Nuestra
vida durante la etapa del sueño es algo muy parecido a lo que nos encontraremos
cuando muramos. Y digo “algo parecido” en vez de decir “exactamente igual”
porque la mayor parte de lo que soñamos no lo recordamos y esto hace que lo
poco que recordamos nos parezca raro, inconexo e incluso caótico.
Pero
¿por qué no recordamos todo lo que soñamos? Muy sencillo: Estamos tan atados a
este mundo tridimensional que no somos capaces de comprender una actividad que
se mueva en diferentes entornos como, por ejemplo, la ausencia de conceptos
como el tiempo y el espacio. En nuestro estado actual de desarrollo y en las
condiciones que nos da esta existencia, no podemos actuar en más de un entorno,
no podemos estar en varios sitios al mismo tiempo, no podemos avanzar o
retroceder en el tiempo a nuestra voluntad, no podemos cambiar el curso de los
acontecimientos… y en cambio en el mundo de los sueños, sin todas las
limitaciones físicas que ahora nos atan, sí que somos capaces de hacer todo
eso.
Mientras
dormimos seguimos vivos y entramos en un estado creativo y coherente en el que
llevamos a cabo muchas actividades sin limitaciones físicas, pero –como ya
digo- la mayor parte de todo lo que hacemos en ese estado no lo recordamos.
Aun
así, lo poco que recordamos de los sueños nos puede dar una pequeña idea de
cómo será nuestra vida cuando pasemos al otro lado.
Hay otra realidad que no vemos… y está aquí al lado.
“No son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
No hay comentarios:
Publicar un comentario