Cuando trabajaba en AstraZéneca nos daban clases de inglés,
a los que no sabían para que aprendiesen, y a los que sabíamos para que lo
mejorásemos. En una ocasión nos habían dividido en grupos y yo estaba en un
grupo de cinco compañeros, todos con el mismo nivel, por lo que nuestras clases
se limitaban a hacer prácticas de conversación. Aquél año el profesor era un
chico joven, nativo inglés... o nativo no se de dónde por lo que voy a relatar.
En el transcurso de una de aquellas conversaciones nos contó
que había venido a España para aprender español y gracias a las clases de
inglés se iba pagando los gastos que esta estancia le suponía. Nos contó que
había alquilado un piso que compartía con otros dos amigos y cuando una
compañera le preguntó sobre cómo se repartían las tareas domésticas (ya que los
tres residentes en ese apartamento eran chicos) y quién limpiaba el polvo, por
ejemplo, él se mostró muy extrañado y respondió: “¿Pero es que hay que limpiar
el polvo?”.
¿De qué país vendría ese profesor que no sabía que el polvo
hay que limpiarlo? Ni que decir tiene la cantidad de chistes que pudimos hacer
al respecto.
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