Pues bien, haría unos 15 ó 20 días que le había enviado mi última carta con dicha lista actualizada y sin ninguna preferencia marcada. Yo estaba sentado frente al ordenador, buscando en Internet cosas de Noruega y entré en una “tienda virtual”. Allí encontré algunos CD’s y vi 3 que me gustaría comprar, uno de Bjorn Eidsvag, otro de DDE y otro de Sissel Kyrkjebo que, por cierto, se llamaba “All good things”. Sin embargo, como es muy peligroso hacer compras por Internet, no llegué a hacer el pedido y, claro, me quedé con las ganas de haber conseguido esos tres CD’s.
Dos días después abrí el buzón de correo y allí tenía una carta de mi amiga. Abrí el sobre y encontré un nuevo CD. ¿Cuál sería? A estas alturas creo que no sería difícil adivinar que uno de esos tres que he citado antes y, efectivamente, así era; en concreto, el de Sissel y su sugerente título “All good things”.
Como se puede ver era una coincidencia más, aunque en este caso, cuando se produjo mi visualización de aquél CD en Internet y mi deseo de comprarlo, el CD ya estaba realmente en camino, posiblemente llegando a España. Puede que mi amiga estuviese pensando si me gustaría el CD que ella había elegido, aunque el hecho en sí de su decisión y su compra lo había hecho varios días antes. Yo, desde luego, estaba pensando en ese momento que me gustaría tener ese CD. Pero, lo más curioso es que precisamente hubiese entrado en esa página de Internet y que en ella hubiesen puesto el citado CD.
Porque ¿sabéis una cosa? Unos días atrás, no muchos,
menos de una semana, yo había entrado en esa misma página, había revisado qué
clase de CD’s vendía allí y…. el de Sissel no estaba entonces.
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