Antes
que apareciesen las postales en color hicieron acto de presencia las postales
coloreadas. Al principio los encargados de darles color eran muy tímidos y
apenas daban tres o cuatro leves pinceladas; pero el éxito de aquellas postales
que rompían la monotonía del blanco y negro habitual, les hizo coger confianza
y empezaron a derrochar color. Aquí tenéis algunos ejemplos de aquella
exuberancia colorística…
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