miércoles, 27 de marzo de 2024

Fútbol (empresario) (2)

Pero la primera anécdota (y esta la conoce toda España) se dio antes de finalizar la promoción que organicé para presenciar en París la final de la Eurocopa: Todavía faltaban algunos partidos para decidir qué selecciones nacionales jugarían la Eurocopa y a nuestra selección se le pusieron las cosas muy difíciles, tanto es así que llegamos al último partido de la fase clasificatoria necesitando inexcusablemente una victoria por 11-0 para poder jugar la fase final. Aunque el rival para ese partido era el más débil del grupo, Malta, esa cifra tan abultada de goles sólo se daba en los partidos que juegan los niños en los patios de los colegios, no en el fútbol profesional y menos entre selecciones nacionales. Nadie creía que España pudiese pasar a la fase final y para nosotros eso suponía un contratiempo; cuanto más lejos llegase España, más interés tendrían nuestros clientes por participar en la promoción. En fin, ya es historia lo que sucedió en aquél partido. A España le costaba horrores marcar goles y encima se fue al descanso habiendo encajado un gol, con un marcador a su favor de sólo 3-1. Eso significaba que en el segundo tiempo (en 45 minutos) debía marcar 9 goles para que el resultado final fuese 12-1, es decir, los 11 goles de diferencia que necesitaba. Disparatado ¿verdad? Pues el resultado final fue de 12-1 y España pasó a disputar esa fase final. Recuerdo que mi compañero y excelente dibujante y caricaturista, Javier Cebrián, hizo una caricatura (tal como se puede ver en la portada del libro "El mejor deporte es la sonrisa") donde se me ve con un saco de billetes a la espalda sobornando a Bonello, el portero de Malta aquella noche, el cual no separaba la vista de los billetes y fingía estar distraído mientras los goles iban entrando en su portería.
 

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