama la “Ley de la atracción”. Por lo general, una persona positiva es más
feliz que una negativa, aunque a ambas les sucedan el mismo tipo y número de cosas
buenas y malas, si bien la realidad nos muestra cómo a las negativas les
sucederán más cosas malas que buenas y a las positivas más cosas buenas que
malas.
Pero
esto que estamos hablando, también podemos extrapolarlo a lo que será nuestra
experiencia al otro lado de la barrera de la muerte. Si estamos obsesionados
con la idea del mal, nos toparemos con situaciones malignas; si creemos en el
demonio, nos encontraremos con demonios, pero no porque estos existan sino
porque nuestros pensamientos y emociones crearán la forma mental de un demonio
sin que nos demos cuenta y sin comprender que sólo se trata de la proyección
mental que nosotros hemos realizado inconscientemente.
Y
todo esto, lo negativo, es un círculo vicioso que nos irá atrapando y del que
cada vez nos resultará más difícil salir; pero por otra parte, la visión amable
y positiva de la vida aquí y de la vida tras la muerte, es igualmente un
círculo que nos atrapará pero en este caso en una espiral de felicidad de la
que no querremos salir.
Hay
otros mundos, pero están en este…
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Si
estás deprimido, si tu vida es un desastre y sólo ves y padeces negativo por
todas partes, entonces no trates de vislumbrar ni de adentrarte en esa otra
realidad porque te lastraría ese equipaje que llevas. La depresión, lo negativo,
es un mal compañero de viaje que te amargará cualquier experiencia y
transformará el más mágico día en una auténtica pesadilla. Lo primero que debes
hacer es desprenderte de esa costra de pesimismo, aceptar tu realidad en este
mundo físico y tratar de aportar a tu vida pequeñas gotas de optimismo y
positivismo, porque en el más sombrío de los paisajes siempre hay un pequeño
lugar para la esperanza, para lo bello, para lo bueno. Siempre hay un flor que
crece entre las grietas del asfalto, siempre se puede escuchar el trino de un
pájaro entre el ruido de los coches, siempre puede haber una pausa ese dolor
que padeces, siempre te puede consolar esa música que te gusta, siempre puede
haber alguien que te abrace o que te escuche, siempre puede haber una ráfaga de
viento que te reconforte al menos un instante… Quédato con todos esos pequeños
momentos.
Cuando
hayas conseguido limpiar tu mente de lo negativo y estés en paz contigo mismo,
entonces será el momento de mirar hacia el otro lado. Todo viaje interno nos
llevará a encontrar belleza y nos descubrirá el significado de todas las cosas,
pero en ese viaje debemos poner de nuestra parte todas nuestras capacidades y
explorar esas otras dimensiones con el mismo asombro y entusiasmo que un niño
pequeño cuando descubre el mejor y más esperado regalo.
Hay
que llegar sin ideas preconcebidas y sin el lastre que suponen la depresión, el
pesimismo y la negatividad.
Mientras
consideres que sólo hay mal en esta vida, que tu vida es desgraciada, que sólo
estás rodeado de sucesos negativos y todo te sale mal, eso significará que aún
no estás preparado para ascender a un nivel superior.
Si
crees que todas las personas son malas, no podrás experimentar la bondad de
otras personas y estas, a su vez, te
mostrarán siempre su peor lado. Proyectarás en otras personas tu aversión, tus
sentimientos negativos, y eso mismo es lo que recibirás tal como sucedería si te
mirases en un espejo.
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Todo
lo que hacemos tiene un significado y un propósito, pero no sólo durante
nuestra vida cuando estamos despiertos, sino también durante nuestra vida
cuando estamos durmiendo. Allá en los sueños vivimos aventuras, nos relacionamos
con otras personas, algunas de las cuales son desconocidas para nosotros en la
vida despierta, hacemos todo tipo de cosas y conseguimos objetivos. Toda esa
vida que vivimos, tanto en actividad como en relación con otras personas, es
semejante a la vida que viviremos al otro lado de eso que llamamos muerte.
Pero
como ya hemos comentado en otras ocasiones, casi nada de lo que nos sucede en
estado de sueño somos capaces de recordarlo al despertar; en cambio en nuestra
vida durante esas etapas que llamamos “sueño” sí que tenemos memoria y tenemos
recuerdos y nos relacionamos de forma regular con otras personas y tenemos un
día a día continuo de actividad, relación y sentimientos.
En
realidad toda la vitalidad y creatividad que tenemos durante nuestra vida
despierta se alimenta de esa otra vida que llevamos en la etapa de los sueños.
Pero, como dicen algunos, quizás la otra vida, la real, es esa de los sueños y
nosotros aquí, ahora, sólo somos una proyección física de nuestro ser en la
etapa de los sueños.
No
hay casualidades, son otra cosa muy distinta…
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Hasta
ahora hemos hablado de que no existe el tiempo, pero nos faltaba una
demostración real de tal afirmación, y he recordado que existe una demostración
real tras leer estas palabras: “En la vida física existe un intervalo entre la
concepción de una idea y su realización física”. Ha sido, tras leer esto, que
he recordado algo que narró Sigmund Froid en su libro “La interpretación de los
sueños”.
Relata
en su libro un sueño que le contó un paciente. La acción se desarrollaba
durante la Revolución francesa. En ese ambiente vivía un montón de peripecias,
pero al final lo apresaban y lo condenaban a la guillotina. Caminaba hacia el
patíbulo, se arrodillaba ante la guillotina, ponía su cabeza bajo el filo,
descendía la cuchilla, sentía el corte frío del metal seccionándole el cuello…
y despertó. Pero ¿por qué despertó? Abrió los ojos y comprobó cómo se había
desprendido de un adorno que tenía en la pared una varilla de metal la cual le
había golpeado justo en el cuello.
En
el mismo instante en que esa varilla de metal golpeó su cuello tuvo lugar todo
el sueño, una larga historia en el cual habían pasado tantas cosas que llevaría
muchas páginas poder relatar, pero el final de esa historia coincidía exactamente
con el momento en que la varilla golpeó su cuello.
En
otras palabras: Una varilla se desprende de un adorno en la pared, golpea tu
cuello y te hace despertar. En esa misma fracción de segundo en que te
despiertas, tu ser interno es capaz de construir una larga historia que culmina
en ese momento; algo así como empezar a construir la historia desde el final
hacia el principio. Como en el mundo de los sueños no existe el tiempo, es
posible hacerlo y por eso ambos finales (la caída de la varilla y la caída de
la guillotina) pueden coincidir.
De
otra forma ¿cómo explicar que una larga historia vivida en sueños vaya a
adivinar en qué momento de la noche se desprende una varilla de un adorno para
caer exactamente en el cuello de la persona que está soñando y que coincida con
el momento en que cae la hoja de la guillotina y no en cualquier otro momento
de la historia. Si se aplicase el razonamiento de que sí existe el tiempo, esa
varilla habría caído y despertado a esa persona en cualquier momento de esa
larga historia, y no justamente en el momento coincidente con la caída de la
guillotina. Aplicando el razonamiento de que sí existe el tiempo, esa
coincidencia sería tan asombrosa que sinceramente resulta increíble.
Eso
que tú llamas “casualidades” o “curiosas coincidencias” son otra cosa muy
distinta…
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Cuando
soñamos que estamos volando –por ejemplo- estamos volando realmente. Los sueños
tienen tanta realidad (o más) que la vida que llevamos cuando estamos
despiertos. En estado de sueño podemos
hacer todo cuanto nuestra imaginación y voluntad desee. Podemos hablar con
personas que se encuentran a muchos kilómetros de distancia… o que ya han
muerto; podemos visitar lugares en los que ya estuvimos alguna vez aunque ahora
ya hayan dejado de existir; podemos ir atrás o adelante en el tiempo; podemos
desplazarnos de forma instantánea de un lugar a otro e incluso estar al mismo
tiempo en lugares e incluso épocas diferentes; podemos detener el tiempo y
cambiar el curso de los acontecimientos; podemos recibir enseñanzas y compartirlas
con los demás; podemos realizar todo tipo de actividades; podemos solucionar
problemas…
Todo
lo que he expuesto en el párrafo anterior es lo que podremos hacer cuando
hayamos muerto y estemos vivos al otro lado. Por eso son tan importantes los sueños
y el aprender a recordarlos, porque nos van familiarizando con lo que
encontraremos después. Y siempre resultará más agradable llegar a un entorno
que nos resulta familiar que arribar a un lugar que no es completamente
desconocido.
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conciencia…
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Cuando
hemos venido a este mundo físico lo hemos hecho aceptándolo como un reto, un
reto que nos ponemos a nosotros mismos para aprender, para perfeccionarnos,
para experimentar. Una vez llegado aquí, encorsetados en este mundo físico, nos
es muy difícil concebir otras realidades y mucho menos otras realidades que no
tengan las limitaciones físicas que tenemos aquí.
Estamos
tan apegados a este mundo que nos cuesta admitir que nuestro “yo” de los sueños
es más creativo, más eficaz, más productivo… que nuestro “yo” físico. Optamos
por lo más fácil: negar todo aquello que perturbe nuestro estado actual. Si
ponerse a pensar sobre conceptos tales como eternidad, infinito, tiempo,
especio, etc. nos causa agobio y desasosiego porque nos demuestra lo poco que
sabemos, la solución que adoptamos es la técnica del avestruz: escondemos la
cabeza para ignorarlo. Por eso a la mayoría de la gente no le gusta pensar
sobre estos conceptos y prefiere la comodidad que proporciona el ignorarlos.
Pero conceptos tales como ignorancia, comodidad, etc. son enemigos acérrimos
del progreso, del perfeccionamiento, de la superación, de la evolución… y son
estos últimos conceptos los que suponen la verdadera razón de nuestro existir.
Como
bien he leído en algunos de los libros que me han inspirado estos comentarios:
“Es mucho más fácil suponer que todas esas experiencias que vivimos en los
sueños son simbólicas, no literales”.
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Cuando
estamos despiertos nos acordamos de muchas cosas, tenemos una buena memoria
para recordar las cosas que hemos hecho en el pasado; cuando dormimos, también
tenemos memoria de todo lo que hemos “vivido” durante las etapas anteriores de
sueño. Al igual que en nuestra vida despierta hay una continuidad de
actividades y recuerdos, también en nuestro mundo de los sueños hay una
continuidad de todo lo que hacemos y experimentamos cuando soñamos.
Al
igual que una parte de nuestro ser es consciente y recuerda todo lo que hacemos
mientras estamos despiertos, otra parte de nuestro ser es consciente y recuerda
todo lo que hacemos mientras soñamos. El problema es que, una vez despiertos,
no somos capaces de sintonizar con nuestro ser de los sueños. Esto es algo así
como cuando queremos escuchar la radio en un lugar de poca cobertura y/o muchas
interferencias: captamos algo, pero sólo a intervalos, y todo ello envuelto en
ruido de fondo que no nos deja comprender muy bien de qué están hablando. Eso
mismo nos sucede cuando estamos despiertos: Tratamos de recordar lo que hemos
soñado, pero sólo somos capaces de recordar algunos fragmentos aislados e
inconexos que nos dan esa sensación de caos, de cosas absurdas e ilógicas; pero
eso es –precisamente- porque son fragmentos sacados fuera de contexto.
Lo
más curioso de todo esto es que nuestro ser despierto cree que es él quien está
vivo y que su otro ser, el de los sueños, es sólo eso: sueños. Por el
contrario, nuestro ser de los sueños tiene muchas más capacidades que nuestro
ser despierto, ya que no está atado ni limitado por el mundo físico, y por eso,
para él, nuestra vida actual es un sueño y la vida real es la suya.
Es
lo que se ha dicho muchas veces: ¿No será que el sueño es la vida real y esto
de ahora, cuando estamos despiertos, es simplemente un sueño?
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ejemplo de cómo se pueden contar las cosas de forma atractiva y sin enrollarse…
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Nuestra
vida durante la etapa del sueño es algo muy parecido a lo que nos encontraremos
cuando muramos. Y digo “algo parecido” en vez de decir “exactamente igual”
porque la mayor parte de lo que soñamos no lo recordamos y esto hace que lo
poco que recordamos nos parezca raro, inconexo e incluso caótico.
Pero
¿por qué no recordamos todo lo que soñamos? Muy sencillo: Estamos tan atados a
este mundo tridimensional que no somos capaces de comprender una actividad que
se mueva en diferentes entornos como, por ejemplo, la ausencia de conceptos
como el tiempo y el espacio. En nuestro estado actual de desarrollo y en las
condiciones que nos da esta existencia, no podemos actuar en más de un entorno,
no podemos estar en varios sitios al mismo tiempo, no podemos avanzar o
retroceder en el tiempo a nuestra voluntad, no podemos cambiar el curso de los
acontecimientos… y en cambio en el mundo de los sueños, sin todas las
limitaciones físicas que ahora nos atan, sí que somos capaces de hacer todo
eso.
Mientras
dormimos seguimos vivos y entramos en un estado creativo y coherente en el que
llevamos a cabo muchas actividades sin limitaciones físicas, pero –como ya
digo- la mayor parte de todo lo que hacemos en ese estado no lo recordamos.
Aun
así, lo poco que recordamos de los sueños nos puede dar una pequeña idea de
cómo será nuestra vida cuando pasemos al otro lado.
Se
me ha ocurrido una analogía, un ejemplo muy gráfico, para explicarte y que
comprendas eso tan difícil de comprender como es no existencia del tiempo.
Quizás conozcas algunos libros (en general están editados para chicos jóvenes)
en donde te anuncian que en ese libro tú eres el protagonista, tú eres el que
decide qué pasará, y comienzan a contarte una historia, generalmente de
aventuras.
Al
llegar a una página determinada se para la narración y te plantean una
elección: (1) Si quieres que el protagonista encuentre el tesoro, pasa a la
página tal. (2) Si quieres que lo capturen los piratas, vete a la página tal.
(3) Si quieres que se pierda en la isla, vete a la página tal.
En
ese momento tú tienes que decidir qué curso va a tomar la historia y eliges una
de esas tres alternativas y continúas leyendo el libro en la página a la que te
han enviado. Allí se suceden nuevos acontecimientos y un poco más adelante, en
otro momento crucial de la historia, te plantean tres nuevas alternativas y tú
tienes que decidir y elegir una de ellas para continuar leyendo. Y así varias
veces a lo largo del texto del libro.
Al
final habrás leído una historia, pero si decides volver a leer el libro y tomar
otras decisiones, te darás cuenta que esa nueva historia es diferente. Y así
sucesivamente. Es el mismo libro, es el mismo texto el que está escrito, y sin
embargo, cada vez que comienzas a leerlo y a tomar decisiones, la historia se
va por un camino o por otro.
Pues
esta vida que estás viviendo es lo mismo. Ya está todo escrito y tú eres el que
decide por dónde quieres seguir leyendo (experimentando) tu propia historia
(esta experiencia física).
La
única diferencia con el ejemplo anterior es que ese libro te ofrece tres
alternativas en cada capítulo, mientras que tu vida actual te ofrece millones
de alternativas (infinitas posibilidades) en cada fracción de segundo de tu
existencia. Ahora mismo tú puedes dejar de leer este blog y salir a la calle, o
parar un momento y llamar a alguien por teléfono y hacer planes, o… infinitas
posibilidades tras las cuales tu historia se desarrollará de maneras distintas.
Todo eso ya está escrito, pero eres tú quien decide a cada instante por dónde
quieres seguir, por dónde quieres seguir experimentando esta realidad.
Parecía
una serie de televisión superficial, de entretenimiento, pero escondía un
mensaje secreto…
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Estás
sentado tranquilamente en el salón de tu casa. Miras hacia la mesa que tienes
delante, con un refresco y un libro (bueno, eso era antes, ahora hay que decir:
con un refresco y el móvil al lado). Estás pendiente del móvil, quizás porque
esperas una llamada. Tu atención está centrada tanto en él que no te das cuenta
que a tu alrededor hay una mesa grande y unas sillas, que hay otro sofá y un televisor,
que hay una librería con objetos de adorno y algún libro. Nada de eso percibes,
porque sólo estás mirando el móvil esperando esa llamada y quizás también miras
de vez en cuando el vaso de refresco para calmar tu sed. Según esto, sólo
existen el vaso con refresco y el móvil; nada más. Y sin embargo tú sabes que
sí que hay más cosas en la habitación.
Algo
así sucede con las otras realidades, con los otros mundos que coexisten con
este. Todos están juntos, simultáneos, ocupando el mismo tiempo y lugar aunque
ya hemos dicho que esos conceptos “tiempo” y “espacio” no existen, sino que son
interpretaciones nuestras.
Las
otras realidades están aquí mismo, a tu lado, pero tu cortedad de miras no es capaz
de verlas. Algunas personas, a través de la meditación, son capaces de
sintonizar muy levemente con otras realidades y recibir de ellas inspiración y
conocimiento. Y tú mismo, aunque no seas consciente de ello, también recibes de
vez en cuando esa ayuda externa, proveniente de otras realidades, sólo que les
das otros nombres diferentes como, por ejemplo: inspiración, estado de ánimo,
emoción, etc.
Una
selección de artículos que no se parecen a nada que hayas leído anteriormente…
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diferentes”: https://amzn.to/3Gwdrji
Más
adelante volveremos sobre este tema porque es muy difícil de asimilar, pero
ahora haremos un breve apunte. El tiempo no existe como tal, los
acontecimientos no se suceden unos a otros. Esto es como un libro; todas las páginas
ya están escritas y lo que tú estás haciendo ahora es concentrar tu mente en
una línea y seguir paso a paso las demás líneas del texto.
¿Y
el espacio? El espacio concebido como distancia no existe, es una simple
ilusión. Concebimos que para trasladarnos de un lugar a otro se necesita un tiempo
determinado, pero si como decimos no existe el tiempo, entonces tampoco existe
el espacio.
Pero
¿por qué nos parece que necesitamos tiempo para ir de un lugar a otro? Una
forma sencilla de explicarlo sería decir que es por la distinta intensidad que
necesitamos para percibirlo; a más intensidad, más lejos nos parece. Para coger
el bolígrafo que has dejado encima de tu mesa, necesitas muy poca intensidad,
por eso te parece que lo tienes al lado; por el contrario, para coger ese mismo
bolígrafo de la estantería de una papelería, necesitas mucha más intensidad de
experiencias físicas: la experiencia de salir de casa, de caminar por la calle,
de llegar a la papelería, de cogerlo de la estantería…
Después
de la muerte no necesitamos tiempo ni tampoco existirán para nosotros las
distancias.
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Tú
puedes tocar cualquier objeto “sólido” y deducir que es algo compacto, duro, “sólido”
como su propio nombre indica. Da igual lo que sea, un bloque de hierro, una
piedra, una simple rama de un árbol o tu propio brazo. Pero si pudieses ir
ampliando tu visión sobre lo que son esos cuerpos, si tuvieses a tu disposición
un microscopio tan especial que te permitiese agrandar la imagen, y volverla a
agrandar otra vez, y así sucesivamente, verías cómo al final te dabas cuenta
que todos esos objetos (incluido tu propio brazo) están formados por átomos, y
los átomos están separados unos de otros, lo cual quiere decir que cualquier
cuerpo “sólido” no es más que una serie de átomos que “bailan” en el espacio,
de tal forma que –hipotéticamente- un pequeño objeto, que fuese tan pequeño
como los espacios de vacío que existen entre los átomos, podría atravesarnos y
atravesar todos esos objetos sólidos sin tocarlos. Es por eso que digo que la
materia “sólida” como tal, no existe.
Ahora
bien ¿qué nos da esa sensación de solidez? Nos la da la vibración, y es que
todos los átomos están en constante vibración y por eso nos dan una apariencia
de solidez. Es algo así como las aspas de un ventilador; las vemos girar a tal
velocidad que nos da la sensación de que se trata de un disco sólido que gira,
y sin embargo sabemos que entre aspa y aspa hay un hueco, hay un espacio vacío.
Tu
cuerpo físico y tu mundo físico, esas dos cosas que te dan tanta seguridad
porque “los puedes tocar” en realidad te están engañando porque no son sólidos
sino un inmenso vacío en el que vibran muchos átomos. Esa vibración es la que
da la apariencia de vida y de existencia, pero en realidad la vida y la
existencia es el alma espiritual que momentáneamente habita tu cuerpo.
Poesía
y arquitectura tienen mucho en común…
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Algunos
piensan que el cielo está allá arriba, en lo más alto del azul y las nubes de
nuestra atmósfera; otros piensan que está en otros planetas; otros creen que
está en otras dimensiones… pero todo esto es porque estamos condicionados por
nuestro mundo físico y nos resulta imposible concebir cosas que choquen con las
leyes físicas. Por ejemplo, somos incapaces de comprender conceptos como
infinito o eternidad; pensamos que todo tiene un principio y un fin… y un lugar
específico. Y a eso vamos…
Lo
que llamamos cielo, el lugar al que iremos después de muertos (de muerto
nuestro cuerpo, no nosotros), no tiene ninguna ubicación específica. Es un
entorno –por llamarlo de alguna manera- que existe en este mismo lugar en donde
estamos ahora, con la particularidad de que no somos capaces de percibirlo.
Hay
muchas realidades y todas coexisten de forma conjunta aunque sólo seamos
capaces de percibir una sola, aquella en la que estamos. Cuando morimos, nos
despojamos de esa esclavitud, de esa ceguera de lo material y lo físico, y es
entonces cuando podemos sintonizar con esas otras realidades y comprender a
dónde hemos ido.
Hay
países que no parecen de este mundo…
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Llega
ese instante “final”, el de la muerte, y tu alma sale de tu cuerpo. ¿Cómo te
percibes –entonces- a ti mismo? No te sentirás como un fantasma, sino que te
verás a ti mismo con un cuerpo que será aquél con el que tú te sientas
identificado. Nadie del mundo físico podrá verte, pero sí te verán los
familiares y amigos fallecidos que vengan a darte la bienvenida y acompañarte a
tu nueva morada. ¿Y cómo te verán ellos? Pues cada uno de ellos te verá de una
forma distinta, aquella con la que cada uno de ellos estuviese más
familiarizado.
He
aquí pues, que al dejar tu cuerpo entras en otro cuerpo, pero este otro cuerpo
tiene un aspecto diferente según quien sea el que lo mire, y sólo los que ya
están al otro lado podrán verlo.
¿Y
qué puedes hacer con ese nuevo cuerpo? Esto te resultará más familiar, puesto
que lo has experimentado muchas noches mientras soñabas: Puedes volar, puedes
trasladarte instantáneamente de un lugar a otro e incluso estar en varios
lugares diferentes al mismo tiempo, puedes avanzar y retroceder en el tiempo,
puedes cambiar el curso de los acontecimientos… en realidad puedes hacer todo
aquello que dicte tu pensamiento, excepto… coger o mover objetos de nuestro
actual mundo físico.
En
cuanto a ese controvertido punto de la apariencia “visual” de ese nuevo cuerpo,
algunos escogen aquél cuerpo que tenían cuando se encontraban en lo más alto de
sus capacidades físicas, sin tener en cuenta la edad que tuvieran entonces;
otros, en cambio, eligen el cuerpo que tenían cuando alcanzaron su mayor
desarrollo mental o espiritual, independientemente de la edad, salud o estado
físico que tuvieran entonces. Aun así, los seres queridos con los que estaremos
al otro lado, nos verán –cada uno de ellos- con la forma que a cada uno de
ellos les resultó más agradable, entrañable o familiar.
Pero
lo más importante: Sea cual sea la forma “visual” que elijas para ese nuevo
“cuerpo no cuerpo”, te sentirás muy a gusto con ella.
El
misterio que escondía esta popular serie de televisión, ha sido descubierto…
“La
Biblia de Falcon Crest”: https://amzn.to/30PpmGM
Cuando
uno emprende un viaje lo mejor es ir ligero de equipaje. Esto lo habrás
comprobado muchas veces; cuantas más cosas lleves a un viaje, más engorroso te
resultará todo. Cuando partimos hacia el otro lado sucede igual. Si tienes tu
alma en paz, te será más cómodo el viaje. Pero ¿qué pasa con aquellos que han
dejado pendiente algún asunto importante y están obsesionados con ello?
Cuando
se está obsesionado con algún proyecto importante sin acabar o con asuntos
pendientes que has dejado sin aclarar o resolver, es normal que no quieras
morir sin haberlo solucionado.
Pero
no estás solo. Tienes ayuda. Para ayudaros en dicho trance hay guías especiales
que nos ayudarán a entender la nueva situación y sucede, algunas veces, que estamos
tan absortos y concentrados en nuestra realidad física y en nuestros problemas
cotidianos, que no somos capaces de percibir esa ayuda espiritual que nos llega
desde el exterior.
Como
siempre se ha dicho: “Una excesiva concentración emocional en la realidad
física, puede frenar el desarrollo espiritual posterior”.
El
yo que somos, el yo que nos gustaría ser… ¿y si hubiese un tercer yo?...
“Sigue
esperando”: https://amzn.to/3cCNEcn
¿Hay
un hotel esperándonos cuando atravesamos la barrera de la muerte y llegamos al
otro lado? Pues –según dicen algunos místicos y visionarios- parece ser que sí,
que algo parecido a un hotel nos espera al otro lado.
En
primer lugar hay que señalar que esa experiencia de la llegada no es igual para
todos y esto condiciona el tipo de “alojamiento” que nos den. Para aquellos que
están muy enfocados en la realidad física, que no creen en el mundo espiritual,
y para aquellos otros que –por la causa que sea- necesitan un periodo de
adaptación y reposo, hay algo así como hospitales o casas de retiro en donde permanecerán
hasta que se den cuenta que no hay nada malo en ellos, que la naturaleza de sus
creencias es la que determina las condiciones de su vida, y en ese lugar
permanecerán hasta que vayan comprendiendo la nueva realidad a la que han
accedido.
Para
otros, más avanzados espiritualmente –dentro de las limitaciones propias de
este mundo físico que abandonaremos con la muerte- les espera algo así como
unos “centros de aprendizaje” en donde se les explica la naturaleza de la
realidad según sea la capacidad de cada uno para entenderla y percibirla.
Despedirse
antes de tiempo…
“Palabras
de despedida”: http://amzn.to/3low8fS
Datos
de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de UNICEF ponen de relieve cómo
hemos retrocedido 10 años en la atención sanitaria y los cuidados básicos de
salud que se venían prestando a los habitantes de los países y regiones más
pobres del planeta. El motivo: la pandemia de Covid-19 que hizo invisible todo
lo demás y concentró la atención sanitaria en una sola enfermedad y en los
países ricos. El culpable: Los poderes económicos y políticos que gobiernan el
mundo, los cuales utilizaron esta pandemia para establecer lo que ellos mismos
llamaron públicamente y sin ningún sonrojo “el nuevo orden mundial”, un nuevo
orden mundial que consiste en que los ricos son ahora más ricos y todos los
demás somos más pobres.
Por
si tienes interés en conocer algunos de estos datos, aquí te dejo el enlace en
donde el Colegio de Médicos de Madrid abordó este problema:
https://azpressnews.blogspot.com/2023/07/la-pandemia-ha-tumbado-los-esfuerzos-de.html
Así
tumbaron de un plumazo nuestro estilo y calidad de vida…
“Diario
del caos”: https://amzn.to/3eJqYd8