Como Jefe de Publicidad de ICI-Zeltia eran muchas las
promociones que realizaba y en muchas de ellas solía haber un sorteo para
determinar el premio que correspondería a los ganadores. Siempre me han gustado
la honradez y los sorteos limpios, sin embargo recibía presiones contrapuestas
desde el área comercial ya que todos los vendedores querían que los premios o
la mayor parte de ellos cayesen en su provincia. Así que me debatía entre hacer
trampas y dar gusto a los vendedores o hacer un sorteo limpio y que sólo el
azar determinase quienes salían premiados. Me acordé del rey Salomón y opté por
una medida intermedia: hacer sorteos casi limpios. ¿En qué consistían?...
Tal como se había anunciado en las bases de la promoción, se
realizaría “un sorteo ante Notario” y así lo hice; pero antes de ir a la
notaría con todas las papeletas que optaban a los premios, las repartía en
varias cajas... no de forma aleatoria, sino dirigida. De esta forma, una caja
contenía papeletas de Levante, otra de Galicia, otra de Centro, etc. según el
número de regiones que hubiesen tomado parte en dicha promoción.
Cuando llegábamos al Notario con todas las cajas, le
explicábamos en qué había consistido la promoción, y con la ayuda de mi adjunta
Carmen Iglesias, distraíamos al Notario y le íbamos pasando las cajas para
inducirle muy sutilmente a que fuese sacando papeletas no de una sola caja sino
de todas ellas. De esta forma, el sorteo seguía siendo limpio aunque también un
poco “dirigido” ya que con este método todas las regiones obtenían concursantes
premiados. De haber sido sorteos completamente puros, hubiésemos tenido que
meter todas las papeletas en una única caja y sacar de allí a los ganadores, en
cuyo caso podría darse el caso que todos o la mayoría de los premios fuesen a
una única región y las demás se quedasen sin ninguno.
Debo consignar que la habilidad y la sonrisa de Carmen
distraían tanto al Notario que no sólo iba sacando papeletas de todas las cajas
que le pasábamos, sino que esperaba impaciente la fecha del próximo sorteo para
poder ver de nuevo a Carmen, y cada vez que llegábamos notábamos en él una cara
de felicidad porque sin duda aquellos eran los momentos más agradables de su
trabajo, y es que el trabajo de un Notario suele ser de lo más aburrido.
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