martes, 26 de marzo de 2024

Fútbol (empresario) (1)

Una vez retirado de la práctica activa del fútbol (los años no perdonan) seguía viva en mí la afición a este deporte, no sólo como espectador (abonado fiel del Atlético de Madrid) sino también en todo lo relacionado con este bello deporte. Sin embargo no pasó mucho tiempo puesto que apenas un año después de empezar a trabajar en la división de agroquímicos del grupo ICI (Imperial Chemical Industries) que entonces se llamaba en España Zeltia Agraria aunque poco después pasaría a llamarse ICI-Zeltia, me tocó inventarme una nueva promoción para nuestro producto estrella, el herbicida Gramoxone (paraquat).
 
No sé si sería por aquello de que un herbicida es para secar las malas hierbas y los campos de fútbol son de hierba, pero el caso es que al coincidir en el tiempo con la fase final del Campeonato de Europa de Fútbol de 1984, cuya final se celebraría en París, se me ocurrió dar como premio gordo 50 viajes para dos personas para presenciar la final, y como premio menor, 1.000 balones de reglamento, así como un llavero con los logotipos de aquella Eurocopa y de Gramoxone, como premio de consolación a todos los participantes en la promoción.
 
Como slogan para el producto me inventé “El gol decisivo contra las malas hierbas” y diseñé una amplísima campaña publicitaria que incluso incluía cuñas de radio en donde el famoso locutor Elías Rodríguez (se decía por aquél entonces que nueve de cada 10 anuncios llevaban su voz) narraba un partido de fútbol imaginario que decía, más o menos así (con una voz atropellada como la de los locutores de partidos de fútbol): “La presión de las malas hierbas sobre el cultivo es insistente... pero ahí llega Gramoxone que recupera el balón, avanza por el campo sorteando contrarios, se interna en el área, tira y ¡goooool!...´” y ya con voz más pausada añadía: “Agricultor, marque un gol decisivo a las malas hierbas con Gramoxone. Acuda a su proveedor habitual y gane un viaje a París para presenciar la final de la Eurocopa o un balón de reglamento. Gramoxone, el gol decisivo contra las malas hierbas”.
 
A todos los agricultores se les enviaba una carta que contenía una entrada falsa para la final y en la misma se indicaba lo que debían hacer: acudir a su proveedor habitual y canjearla por un sobre herméticamente cerrado. Dentro del sobre encontraban una tarjeta con un recuadro de plata que tenían que rascar y descubrir si habían ganado un premio.
 

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