Estábamos los dos en esa fiesta
persiguiendo el amor con una sed insaciable
de experiencias.
Cada uno buscaba alrededor
ese amor con pasión idealizado.
Éramos dos, y dos buscando
un camino diferente que seguir
sin más retrasos.
Nos miramos, sonreímos,
y con la inseguridad tan propia
de nuestros pocos años
horadamos caminos diferentes
sin pensarlo.
Nos dijimos adiós, nos deseamos suerte,
y seguimos nuestras sendas
labrándonos un destino
hasta el presente.
Pero hoy nuestros caminos
han coincidido de nuevo,
y ahora al vernos otra vez
hemos vuelto a sonreír, agradecidos
por vivir y compartir esos instantes fugaces
de la historia que se pierde en un libro
cuyas letras desvaídas se oscurecen
con el paso de los días.
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