domingo, 28 de abril de 2024

Luge

Quizás muchos de los que estáis leyendo este libro no sabéis lo que es el Luge, así que os lo aclararé. Se trata de un deporte olímpico de invierno que, junto al Bobsleigh y el Skeleton representan distintas modalidades de descenso en trineo (Luge es una palabra francesa que significa trineo ligero). Las características del trineo, según se explica en este deporte, os resultarán familiares: un pequeño armazón en donde el piloto va sentado o tumbado boca arriba y mirando hacia delante, basculando con su cuerpo para dirigirlo.
 
La realidad es que todo aquel que haya sido niño o tenga niños, habrá disfrutado de este deporte de invierno. Pero para sorprender al lector, como me gusta hacer, contaré una de mis primeras experiencias cuando no tenía trineo y, aunque ya era mayor de edad, tampoco tenía mucho conocimiento dentro de la sesera. Subí a Navacerrada un domingo con buena cantidad de nieve y numerosos esquiadores en las pistas. Como no tenía trineo, no se ocurrió otra cosa que coger una gran bolsa de plástico, de esas que da El Corte Inglés para proteger los trajes (eso demuestra que lo hice con premeditación y alevosía, puesto que la bolsa no estaba en el maletero del coche por casualidad). Y busqué una pendiente por donde pudiera deslizarme con ella a modo de trineo. Por fin encontré una pendiente preciosa y despejada, me senté sobre el plástico y me lancé por ella. Según bajaba a toda velocidad, me sorprendió que me adelantara un esquiador, y un poco más tarde otro, y al cabo de unos segundos un silbato y unos gritos me alertaban para que me apartase de allí. ¡Me había lanzado por una pista de esquí! Cuando me di cuenta, ya no había posibilidad de marcha atrás, así que giré como puede hacia un lado para salir por un costado de la pista, antes de llegar hasta el final. Recogí mi plástico y me alejé tan deprisa como pude, diciendo a lo Bart Simpson: “Yo no he sido, yo no estaba allí”. Seguramente me llamaron de todo, pero el gustazo que me di bajando por aquella inmaculada pendiente no me lo quita nadie.
 
Ya más en serio, acudí otras muchas veces a la sierra madrileña para practicar Luge, unas veces con trineos alquilados y –cuando tuve niños pequeños- con uno de plástico que les compre (bueno, que compré para todos porque yo lo utilizaba tanto o más que ellos).
 
Ahora bien, si creéis que con esto he acabado, estáis muy equivocados, porque ya más en serio también lo he practicado, pero para eso tendrás que irte a la letra “O” de “Olimpiadas de Invierno”: mi primera y única carrera seria y competitiva de trineos, o sea, de Luge.
 

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