Capítulo 77.- Joder, joder, joder
Pedro
le dio un buen trago a su solysombra y salió a la calle a fumar. Cuando estaba
encendiendo el cigarrillo, le saludó Rita, la dueña de la tintorería del barrio
que era la que le dejaba a Pedro los trajes y las camisas tan impecables que
siempre habían llamado la atención de los médicos a los que visitaba.
- Pedrito, tú siempre hecho un pincel. Cómo te cuida la señora.
- También la percha cuenta –contestó para no entrar en detalles sobre la nula atención que ponía Tita en su vestimenta laboral.
Ella estaba a su Thermomix y sus trapitos. Hay que ver lo que dejaba de margen esa tontería. Porque Violeta no paraba de comprarse cosas y de las caras. “Mejor así… si lo tuviera que pagar yo… no me llegaba el sueldo ni aunque me hicieran CEO”, reflexionó mientras le daba las últimas caladas a su pitillo. Entró otra vez justo cuando Nacho le llevaba el desayuno.
- Aquí lo tiene, como le gusta, y tomate maduro de verdad, de mi pueblo Villanueva de la Vera (Cáceres), que me los traje ayer domingo.
- Gracias Nachete, porque estás casado que si no te pedía en matrimonio, ahora que se puede.
- Que cosas tiene don Pedro -le contestó.
Pedro empezó a comerse la tostada, abriendo la libreta al azar.
Y leyó:
“La verdad es que no sé que me da más placer, si tirar- me a Violeta o pensar la cara del listillo del Bareta cuando se
entere. Porque se va a enterar. Y si no, se lo voy a soltar en la cara cuando se ponga chulito en un reunión de ciclo y se ponga gallito por la mierda de sus resultados”.
De repente lo vio todo claro. Cornudo y apaleado.
Pedró notó un fuerte pinchazo en el pecho, agudo, profundo, doloroso. Le faltaba el aire. Perdía la respiración. Se apretó en la zona del corazón para intentar amortiguar esa cuchillada. Se le nublaba la vista. Intentó hablar…
- Na... Nacho, ayúdame… por fav…
Y cayó al suelo arrastrando con su brazo, la copa de solysombra, el café, la tostada, el Marca y la libreta.
Nacho gritó:
- ¡Don Pedro! ¡Qué le pasa! ¡La puta! Viriato llama al 112. Joder… déjalo todo. ¡Que se nos muere. Joder. Joder. Joder!
- Pedrito, tú siempre hecho un pincel. Cómo te cuida la señora.
- También la percha cuenta –contestó para no entrar en detalles sobre la nula atención que ponía Tita en su vestimenta laboral.
Ella estaba a su Thermomix y sus trapitos. Hay que ver lo que dejaba de margen esa tontería. Porque Violeta no paraba de comprarse cosas y de las caras. “Mejor así… si lo tuviera que pagar yo… no me llegaba el sueldo ni aunque me hicieran CEO”, reflexionó mientras le daba las últimas caladas a su pitillo. Entró otra vez justo cuando Nacho le llevaba el desayuno.
- Aquí lo tiene, como le gusta, y tomate maduro de verdad, de mi pueblo Villanueva de la Vera (Cáceres), que me los traje ayer domingo.
- Gracias Nachete, porque estás casado que si no te pedía en matrimonio, ahora que se puede.
- Que cosas tiene don Pedro -le contestó.
Pedro empezó a comerse la tostada, abriendo la libreta al azar.
Y leyó:
“La verdad es que no sé que me da más placer, si tirar- me a Violeta o pensar la cara del listillo del Bareta cuando se
entere. Porque se va a enterar. Y si no, se lo voy a soltar en la cara cuando se ponga chulito en un reunión de ciclo y se ponga gallito por la mierda de sus resultados”.
De repente lo vio todo claro. Cornudo y apaleado.
Pedró notó un fuerte pinchazo en el pecho, agudo, profundo, doloroso. Le faltaba el aire. Perdía la respiración. Se apretó en la zona del corazón para intentar amortiguar esa cuchillada. Se le nublaba la vista. Intentó hablar…
- Na... Nacho, ayúdame… por fav…
Y cayó al suelo arrastrando con su brazo, la copa de solysombra, el café, la tostada, el Marca y la libreta.
Nacho gritó:
- ¡Don Pedro! ¡Qué le pasa! ¡La puta! Viriato llama al 112. Joder… déjalo todo. ¡Que se nos muere. Joder. Joder. Joder!
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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