miércoles, 3 de abril de 2024

Fútbol (empresario) (9)

Preparamos carteles anunciadores, anuncios en nuestra revista “Información al Día” (que llegaba a todos nuestros proveedores y a un buen número de médicos colaboradores) así como gorras y camisetas conmemorativas del encuentro. Imprimimos las entradas, añadiendo muchas de “Fila 0” para que nuestros proveedores habituales y todos cuantos no pudiesen acudir ese día, contribuyesen a la causa. Estos talonarios de entradas los repartimos entre aquellos empleados que se ofrecieron voluntariamente para vender las entradas en su círculo familiar y de amistades. Para dar más realce al partido encargué una equipación para cada equipo, camisetas moradas (que era uno de los colores corporativos) para el equipo de AstraZéneca, y camisetas amarillas para el equipo de Médicos del Mundo. Por su parte Enrique Vedia se ocupó de comprar medias y botas para nuestros jugadores, que hasta entonces no es que fuesen descalzos, pero casi. Pero curiosamente esto tuvo un efecto secundario, y es que tan pronto se corrió la voz de que íbamos a dar botas, medias y camisetas a nuestros jugadores, todos querían apuntarse a jugar (ya os contaré más adelante cómo quedó nuestra plantilla; más grande que la de cualquier equipo profesional de campanillas). Hay que ver lo que hace la gente con tal de conseguir algo gratis, en este caso unas botas de fútbol, una camiseta y unas medias...
 
Mientras tanto, seguían llegando las muestras de apoyo y colaboración. Nuestro Visitador Médico en Santander era Ángel Blanco. Quizás este nombre no os diga mucho, pero si os digo que su nombre de guerra era “Gelucho” quizás los mayores recuerden a ese jugador del Racing de Santander que jugó con ese equipo en Primera División y que yo mismo llegué pegar en el álbum de cromos de mi hijo. Pues sí, él se ofreció a venir hasta Madrid (no sólo con permiso sino con apoyo de sus jefes) para jugar el partido. Igual sucedió con Manuel Ortiz, que compaginaba su trabajo como jefe de un equipo de Visitadores Médicos con el de linier de fútbol en Primera División, y no sólo él, sino que unió a la oferta a su hijo que también era linier en categorías inferiores. Manuel Ortiz, con quien coincidía frecuentemente en todas nuestras reuniones y convenciones porque a los dos nos gustaba ocupar la primera butaca del autobús, me comentaba algunas veces –riendo con deportividad- cómo los Visitadores Médicos de su equipo iban a verle cuando actuaba de linier en algún partido... para así poder insultarle (en plan de cachondeo, claro) desde la grada. Y es que debe dar mucho gusto eso de poder meterse con el jefe sin que este pueda tomar represalias, ya que cualquiera que haya ido a un partido de fútbol sabe que a los árbitros y linieres les llaman de todo menos “bonito”.
 
Supimos también que el abuelo de una de las compañeras de AstraZéneca era Pantaleón, vieja gloria del Real Madrid, el cual se ofreció a colaborar y le di el cargo de entrenador de uno de los dos equipos. Pero Enrique Vedia también nos consiguió el apoyo de Agustín, portero recientemente jubilado en el Real Madrid, así que ya teníamos un entrenador, Adelardo, para Médicos del Mundo, y dos entrenadores, Pantaleón y Agustín, para nuestro equipo (cuyo número de integrantes ya empezaba a engordar hasta en el número de entrenadores). Y ya puestos, nuestro compañero y linier de Primera, Manuel Ortiz, nos consiguió un árbitro de Primera División para dicho encuentro: Mejía Dávila.
 

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