En el Trial bike puedes disfrutar aunque vayas tú solo,
porque en realidad nunca estás solo, estás con la naturaleza, con el aire puro,
con el silencio y la armonía del campo, con tu propio esfuerzo como compañero y
rival.
Debe añadirse también, como el lector habrá podido
colegir de lo anterior, que el Trial bike puede ser también un deporte de
riesgo, sobre todo según sea el circuito o por dónde te metas. Siendo así, no
sería de extrañar que a cualquier practicante de este deporte le hubiera
acontecido algún accidente y yo mismo debo reconocer que en una ocasión también
tuve un accidente.
Sucedió en la juventud cuando circulaba por aquellos
maltrechos caminos rurales de Daimiel. Al bajar una cuesta a toda velocidad,
las piedrecillas sueltas sobre la arena hicieron que patinase la bici y dieron
conmigo en el suelo pero no de bruces... sino de espalda. Como resultado de
aquella caída murió la camisa que llevaba, tales eran los desgarros que sufrió,
y de algunos de ellos tampoco se libró mi espalda. Como puede llegué a una
finca y con el agua del pozo me lavé las heridas. Después, una vez repuesto,
enderecé la bici y regresé hasta la finca. Como testigo de aquella aventura ha
quedado una foto donde luzco orgulloso las heridas de mi espalda y los restos
de aquella camisa, a la que tanto quería, y que murió en acto de servicio.
Descanse en paz.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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