miércoles, 27 de septiembre de 2017

A mayor cerebro, peor cuerpo

Los neandertales tenían mayor capacidad craneal que los humanos actuales, concretamente 1.520 centímetros cúbicos frente a los 1.195 del hombre moderno. Esta mayor capacidad hizo que su desarrollo fuera algo diferente al del ser humano actual. El coste energético del crecimiento anatómico del cerebro moderno es inusualmente alto, especialmente durante los periodos de lactancia y durante la infancia, por lo que parece requerir una desaceleración del crecimiento del cuerpo, así que si los neandertales tenían mayor capacidad cerebral que el hombre actual es lógico que sus patrones de desarrollo y maduración también fueran diferentes. “Desarrollar un cerebro grande tiene un gasto energético importante, por lo que dificulta el crecimiento de otras partes del cuerpo. En los sapiens, el desarrollo del cerebro durante la niñez tiene un alto coste energético, por lo que el desarrollo del resto del cuerpo se ralentiza”, ha declarado el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Antonio Rosas.
En las investigaciones subsiguientes al descubrimiento de un esqueleto de un niño neandertal (tenía 7,7 años en el momento de su muerte, pesaba 26 kilos y medía 111 centímetros) su cerebro había alcanzado 1.330 centímetros cúbicos en el momento de su muerte, es decir, un 87,5% del total antes de los ocho años. A esa edad, un niño actual ya ha terminado de desarrollar toda su capacidad craneal.

Las especies regulan su crecimiento de forma distinta para adaptar su consumo de energía a sus características físicas, por ello el patrón de maduración vertebral y el crecimiento del cerebro, así como las restricciones de energía durante el desarrollo, podrían haber marcado la forma anatómica de los neandertales.

En todos los homínidos, las articulaciones cartilaginosas de las vértebras torácicas medias y el atlas son las últimos en fundirse, pero en este neandertal la fusión se produce alrededor de dos años más tarde que en los humanos modernos. Es por ello que “el retraso de esta fusión en la columna vertebral podría reflejar que los neandertales tenían un desacoplamiento de ciertos aspectos en la transición de la infancia a la fase juvenil. Aunque las implicaciones son desconocidas, este rasgo podría estar relacionado con la característica forma expandida del torso neandertal o con el crecimiento más lento del cerebro”, afirma Rosas.

El descubrimiento de este esqueleto se ha realizado en la cueva de El Sidrón (Asturias), fuente de la mejor colección de restos fósiles de neandertales que existe en España. El estudio ha sido publicado en la revista “Nature”.

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