Capítulo 11.- El Mantecas no tiene
quién le escriba
Violeta
estaba pasmada, y eso era raro en ella. Era una mujer de carácter, de fuerte
carácter. Una López de la Manteca de toda la vida. Heredera de un mal genio que
se remontaba al descubrimiento del río Amazonas, cuando Orellana nombró capitán
a López, a secas... que por su crueldad en rebañar todo ser vivo que se le
ponía delante de su espada, consiguió el apodo de El Mantecas.
Violeta era una mujer que hacía lo que quería, pero "dentro de un orden". Y eso no contemplaba perder a sus criaturas por el inútil de su marido. Le engañaba, sí. Se lo tenía bien empleado. Y con su jefe. El colmo.
Violeta era una mujer que hacía lo que quería, pero "dentro de un orden". Y eso no contemplaba perder a sus criaturas por el inútil de su marido. Le engañaba, sí. Se lo tenía bien empleado. Y con su jefe. El colmo.
Una novela en donde el humor alcanza el estado de gracia…
“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo
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