Capítulo 4.- El laxante es lo que
tiene
Pedro,
no se había enterado del guirigai que estaba sucediendo en la garita del pobre
Toribio. Bastante tenía con lo suyo. Sin dejar a Violeta defenderse, colgó el
teléfono y giró violentamente la llave de contacto del coche. El chillido que
lo acompañó fue digno de "la niña del exorcista". El coche ya estaba
en marcha.
Pero tuvo un efecto colateral positivo. Toribio, sordo desde la mili, cotilla por vocación, que llevaba el audífono a tope de volumen para enterarse de todo, con el impacto del chirrido que hizo el motor de arranque, expulsó el trozo de bocata de chopped con fuerza "match 2". Destino: el tricornio de Enrique. Se iba a liar una buena.
Pedro tenía que volver al chalet. Corriendo. A rescatar a sus hijos. Mientras conducía
como un poseído, volando sobre los badenes de la urbanización, veía como su
vida se iba a la mierda. ¡Cómo no! ¡La mierda (y nunca mejor dicho) le había
acompañado en los últimos años!
Él era Pedro Bareta, el Product Manager con más éxito de Future Farma Inc., con el producto de menos glamour del Vademécum: GiñaPlus Forte; el líder del segmento de los laxantes. Pedrito Bareta, como le conocían en el sector, era el único superviviente del antiguo Laboratorio del Dr. Rodríguez, especializado en aliviar trastornos digestivos y que fue comprado por la multinacional Future Farma Inc. hacía 5 años. Al Dr. Petronilo Rodríguez, Pedro le tenía más que aprecio. Le tenía devoción. Él sí que era un señor con clase. No como Mr. McKarran, el nuevo dueño, americano, de Texas y gangoso. Sólo escucharle intentar decir el nombre de su antecesor (aunque fuese para ponerle de vuelta perejil) hacía que mereciese la pena asistir a las insufribles convenciones anuales. Pero si había alguien a quién no soportaba, que le alteraba hasta lo más profundo del ADN, era Jacinto Monteperales. Su jefe inmediato. Su vecino de chalet. Quizás el tipo más creído de sí mismo que había forjado el MBA Pharma Business de la Universidad de Chicago, la Meca de los estreñidos.
Pero tuvo un efecto colateral positivo. Toribio, sordo desde la mili, cotilla por vocación, que llevaba el audífono a tope de volumen para enterarse de todo, con el impacto del chirrido que hizo el motor de arranque, expulsó el trozo de bocata de chopped con fuerza "match 2". Destino: el tricornio de Enrique. Se iba a liar una buena.
Él era Pedro Bareta, el Product Manager con más éxito de Future Farma Inc., con el producto de menos glamour del Vademécum: GiñaPlus Forte; el líder del segmento de los laxantes. Pedrito Bareta, como le conocían en el sector, era el único superviviente del antiguo Laboratorio del Dr. Rodríguez, especializado en aliviar trastornos digestivos y que fue comprado por la multinacional Future Farma Inc. hacía 5 años. Al Dr. Petronilo Rodríguez, Pedro le tenía más que aprecio. Le tenía devoción. Él sí que era un señor con clase. No como Mr. McKarran, el nuevo dueño, americano, de Texas y gangoso. Sólo escucharle intentar decir el nombre de su antecesor (aunque fuese para ponerle de vuelta perejil) hacía que mereciese la pena asistir a las insufribles convenciones anuales. Pero si había alguien a quién no soportaba, que le alteraba hasta lo más profundo del ADN, era Jacinto Monteperales. Su jefe inmediato. Su vecino de chalet. Quizás el tipo más creído de sí mismo que había forjado el MBA Pharma Business de la Universidad de Chicago, la Meca de los estreñidos.
Una novela en donde el humor alcanza el estado de gracia…
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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