lunes, 30 de noviembre de 2020

Un cadáver exquisito (30)

Capítulo 26.- Todo a 100
 
Mientras Pedro empezaba a escudriñar "la libreta secreta" de Jacinto, David el repartidor de pizzas conducía su Vespino de cabeza a lo que sería seguramente "la madre de todas las broncas" con Andrea. Y la verdad, David estaba para aguantar poco.  Su  corazón  latía  como  una patata frita por los huesitos de Pía.
 
Andrea Canoli, el dueño de "La Pizza risueña", era un auténtico superviviente. Su currículum laboral, más que risa, daba pena: legionario en Ceuta (encargado de la limpieza de la cabra mascota), vendedor a domicilio de la gran obra cumbre de la medicina natural "A la salud por el ajo y el limón", camarero ocasional de bodas, bautizos y comuniones en los salones "Lady Chonchi", temporero en la recogida de melones y sandías en algunas fincas manchegas, recauchutador de neumáticos de camión en Despeñaperros, bruja en "El tren de la bruja" en las ferias andaluzas, sparring del boxeador Poli Diaz... y pinche de cocina del carguero mercante de bandera italiana "Vesubio", que hacía la ruta Shangai-Valencia, transportando los cientos de contenedores de artículos inauditos que llenan las tiendas de los chinos "Todo a 100".
 
En este trabajo tuvo como jefe al cocinero Paolo Caronte, un viejo lobo de mar, que le enseño los secretos de la cocina italiana de clasificación gastronómica de 5 estrellas de la Mahou. Tres años pasó Andrea en el "Vesubio" donde, de tanto moverse por el trajín del oleaje, se le trastornó el hipotálamo, que le producía una mezcla de hormonas más parecidas a los restos de una sangría de fiesta de pueblo que a algo que pudiera generar el cuerpo humano.
 
Cuando le daba "el ataque", Andrea se lanzaba a un contenedor chino y se dedicaba a leer las instrucciones de los productos, redactadas en ese idioma que los chinos creen que es español, hasta que dos marineros polacos de tamaño "armario de tres puertas con maletero", podían reducirle y confinarle en el infecto cubículo que era su camarote compartido con un libanés albino, un ruso poeta, un hindú guarro donde los haya y un mono tití que había robado en una de las escalas en Alejandría.


Una novela en donde el humor alcanza el estado de gracia…

“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo

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