viernes, 13 de noviembre de 2020

Un cadáver exquisito (13)

Capítulo 9.- De cómo el ardor de Toribio fue sofocado, y otros menesteres
 
Mientras tanto, no lejos de allí, Toribio era sometido a un intenso interrogatorio pero seguía insistiendo en su inocencia. Él no había provocado el fuego. En esto apareció el teniente Cansinos -a quien no le gustaba dejar cabos sueltos y por eso no les dejaba salir nunca del cuartel- y con tono solemne pronunció estas palabras:
- Dejádmelo a mí, que ya veréis cómo le hago hablar. 
Toribio lo miró asustado y entonces el teniente Cansinos sacó un enorme bocadillo de mortadela. Toribio comenzó a segregar jugo gástrico, tanto que apagó sus ardores de estómago sin necesidad de bicarbonato y una nube de vapor inundó todo el cuartelillo dándole un aspecto mágico.
- Si quieres, todo esto puede ser tuyo –le dijo el teniente.
- Sí, lo quiero -respondió Toribio.
Y entonces, ante una escena tan conmovedora, los Guardias Civiles y las Guardias Civiles (que estaban de guardia) aplaudieron y gritaron al unísono:
- ¡Vivan los novios!


Una novela en donde el humor alcanza el estado de gracia…

“El dulce gorjeo del buitre en celo”: https://www.bubok.es/libros/210805/El-dulce-gorjeo-del-buitre-en-celo

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