La segunda y última experiencia como torero sucedió ¡ahí
es ná! en Sevilla, aunque no en la Maestranza sino en una plaza de toros que
había en una finca en donde se organizó una fiesta campera para celebrar el
lanzamiento del insecticida Kárate, de ICI-Zeltia, en el año 1987. Esta vez fue
diferente. La corrida fue de noche y con luz artificial, lo que daba al
escenario un aspecto entre mágico y sombrío. Como en la vez anterior, fuimos
muy pocos los que nos atrevimos a bajar a la arena y esperamos al toro tras el
burladero. Cuando este salió, se nos hizo a todos un nudo en la garganta, este
toro era mucho más grande que los novillos que había toreado años atrás en
Benicasim. Al principio sólo hice algunas inmersiones breves en la arena.
Avanzaba con el capote en la mano, paso sereno, mirada altiva, talle erguido,
mirada desafiante... y citaba al toro. La gente estaba expectante por ver el
desenlace de tan arriesgada apuesta. Entonces el toro se volvía, fijaba la
vista y se arrancaba a toda velocidad... pero no tanta como la que yo tenía
para volver corriendo al burladero. Pero eso no podía quedar así, era necesario
dar algún pase, así que mi compañero Antonio Solórzano y yo diseñamos una
estrategia para dar un pase magistral que se recordará en los anales del Toreo,
porque habíamos visto que ese toro estaba muy resabiao y no embestía al capote
sino que iba directamente al cuerpo de los pocos infortunados que hasta ese
momento se habían atrevido a enfrentarse a él con desastroso y traumático
resultado. Solórzano y yo, perfectamente compenetrados, salimos a la arena y
nos pusimos muy juntos, uno pegado a otro, con el capote extendido delante de
nosotros; es decir, nuestros dos cuerpos quedaban justo por detrás del capote,
en el centro, tapados a la vista del toro. Como era de esperar embistió con
fuerza a lo único que le dejábamos ver: nuestro capote. Entonces, justo un
instante antes de que sus cuernos tocasen la tela del capote, nosotros dos nos
abrimos uno a cada lado, sin soltarlo, y el toro pasó por en medio del capote.
¡Habíamos conseguido engañar al toro y que embistiese al capote y no al bulto
humano! Lo que nunca se me olvidará fue esa sensación de sentir pasar al toro,
a toda velocidad, a escasos centímetros de tu cuerpo; para que te hagas una
idea, es como si te pasase casi rozando un tren a toda velocidad, tanta que
hasta noté ese efecto de succión tras su paso.
Con aquél pase memorable, me corté la coleta y ya nunca
más volví a torear. Dejo, pues, para la posteridad, dos pases antológicos y
cada uno diferente, el rescate de un torero que estaba siendo masacrado, y un
salto por encima del burladero que de haber sido disciplina olímpica me habría
supuesto una medalla de oro.
Para finalizar, rescato aquí un pequeño relato que
escribí contando mi experiencia como torero:
“Hace muchos años que yo fui torero. Mi carrera fue de éxito (no llegó a pillarme el toro) y muy rápida (salí de la plaza a toda pastilla). Mi valor, inconmensurable, si no, véase la enorme longitud de mi brazo y esa cara de fiereza ante la bestia. Os aseguro que si el brazo está tan estirado es porque no podía estirarlo más. Después el toro no se enamoró de la Luna (porque era de día) así que se enamoró de mí y tuve que poner pies en polvorosa. No me dieron la oreja y es una pena, porque me hubiera venido muy bien ahora que estoy un poco sordo”.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“De la Publicidad al Periodismo”: https://amzn.eu/d/fXJO9j3
“Hace muchos años que yo fui torero. Mi carrera fue de éxito (no llegó a pillarme el toro) y muy rápida (salí de la plaza a toda pastilla). Mi valor, inconmensurable, si no, véase la enorme longitud de mi brazo y esa cara de fiereza ante la bestia. Os aseguro que si el brazo está tan estirado es porque no podía estirarlo más. Después el toro no se enamoró de la Luna (porque era de día) así que se enamoró de mí y tuve que poner pies en polvorosa. No me dieron la oreja y es una pena, porque me hubiera venido muy bien ahora que estoy un poco sordo”.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“De la Publicidad al Periodismo”: https://amzn.eu/d/fXJO9j3
No hay comentarios:
Publicar un comentario