Capítulo 37.- "Se venden dos libros muy antiguos"
Mariano estaba fastidiado. Llevaba días persiguiendo a Adolfo –quien le daba largas porque se temía que le llamaba una vez más para pedirle pasta- pues necesitaba con urgencia tratar con él la manera en la que podría sacar beneficio de aquellos libracos viejos que descansaban encima del armario de su dormitorio. Los había escondido bajo una manta, no fuera que a su madre le diera por fisgonear, como aquella vez que se encontró bajo el colchón unos números atrasados del Playboy y le montó un espectáculo de agárrate y no te menees, en el que, debido a los gritos que profirió, participaron del incidente varias las vecinas del bloque para sonrojo del pobre Mariano...
Todavía recordaba con amargura aquél episodio y tenía vivas en su mente aquellas imágenes; y si no se iban nunca de su mente era porque cada poco tiempo siempre había alguna mojigata con la que se cruzaba en la calle y tenía que soportar sus miradas de desaprobación cuando no las risitas sofocadas de alguna jovencita en la edad del pavo, con la que se topaba en el ascensor. Por eso quería quitarse de encima y cuanto antes aquellos libros; por eso y porque andaba tieso, no tenía ni para llegar a fin de mes y cualquier inyección de liquidez le venía de miedo.
Así pues, Mariano empezó a maquinar la manera de desembarazarse de los ejemplares él solito. De ese modo, no tendría que compartir ni un euro con el desagradecido de Adolfo, que le había dejado en la estacada. Y la inspiración le llegó en forma de URL: www.ebay.es. Primeramente hizo unas fotos con el móvil a los libros, poniéndolos de frente, de costado y tumbados, para que se vieran desde todos los ángulos. A continuación introdujo la contraseña de su cuenta de ebay y, ni corto ni perezoso, le dio al botón de “vender”.
Los ubicó en la categoría de “coleccionismo” y subió hasta 4 fotos para que no quedara duda de la calidad del producto. En la descripción especificaba: “Se venden dos libros muy antiguos. El primero tiene escrito en la tapa algo como "Liber Sancti Iacobi" y el otro, aunque se ve muy mal, algo así como "de Liebana". No son de papel, sino de una especie de tela dura, podría ser cuero o similar, lo que da una idea de lo antigüísmos que son. Los dos van cosidos a mano, se ve que no es encuadernación moderna. Los dos tienen dibujos muy originales y con mucho colorido, como dragones, santos, cielos con estrellas y plantas, todo muy ornamentao y de estilo muy barroco (esto último lo borró, pues no sabía a ciencia cierta si el estilo era barroco o qué era, lo había puesto sólo porque le sonaba bien). Muy raros y muy difíciles de encontrar. Especiales para coleccionistas de antigüedades”.
Después de tirarse sus buenos 40 minutos con la redacción anterior, Mariano llegó al apartado del precio, y quedó pensativo. No quería pedir ni mucho ni poco por ellos, pero no tenía ni idea de lo que podrían valer. Los puso a la venta los dos por 200 euros, e incluyó en su anuncio la opción “o mejor oferta”, por si alguien estaba interesado y él se había pasado con el precio. Era un tío razonable y no iba a discutir por 20 o 25 euros... de más o de menos.
Una vez cumplimentadas todas las especificaciones le dio a la pestaña de “poner a la venta”. A continuación le apareció una ventana en la que se le indicaba que la reproducción o venta de artículos falsificados o robados era ilegal, pero Mariano pasó por alto el aviso, pues tenía claro que sus libracos eran bien antiguos -no hacía falta entender mucho para darse cuenta de eso- y él no los había robado ni tenía constancia que nadie los hubiera robado; él, simplemente, se los había encontrado.
De esta manera, en la web de ebay
en España, aparecieron a la venta esa misma tarde dos ejemplares de códices
antiguos que no pasaron en absoluto desapercibidos a los ojos expertos que se
encontraban en la red, ávidos de descubrir tesoros insospechados...
Continuará...
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