domingo, 30 de junio de 2024

Todos deberíamos tener esto en común

Cada uno de nosotros tiene sus gustos, sus aficiones, sus grupos de amigos y familiares, su trabajo o sus proyectos… Hay una gran diversidad y no se puede pretender que todos tengamos los mismos intereses… Y sin embargo sí que hay una cosa que nos debería interesar a todos por igual y es el encontrar respuesta (el “intentar encontrar respuesta” quiero decir) a cuestiones tan esenciales como estas:
¿Cómo se creó el mundo?
¿Cómo surgió la vida?
¿Existe alguna “voluntad” o intención detrás de lo que sucede?
¿Hay vida después de la muerte?
¿Qué sentido tiene nuestra vida?
 
Todos los seres humanos necesitamos comer para vivir. Todos necesitamos también algo de amor y de confort que haga más placentera nuestra existencia. Pero todo eso no basta, hay algo más que todos necesitamos y es el encontrar una respuesta a quiénes somos y por qué vivimos.
 

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sábado, 29 de junio de 2024

Palabras profundas

Entre tanta superficialidad como encontramos a diario en el mundo, resulta refrescante parar un momento y ponerse a pensar en cosas trascendentes, en esas cosas que de verdad nos deberían interesar a todos y no en las nimiedades con que nos bombardean los medios de comunicación y ahora también las redes sociales.
 
Nuestro mundo es muy viejo y mucho más viejo nuestro universo, y sin embargo nadie ha conseguido todavía enterarse de cómo se creó. Vivimos y nos movemos en un mundo que nadie sabe lo que es, ni para qué sirve, ni a dónde conduce. Y como si no pasase nada, bailamos, jugamos, charlamos, trabajamos, nos movemos, creamos, nos relacionamos… creemos saber muy bien quiénes somos y sin embargo no tenemos ni idea de cómo surgió este mundo y, por supuesto, tampoco tenemos ni idea de cómo, ni porqué ni para qué, hemos venido a este mundo.
 
Pues así es la vida de todos los días. Así es lo que llamamos realidad cotidiana. Sin embargo tenemos a nuestro alcance la puerta para salir de la realidad y explorar con nuestra mente esos misterios y esas preguntas sin respuesta sobre nuestra existencia. ¡Son tantas las cosas que tenemos que aprender…! Porque todos somos ciudadanos de este planeta llamado Tierra, pero también somos ciudadanos del universo… aunque ni siquiera hemos sido capaces de poner un pie fuera de nuestra casa.
 

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viernes, 28 de junio de 2024

Es más fácil hacer preguntas que responderlas

Se habla mucho del Big Bang, de ese microsegundo en que nació el universo y comenzó a expandirse, pero la pregunta que nadie se atreve siquiera a formular es: “¿Qué había antes del Big Bang? Porque si no había nada ¿cómo surgió algo de la nada? Y si había algo ¿cómo surgió ese algo? Y entonces volvemos al principio y así llegamos al infinito, y el infinito es un concepto que somos incapaces de digerir.
 
Dice Jostein Gaarder que “resulta más fácil hacerse preguntas filosóficas que contestarlas” y la verdad es que cada uno de nosotros tiene que hacerse sus propias preguntas y buscar sus propias respuestas. Y en esa labor no valen de nada las enciclopedias ni la actual “Wikipedia” porque ahí no te van a dar respuesta a ninguna de las respuestas esenciales que desde los albores de la humanidad se ha hecho el ser humano: ¿Existe Dios? ¿Quién o cómo es Dios? ¿Hay vida después de la muerte?
 
No pierdas el tiempo buscando en el exterior las respuestas a este tipo de preguntas, porque esas respuestas sólo pueden surgir de tu interior. Eso sí, a la hora de formar nuestra propia opinión sobre cualquier tema siempre puede resultar de gran ayuda leer lo que otros han pensado.
 

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jueves, 27 de junio de 2024

Preguntas esenciales

Apenas tenía 16 años cuando descubrí los libros que había escrito Julián Fernández Gutiérrez. En concreto eran cuatro grandes tomos que llevaban los siguientes títulos: “Quién es Dios?” “¿Qué es lo ultrahumano?” “¿Cómo es el fin del mundo?” “¿Qué hay al otro lado de la barrera de la muerte?” y todos ellos llevaban como subtítulo “Instantáneas de un sentimiento de la vida optimista y trascendente”. Dudo que muchos jóvenes de esa edad sintiesen (o sientan ahora) curiosidad por estos temas y mucho menos el suficiente interés como para gastarse el dinero, comprar esos libros y leerlos. Pero yo sí lo hice.
 
Se dice que son cinco las grandes preguntas que siempre se ha formulado el ser humano, desde los hombres primitivos hasta la actualidad:
¿Quiénes somos?
¿De dónde venimos?
¿A dónde vamos?
¿Para qué estamos aquí?
¿Qué pasa después de morir?
 
Pero esas preguntas, por desgracia, sólo se las formulan unos pocos, porque la mayoría prefiere no salir de su “zona de confort” y no mirar más allá de los pocos centímetros que hay alrededor de él.
 
Y es que siempre comparo nuestra visión del mundo con la que tiene un submarinista cuando se sumerge en unas aguas turbias: Sólo puede ver lo que hay alrededor de él en un entorno de unos pocos metros pero no puede ver más allá aunque él sospeche que hay mucho más. En nuestra vida actual todos decimos saber que hay algo más, y todos conocemos esas preguntas esenciales, pero nos da miedo adentrarnos en el viaje de intentar encontrar las respuestas y preferimos el confort y comodidad de un mundo y unas rutinas conocidas antes que adentrarnos cual aventureros intrépidos en un mundo desconocido.
 

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miércoles, 26 de junio de 2024

La diversión no está reñida con el pensamiento

Durante estas últimas semanas he ido publicando a diario en este blog, “Palabras inefables”, mis divertidas experiencias con la práctica de más de sesenta deportes. Ha sido una forma de compartir sonrisas y desdramatizar ese afán competitivo que se quiere dar a todo en esta vida, incluido el mundo del deporte. Digo y vuelvo a repetir que lo importante no es ganar, ni tampoco competir; lo importante es pasárselo bien, divertirse, y eso es lo que he hecho en la práctica surrealista de esos deportes.
 
Pero el hecho de que tenga sentido del humor y de que me guste divertirme y reír, no significa que dentro de mi cabeza haya serrín, sino que hay un cerebro. Y el hecho de tener cerebro no significa que sólo tenga cerebro (un órgano que como el resto del cuerpo se descompondrá y convertirá en polvo y finalmente desaparecerá) sino que también tengo alma, o espíritu o como quieras llamarlo. Es decir, no sólo miro el presente y vivo en el mundo, sino que también abro la puerta a lo invisible y me adentro en los caminos del espíritu.
 
Por eso, después de todos estos post divertidos sobre el mundo del deporte, voy a cambiar de dial y a sintonizar con esa emisora que nos lanza mensajes que sólo somos capaces de captar cuando dejamos que sea nuestro espíritu el que tome el relevo.
 
Es pues, ahora, el turno de lo etéreo…
 

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martes, 25 de junio de 2024

Deportes desconocidos... después de usarlos

No es que los deportes de que vamos a hablar sean desconocidos, sino que a los más de 60 deportes que he practicado a lo largo de mi vida les he dado una práctica que los ha dejado irreconocibles. Todo esto lo puedes comprobar en el libro "El mejor deporte es la sonrisa" y, como muy bien se desprende del título, si te tomas el deporte con humor siempre ganarás... aunque pierdas.

Y sí, estos son los deportes a los que he dejado irreconocibles después de practicarlos de la forma más surrealista que puedas imaginar:

Aizkolaritza
Ajedrez
Apnea
Bádminton
Baloncesto
Balonmano
Billar
Bolos
Boxeo
Buceo
Caída libre
Carreras de velocidad
Carreras de media distancia
Catamarán
Caza
Ciclismo en ruta
Croquet
Dardos
Drifting
Escalada
Espeleología
Esquí
Excursionismo o Trekking
Frontenis
Fútbol (jugador)
Fútbol (entrenador)
Fútbol (empresario)
Fútbol playa
Gimnasia general
Gimnasia artística
Golf
Halterofilia
Hípica
Kárate (empresario)
Karting
Lanzamientos
Luge
Marcha atlética
Marcha nórdica
Motociclismo (empresario)
Motonieve
Natación
Olimpiadas de invierno
Patinaje
Pesca
Petanca
Ping Pong
Piragüismo
Póker
Quad
Raquetas de nieve
Remo
Rugby
Saltos
Saltos ornamentales
Senderismo o Hiking
Submarinismo
Tángana
Tenis
Tiro deportivo
Toreo
Trampolín o Cama elástica
Trial bike
Turismo carretera
Voley playa


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Puedes leerlo todo en la edición digital de este libro, y si quieres, también en la edición impresa. Este es su enlace...
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lunes, 24 de junio de 2024

Memorias de un deportista inefable

Y hasta aquí hemos llegado con las andanzas de este peculiar “deportista”. Por eso puedo afirmar con rotundidad que “yo he sido un gran deportista, y si no te lo crees, estás en lo cierto”.
 
Fue un 29 de enero cuando comencé a relatar aquí mis peripecias con los más variados deportes, así que puedes consultarlo por fechas o simplemente escribir en el buscador de esta página (arriba a la izquierda) el nombre del deporte con el que te quieres asombrar… y así llegarás a descubrir cómo es verdad eso de que en el deporte lo importante no es participar (que eso lo dicen los perdedores), ni tampoco ganar (que eso lo dicen los prepotentes)… lo realmente importante cuando practicas cualquier deportes… ¡divertirte!
 

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domingo, 23 de junio de 2024

Voley playa

El Voley playa (aunque en español debería decirse “Voleibol” o “Balonvolea) es un deporte muy popular en los últimos años y que, sin saber que eso era un deporte, todos lo hemos practicado alguna vez en la playa durante nuestras vacaciones. Pero por mucho que nos parezca un simple juego o entretenimiento para disfrutar de ratos de ocio en la playa, sí que es un deporte e incluso tiene la consideración de “Disciplina Olímpica” desde los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996.
 
El resto ya lo sabéis, un red alta que sujetan dos palos, varios jugadores a cada lado, y todos mandando la pelota de un lado a otro de la red sin que ningún equipo pueda dar más de tres golpes seguidos a dicha pelota. Este deporte tiene muchas ventajas, aunque la principal es que se juega sobre un terreno blando como es la arena de la playa y eso te permite hacer el moña con toda tranquilidad, hacer estiradas y posturitas acrobáticas, sabiendo que al caer no te vas a hacer daño. Luego está el entorno, la playa y las vacaciones, y si tienes calor dices “un momento que ahora vuelvo”, te vas al agua, te das un chapuzón y vuelves al terreno de juego. Como inconveniente, que comienzas el partido como jugador de Voley playa y lo terminas convertido en Croqueta humana.
 
Así las cosas, no resulta extraño suponer que también he practicado este deporte con amigos en la juventud y con familiares en la edad adulta; como también creo que no os sorprenderá saber que nunca jugué dos partidos que tuvieran la misma duración, ni dos partidos que tuvieran el mismo número de jugadores.
 

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sábado, 22 de junio de 2024

Turismo carretera (y 4)

Fuera de esto, también conduje otros muchos coches, ya que cuando viajaba a las islas o a algunos lugares lejanos de Europa (Noruega, Suecia, Finlandia, Islandia, Alemania, Austria, Liechtenstein, Suiza, Francia, Holanda, Andorra, Portugal...) alquilaba un coche. En alguna ocasión reciente he alquilado coches automáticos y al volver a Madrid y coger el mío... el primer día siempre se me olvidaba pisar el embrague y parecía un principiante ya que cada dos por tres se me calaba. Lo que nunca he intentado ha sido conducir un coche en el Reino Unido (y eso que he ido muchísimas veces por motivos laborales), porque estoy seguro que de haberlo hecho habría acabado en el hospital o en la funeraria. ¡Si hasta cuando iba de peatón miraba al lado equivocado en los cruces! Y no solo es que sea muy complicado conducir por la izquierda, y tomar las rotondas al revés, sino que el cambio de marchas hay que hacerlo con la izquierda y esa mano solo me vale para rascarme.
 
Y ya para terminar, comentar que en una ocasión la casa Masseratti me dejó uno de sus coches para que lo disfrutase un día completo, así que también he experimentado lo que supone ir con uno de esos bólidos a los que con sólo rozar el pedal del acelerador ya te estás saltando todas las limitaciones de velocidad habidas y por haber.
 
De tan larga experiencia como piloto de Turismo carretera puedo afirmar que ser un buen piloto se demuestra con un coche malo, porque con uno bueno no tiene mérito; cualquiera puede hacerlo.
 

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viernes, 21 de junio de 2024

Turismo carretera (3)

El segundo coche fue un Seat 127 y luego muchos más. Como ahora veréis he tenido muchos coches, pero siempre bajo estas tres premisas:

1.- El piloto siempre debe ser más importante que el coche.
2.- Es preferible un coche pequeño nuevo que uno grande de segunda mano.
3.- Antes que un coche comience a dar problemas, ¡cámbialo por otro!
 
Salvo en una ocasión (el Renault 9) siempre los vendía antes de que dieran problemas y, en este caso, fue porque mi mujer me dijo “Déjame dar una vuelta” pero no me especificó que la vuelta iba a ser de campana. A nosotros no nos pasó nada, pero después de tres meses que duró el arreglo, cada dos por tres le surgía algún problema, así que opté por venderlo.
 
Poco tiempo después, cuando progresé en el trabajo y me dieron coche de empresa, opté por hacer como las grandes escuderías de Fórmula 1: todas tienen dos coches, uno principal y otro secundario.
 
Estos han sido todos los vehículos de mi escudería en donde, como se puede ver, ha habido primeros y segundos coches como en Fórmula 1:
1.- Seat 600 (el primero)
2.- Seat 127 (mi primer turismo “importante”)
3.- Renault 7 (mi primer gran “maletero”)
4.- Renault 9 (mi primer gran turismo)
5.- Seat Panda (mi primer “segundo coche”)
6.- Opel Kadett (mi primer coche con aire acondicionado)
7.- Renault Supercinco (un buen segundo coche)
8.- Lancia Dedra (mi primer coche de empresa, con todos los extras imaginables)
9.- Renault 19 (un segundo coche de categoría)
10.- Opel Vectra (mi segundo coche de empresa)
11.- Peugeot 406 (mi tercer coche de empresa)
12.- Daewoo Matiz (un pequeño gran coche)
13.- Honda Accord (mi cuarto coche de empresa, con el que me sentí más “piloto”, haciendo conducción deportiva muchas veces).
14.- Volvo S60 (mi quinto y último coche de empresa, todo un coche señor porque ya no era un niño)
15.- Skoda Fabia (segundo coche de larguísima vida)
16.- Skoda Octavia (primer coche, resistente, confortable y fiable)
17.- Volvo V40 Cross Country (un nórdico capricho)
18.- Toyota Auris (un cambio a los híbridos no enchufables)
19.- Toyota Corolla (y seguiré con híbridos siempre que… ¡no sean enchufables!)
 
Si tenemos en cuenta que he tenido uno o dos coches desde 1971 (53 años transcurridos) y he realizado una media de 23.000 kilómetros al año, la distancia recorrida en estos 53 años ha sido de más de un millón de kilómetros, concretamente 1.219.000 km. Esto equivale a más de tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna, o a dar más de 30 vueltas a la Tierra por la línea del ecuador, que es su parte más ancha.
 
Por destacar algunas anécdotas relacionadas con los coches, podemos citar un par de ellas:
El Seat Panda lo compré de segunda mano por 300.000 pts. y me engañaron por omisión: No me dijeron que había pertenecido a una empresa de alquiler de coches y encima había volcado y quedado algo descuadrado, así que ya os podéis imaginar el mal resultado que me dio, dejándome tirado más de una vez. Total, que a los tres años decidí venderlo e hice el mejor negocio de mi vida: como era de noche cuando fue a verlo el empleado de la casa de coches que me lo iba a comprar, no se dio cuenta de los defectos y me pagó... lo mismo que me había costado tres años antes.
El Opel Kadett era un coche que le encantaba a los ladrones, así que le puse el mejor antirrobo del mercado: Car Protector, un pequeño aparatito que impedía a los ladrones hacer el puente. ¡Y vaya si funcionaba! Tres veces intentaron robarlo... pero sólo fue eso, el intento, porque nunca consiguieron llevárselo.
 

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jueves, 20 de junio de 2024

Turismo carretera (2)

Mi primer coche para poder practicar el Turismo carretera, fue un Seat 600 de segunda mano y 60.000 kilómetros, pero con doble tubo de escape, el cual había pertenecido a la mujer del batería de Los Canarios, el conjunto del que era cantante Teddy Bautista, que luego fue presidente de la Sociedad General de Autores y acabó procesado. Una de mis mayores hazañas fue hacer Madrid-Zaragoza a una media de 90 km/hora que, teniendo en cuenta que el coche no pasaba de 100 km/h resulta una auténtica proeza haber conseguido esa media (eso sí, no está incluido el tiempo de las paradas para echar gasolina, desayunar y hacer pis). Y con ese coche hice grandes viajes tanto profesionales (mi primer viaje de empresa conduciendo mi coche fue con este Seat 600 a San Sebastián) como de vacaciones a muchos lugares de España.
 
La experiencia es quien mejor nos enseña en esta vida y raro será el conductor que no haya tenido accidentes. Los del 600 fueron, cuando menos, curiosos. El primer golpe fuerte me lo di en un cruce de calles cuando no miré quién venía por el cruce de la derecha (que se supone tenía preferencia) y era nada menos que un Mercedes. Como sabéis, el 600 es muy cortito, pues bien, me dio justo en la parte de atrás y realicé un trompo, aunque sin más consecuencias que el susto y las consiguientes abolladuras y parte al seguro. Más intrigante fue el segundo gran incidente. En esta ocasión conducía mi mujer por el Paseo de Prado cuando algo pasó (no recuerdo si fue un semáforo que cambiaba de color u otro coche que se cruzaba), el caso es que fue a frenar... y el freno no estaba. ¡Había desaparecido! Menos mal que no llevaba mucha velocidad y coche acabó en diagonal sobre los jardines del centro del Paseo del Prado. Llegó un Policía para ver qué nos había pasado y se lo dijimos. Se asomó al interior del coche y se quedó pasmado: el pedal del freno no estaba, se había volatilizado. ¡No existía ni había rastro de él! Al cabo de un rato, pasado el susto y pensando ya en llamar a una grúa, volvimos a mirar en el interior del coche y ¡el pedal del freno había vuelto a su sitio! Nunca ha sido nadie capaz de encontrar una explicación lógica a este fenómeno paranormal que bien hubiera podido aparecer en cualquier programa televisivo de misterio. Y recuerdo que antes y también después de aquello, el freno funcionó siempre con total normalidad. El tercer y último gran suceso acontecido a este coche ocurrió la noche en que el Atlético de Madrid empató 0-0 en el campo del Celtic de Glasgow y se clasificó para la final de la Copa de Europa. Vuelvo a insistir en que el Seat 600 es un coche muy cortito. Lo había dejado aparcado en Guzmán el Bueno siendo el último de la fila antes de llegar a una esquina, pero perfectamente aparcado. Aquella noche, con el triunfo del Atleti hubo gran algarabía en la ciudad y quizás uno de aquellos eufóricos Atléticos se estrelló contra el 600 dejándolo reducido a la mitad. Así me lo encontré a la mañana siguiente. ¡Pobre 600, con lo bueno que era! ¡Si sería bueno, que una vez se le rompió la correa del ventilador, paré de inmediato, y al salir del coche descubrí que había parado en la puerta de un taller, en donde rápidamente me lo arreglaron! ¡Otro coche no hubiera tenido ese detalle!
 

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miércoles, 19 de junio de 2024

Turismo carretera (1)

El Automovilismo es un deporte, una de cuyas modalidades es la denominada Turismo carretera, una categoría argentina de automovilismo de velocidad creada en el año 1939 y considerada la más importante de Argentina. Por consiguiente, todo aquél que haya circulado por carretera a gran velocidad y cronometrando los recorridos, habrá practicado -voluntaria o involuntariamente- este deporte, aunque su único rival fuese él mismo. Como su nombre indica, cualquier automóvil de turismo es apto para participar en estas competiciones y yo he tenido en mi escudería un buen número de vehículos tal como describiré más adelante. Pero ¿cómo surgió mi afición por el automovilismo, máxime cuando mi padre no tenía coche, no sabía conducir, no entendía nada de coches y no le interesaban lo más mínimo los coches?
 
Todo comenzó en el año 1958 cuando mi primo Pepe me regaló un enorme montón de fichas para montar en los coches de choques de la Feria de Daimiel. Ahí empecé a cogerle gusto a eso de pilotar. Desde entonces cada vez que acudía a una Feria (en donde nunca falta este tipo de atracción) o cada vez que iba a un Parque de Atracciones, la prueba de conducción era una de mis favoritas. Pero saltar a la carretera exigía tener el carnet de conducir y eso me propuse al cumplir los 21 años. Claro que lo que yo quería era conducir, no aprenderme un libraco enorme con todas las normas de tráfico y un montón de cosas absurdas que jamás iba a utilizar. Algunas de las cosas que se exigían en este examen eran, por ejemplo, ¿cuánto peso por eje puede aguantar un camión de 16 ruedas? “¿Pero es que están locos? ¡Si yo no quiero ser camionero, sólo quiero conducir un utilitario!”, protesté al profesor. “Esto es lo que hay –me contestó- así que no hay más remedio que aprendérselo”. Me resultaba tan absurdo tener que aprenderme una serie de cosas que jamás iban a tener ninguna utilidad para mí que no me lo estudié, simplemente le eché un vistazo al libro y me centré en aquello que consideraba más útil y práctico. Pero llegó el examen y contenía muchas preguntas de esas absurdas, y lógicamente suspendí y no pude pasar al examen práctico. Como –tanto antes como ahora- cuesta mucho dinero sacarse el carnet de conducir, me esmeré para la siguiente convocatoria y en esa segunda oportunidad aprobé el examen teórico, pasé al práctico y lo aprobé a la primera. Eso sí, debo decir que aquellas cosas absurdas que me obligaron a aprenderme para poder aprobar el examen se me olvidaron a los pocos días y nunca más he vuelto siquiera a recordarlas. Para que veáis lo útil (o sea, inútil) que es el examen teórico de conducir; no sirve para nada, sólo para recaudar dinero.
 

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martes, 18 de junio de 2024

Trial bike (y 2)

En el Trial bike puedes disfrutar aunque vayas tú solo, porque en realidad nunca estás solo, estás con la naturaleza, con el aire puro, con el silencio y la armonía del campo, con tu propio esfuerzo como compañero y rival.
 
Debe añadirse también, como el lector habrá podido colegir de lo anterior, que el Trial bike puede ser también un deporte de riesgo, sobre todo según sea el circuito o por dónde te metas. Siendo así, no sería de extrañar que a cualquier practicante de este deporte le hubiera acontecido algún accidente y yo mismo debo reconocer que en una ocasión también tuve un accidente.
 
Sucedió en la juventud cuando circulaba por aquellos maltrechos caminos rurales de Daimiel. Al bajar una cuesta a toda velocidad, las piedrecillas sueltas sobre la arena hicieron que patinase la bici y dieron conmigo en el suelo pero no de bruces... sino de espalda. Como resultado de aquella caída murió la camisa que llevaba, tales eran los desgarros que sufrió, y de algunos de ellos tampoco se libró mi espalda. Como puede llegué a una finca y con el agua del pozo me lavé las heridas. Después, una vez repuesto, enderecé la bici y regresé hasta la finca. Como testigo de aquella aventura ha quedado una foto donde luzco orgulloso las heridas de mi espalda y los restos de aquella camisa, a la que tanto quería, y que murió en acto de servicio. Descanse en paz.
 

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lunes, 17 de junio de 2024

Trial bike (1)

El Trial es una modalidad deportiva que puede practicarse con bicicleta (Trial bike) o con moto (Trial de moticiclismo) donde se trata de superar diferentes obstáculos (rampas, badenes, baches, piedras, troncos, pendientes, etc.). Este deporte se practica en campo abierto (en un circuito preparado con todos esos obstáculos a propósito) e incluso en recintos cerrados (en donde reproducen un circuito de tales características). Pero eso es ahora. Antes, cuando yo era joven, también practiqué el Trial bike pero en aquella época no era necesario preparar ningún circuito: la naturaleza te los ofrecía gratis.
 
Cuando pasaba los veraneos en la finca de mi abuelo en las afueras de Daimiel, gustaba de coger la bicicleta y darme largos paseos, pero aquellos paseos apenas si eran por carretera (comarcal, con piedras y gravilla suelta, sin arcenes, generosamente adornada de baches, sin líneas de delimitación, etc.), lo normal era circular por caminos de tierra llenos de cuestas, baches, piedras, etc. Eso era auténtico Trial bike y no la cursilada prefabricada que se hace ahora.
 
La bicicleta que usaba era una Dal Orbea (“la que nunca se estropea”) y a mí me gustaba más que la Especial BH (“para salvar los baches”) que también tenía a mi disposición en la finca. Con esa Dal Orbea, me lanzaba –normalmente a la hora de la siesta con una temperatura superior a los 30ºC- a recorrer esos caminos haciendo Trial bike antes incluso de que se inventara esto como disciplina deportiva o al menos antes de que se popularizase.
 
Para más mérito mío hay que añadir que la bicicleta no tenía velocidades (sólo había una única marcha) y las ruedas eran de paseo (no especiales de montaña como las que hay ahora). A pesar de tantos inconvenientes nunca me quejé, especialmente porque eso de las bicicletas con marchas no estaba al alcance de la gente normal, sólo los ciclistas profesionales tenían bicicletas con un sistema rudimentario de marchas.
 
Dicen que montar en bicicleta no se olvida, y eso es cierto. Muchos años después, ya en la edad adulta, seguí montando en bicicleta en la modalidad de Trial bike por los caminos de tierra que hay en los alrededores de Tres Cantos. Desde mi piso en esta localidad madrileña, y en solo cinco minutos, te pones en pleno monte, lejos del ruido y la civilización, y allí puedes disfrutar, y esforzarte, y sudar, subiendo y bajando cuestas, teniendo cuidado de no dar con tus huesos en el suelo al tropezar con alguna piedra, etc. Claro que ahora la bicicleta es mucho mejor que aquella pionera, esta tiene marchas, ruedas de montaña, sillín cómodo, y –lo más importante quizás- mucho menor peso.
 
En este como en muchos otros deportes que he practicado no he competido sino solamente disfrutado, pero eso no quita que pueda afirmar que he sido deportista en tal disciplina. Sin embargo, en honor a la verdad, debo decir que sí he competido y contra el rival más difícil: contra mí mismo. Si un día hacía un recorrido en un tiempo determinado, al otro día intentaba hacerlo en menos tiempo; si un día llegaba hasta tal punto, al otro día intentaba llegar más lejos...
 

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domingo, 16 de junio de 2024

Trekking

En este repaso que estamos haciendo para contar experiencias insólitas (pero reales) con los numerosos deportes que he practicado a lo largo de mi vida, también hay un capítulo dedicado al Trekking, pero como este término (¡vaya manía de utilizar para todo palabrejas inglesas!) tiene una palabra en español, dichas experiencias las he incluido en el apartado “Excursionismo”. Porque así es como se dice en español, “Excursionismo”, y no esa palabra inglesa que se utiliza tan a menudo para parecer más interesante.
 
Como mis experiencias con los deportes las he ido publicando por orden alfabético, te será fácil encontrar el post que he dedicado al “Excursionismo”.
 

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sábado, 15 de junio de 2024

Trampolín o Cama elástica

Dentro de las modalidades de la Gimnasia está la llamada Gimnasia en trampolín, que consiste en realizar una serie de ejercicios acrobáticos valiéndose de unos aparatos elásticos. Hay tres modalidades: Tumbling (pista alargada de 25 metros que amortigua los impactos y la potencia cuando el gimnasta hace sus ejercicios), Doble mini-trampolín (un elemento elástico, similar a un trampolín, al que se accede mediante una pequeña carrera para tomar impulso) y Trampolín o Cama elástica (una lona elástica unida a unos muelles, que permite impulsar el cuerpo hacia arriba).
 
En cualquier Feria o Parque de Atracciones podemos encontrar este tipo de Camas elásticas, en donde los niños, y algunos no tan jóvenes, se divierten dando saltos; pero estos Trampolines o Camas elásticas tienen igualmente un uso profesional para deportistas de élite, gimnastas dedicados a la acrobacia y artistas circenses. Prueba de esto último es que la Cama elástica es especialidad deportiva olímpica desde Sídney 2000.
 
Pero ¿qué diferencia hay entre uno de estos artistas y yo? Pues todas menos una. Coincidimos en que ambos utilizamos la Cama elástica para hacer ejercicio, y nos diferenciamos... en todo lo demás. Y ¿qué diferencia hay entre un niño que salta alegremente en una Cama elástica y yo? Sólo una: la edad. Coincidimos en todo lo demás. Por consiguiente queda claro que aunque alguna vez haya practicado el deporte de Trampolín o Cama elástica, mi grado de perfección no ha superado mucho al que puede conseguir cualquier niño: saltitos más o menos grandes hacia arriba, algún que otro giro en el aire, y posturitas cómicas.
 

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viernes, 14 de junio de 2024

Toreo (y 2)

La segunda y última experiencia como torero sucedió ¡ahí es ná! en Sevilla, aunque no en la Maestranza sino en una plaza de toros que había en una finca en donde se organizó una fiesta campera para celebrar el lanzamiento del insecticida Kárate, de ICI-Zeltia, en el año 1987. Esta vez fue diferente. La corrida fue de noche y con luz artificial, lo que daba al escenario un aspecto entre mágico y sombrío. Como en la vez anterior, fuimos muy pocos los que nos atrevimos a bajar a la arena y esperamos al toro tras el burladero. Cuando este salió, se nos hizo a todos un nudo en la garganta, este toro era mucho más grande que los novillos que había toreado años atrás en Benicasim. Al principio sólo hice algunas inmersiones breves en la arena. Avanzaba con el capote en la mano, paso sereno, mirada altiva, talle erguido, mirada desafiante... y citaba al toro. La gente estaba expectante por ver el desenlace de tan arriesgada apuesta. Entonces el toro se volvía, fijaba la vista y se arrancaba a toda velocidad... pero no tanta como la que yo tenía para volver corriendo al burladero. Pero eso no podía quedar así, era necesario dar algún pase, así que mi compañero Antonio Solórzano y yo diseñamos una estrategia para dar un pase magistral que se recordará en los anales del Toreo, porque habíamos visto que ese toro estaba muy resabiao y no embestía al capote sino que iba directamente al cuerpo de los pocos infortunados que hasta ese momento se habían atrevido a enfrentarse a él con desastroso y traumático resultado. Solórzano y yo, perfectamente compenetrados, salimos a la arena y nos pusimos muy juntos, uno pegado a otro, con el capote extendido delante de nosotros; es decir, nuestros dos cuerpos quedaban justo por detrás del capote, en el centro, tapados a la vista del toro. Como era de esperar embistió con fuerza a lo único que le dejábamos ver: nuestro capote. Entonces, justo un instante antes de que sus cuernos tocasen la tela del capote, nosotros dos nos abrimos uno a cada lado, sin soltarlo, y el toro pasó por en medio del capote. ¡Habíamos conseguido engañar al toro y que embistiese al capote y no al bulto humano! Lo que nunca se me olvidará fue esa sensación de sentir pasar al toro, a toda velocidad, a escasos centímetros de tu cuerpo; para que te hagas una idea, es como si te pasase casi rozando un tren a toda velocidad, tanta que hasta noté ese efecto de succión tras su paso.
 
Con aquél pase memorable, me corté la coleta y ya nunca más volví a torear. Dejo, pues, para la posteridad, dos pases antológicos y cada uno diferente, el rescate de un torero que estaba siendo masacrado, y un salto por encima del burladero que de haber sido disciplina olímpica me habría supuesto una medalla de oro.
 
Para finalizar, rescato aquí un pequeño relato que escribí contando mi experiencia como torero:
“Hace muchos años que yo fui torero. Mi carrera fue de éxito (no llegó a pillarme el toro) y muy rápida (salí de la plaza a toda pastilla). Mi valor, inconmensurable, si no, véase la enorme longitud de mi brazo y esa cara de fiereza ante la bestia. Os aseguro que si el brazo está tan estirado es porque no podía estirarlo más. Después el toro no se enamoró de la Luna (porque era de día) así que se enamoró de mí y tuve que poner pies en polvorosa. No me dieron la oreja y es una pena, porque me hubiera venido muy bien ahora que estoy un poco sordo”.
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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