lunes, 13 de junio de 2022

Atracción sobrenatural

Fue una Navidad en Londres. No hacía mucho tiempo que había hecho realidad mi sueño de visitar Noruega y no paraba de escribirme con gente de aquél país, coleccionar sellos y conseguir cuanta información pudiera para conocer mejor su historia, su cultura, su naturaleza... Por eso, aun estando aquella Navidad en Londres, mi corazón seguía en Noruega, vestía mi jersey noruego, e incluso cuando visité el museo de cera no puede resistir la tentación de hacerme una fotografía junto a la figura del rey Haakon V. 

Una tarde fuimos a recorrer Hyde Park, como miles de turistas. Llevaba mi cámara fotográfica con la que solía sacar fotografías junto a los principales monumentos o rincones típicos... como todo el mundo. Pero aquella tarde sucedió algo distinto. Vi a lo lejos una piedra que llamó mi atención y sentí el irrefrenable impulso de acercarme hasta ella y hacerme una foto. No era nada especial, ni nada típico. Era una simple mole de granito sin tallar; vamos, un pedrusco enorme, redondeado y de 3 metros de altura, situado en mitad del parque. No tenía nada de especial, salvo una placa con una inscripción. Ya estaba oscureciendo y aún teníamos mucho que ver, así que no me entretuve más que lo necesario para hacerme la foto allí, todo orgulloso junto a aquella piedra de granito que no decía ni representaba nada (al menos eso era lo que yo creía).
 
Ya de regreso en Madrid, llevé a revelar las fotos, las vi, las ordené, las guardé en el álbum, las enseñé a los familiares... No fue hasta mucho tiempo después en que –mirando de nuevo las fotos- me pregunté qué es lo que habría escrito en la placa pegada a aquella roca. Afortunadamente la foto era de buena calidad y con ayuda de una lupa pude descifrar el mensaje. Decía así: “This stone was erected by the royal Norwegian navy and the Norwegian merchant fleet in the year 1978. We thank the British people from friendship and hospitality during the Second World War. You gave us a safe haven in our common struggle for freedom and peace”. ¡Una piedra noruega, un trozo de aquél país en mitad de Londres!
 
¿Qué impulso me llevó a hacerme una foto junto a esa piedra? Por supuesto que si hubiese sabido que procedía de Noruega hubiera ido sin dudarlo hacia allí y me hubiera hecho la foto; pero ni lo sabía ni me di cuenta hasta mucho tiempo más tarde. Fue como si “alguien” me hubiese gastado una broma diciendo “estás tan pesado con todo lo de Noruega que ¡toma! aquí tienes un pedazo de ese país para que te lo lleves de recuerdo”.
 
Aquél fue el comienzo y poco a poco fui descubriendo la enorme cantidad de coincidencias que se acumulan sin que apenas nos demos cuenta. ¿Tan sordos y ciegos estamos que no nos damos cuenta que nos están llamando? ¿Que nos están alertando? ¿Que nos quieren decir algo?
 

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