viernes, 6 de noviembre de 2020

Un cadáver exquisito (6)

Capítulo 2.- Gritar es un placer sensual
 
- Violeta... Violeta... como decía Jack el destripador, vayamos por partes.  ¡Por Dios!  ¿Me  estás  contando,  que  los niños no están contigooooo? ¡Seguro que los has vuelto a encerrar en la bodeguita del sótano, enganchados a la pleiesteision, como ya hiciste el 1 de mayo, para largarte al bingo con las pécoras de tus amigas del coro rociero! Pero... ¿no me habías jurado por la túnica morada del Cristo de Medinaceli, que no volverías a jugarte los pocos cuartos que nos quedan de la herencia del lelo de tu padre y que si lo volvías a hacer... que le cayera una bola de magma incandescente a la víbora de tu madre?
A estas alturas de la conversación, más bien monólogo, Pedro estaba alterado; muy alterado. Y cuando Pedro se alteraba, gritaba. Fuerte. Muy fuerte. Conseguía que el techo de su monovolumen familiar, retumbara más que el altavoz de una discoteca de tecno en un polígono de Valencia. Tan fuerte, que Toribio, el vigilante de la urbanización, que se encontraba a escasos metros del coche, en su garita de olor inclasificable, del susto del primer grito, se tragó de golpe casi la mitad del bocadillo de chopped que se estaba apretando en la merienda.
 
En los estertores y convulsiones producidos por la asfixia choppediana, pulsó el botón de emergencias del 112:
- 112. Dígame. ¿En que podemos ayudarle? -respondieron desde la centralita.


Una novela en donde el humor alcanza el estado de gracia…

“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo

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