miércoles, 26 de junio de 2024

La diversión no está reñida con el pensamiento

Durante estas últimas semanas he ido publicando a diario en este blog, “Palabras inefables”, mis divertidas experiencias con la práctica de más de sesenta deportes. Ha sido una forma de compartir sonrisas y desdramatizar ese afán competitivo que se quiere dar a todo en esta vida, incluido el mundo del deporte. Digo y vuelvo a repetir que lo importante no es ganar, ni tampoco competir; lo importante es pasárselo bien, divertirse, y eso es lo que he hecho en la práctica surrealista de esos deportes.
 
Pero el hecho de que tenga sentido del humor y de que me guste divertirme y reír, no significa que dentro de mi cabeza haya serrín, sino que hay un cerebro. Y el hecho de tener cerebro no significa que sólo tenga cerebro (un órgano que como el resto del cuerpo se descompondrá y convertirá en polvo y finalmente desaparecerá) sino que también tengo alma, o espíritu o como quieras llamarlo. Es decir, no sólo miro el presente y vivo en el mundo, sino que también abro la puerta a lo invisible y me adentro en los caminos del espíritu.
 
Por eso, después de todos estos post divertidos sobre el mundo del deporte, voy a cambiar de dial y a sintonizar con esa emisora que nos lanza mensajes que sólo somos capaces de captar cuando dejamos que sea nuestro espíritu el que tome el relevo.
 
Es pues, ahora, el turno de lo etéreo…
 

Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon:
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