El presente libro ofrece la biografía, nunca antes
recogida, de Gaspar Fisac Orovio (1859-1937), al que hemos definido como
“médico, periodista y poeta”, pero ¿qué le hace merecedor de ser recordado más
allá de por sus seres queridos? A lo largo de la historia de la humanidad han
circulado miles de millones de seres humanos: una buena parte de ellos pasó por
esta vida sin pena ni gloria, como vulgarmente se dice, esto es, no hicieron
nada destacado ni fueron dignos de ser recordados; muchos otros dejaron un
recuerdo agradable y entrañable en sus familiares y amigos, un recuerdo que no
obstante se fue olvidando según se sucedían las generaciones; y unos pocos
contribuyeron con su esfuerzo, su trabajo, su imaginación, etc. a aportar algo
que reportase algún beneficio a las personas. Pero falta, algo, yo diría que lo
más importante: que fuesen además unos excelentes seres humanos. Sin embargo,
cuando uno se pasa la vida pensando y trabajando para ayudar a los demás, en lo
que menos repara es en sí mismo, en auto idolatrarse, y es por ello que muchas
grandes personas que han pasado por el mundo y su vida y su ejemplo deberían
conocerse y recordarse, han quedado olvidadas al cabo de unos años porque se
dieron a los demás en vez de dedicarse al autobombo. Una de esas personas fue
Gaspar Fisac Orovio, a quien dedico esta singular Biografía, tan inefable como
yo mismo.
Y es que además de ser yo el autor de este libro, soy
también uno de sus nietos, aunque como digo en la dedicatoria, de un abuelo al
que no llegué a conocer puesto que él murió antes de que yo naciera. Y
curiosamente escribí hace tiempo en mi blog “Palabras inefables” un post
titulado “Tres días de enero” porque se dio una circunstancia muy curiosa: Un
seis de enero nació mi padre, que fue farmacéutico y, a ratos libres, también
poeta. Un ocho de enero nació mi abuelo, que fue médico, periodista y poeta. Y
entre medias de los dos, un siete de enero, nací yo, desarrollando mi
trayectoria profesional entre médicos (Organización Médica Colegial) y
farmacéuticos (AstraZéneca y otros laboratorios farmacéuticos), la cual
consistió en el ejercicio de la comunicación y el periodismo, dedicando
finalmente mi tiempo libre a ejercer como poeta. Por todo ello creo que estaba
justificado, que era casi una obligación, que al menos antes de irme de esta
vida dejase constancia escrita de lo que fue e hizo mi abuelo. Pero ¿qué cosas
hizo que fueran de interés para personas ajenas a su familia?
Diremos en primer lugar que fue un médico destacado de su
época porque, aunque ejerció como Médico Titular de una pequeña población de La
Mancha, pasando después al Hospital de Ciudad Real, se ganó el reconocimiento y
prestigio profesional no sólo por su abnegación y entrega a los pacientes,
mostrando siempre un trato humano y cercano (tan difícil de encontrar hoy en
día), sino por sus descubrimientos. Gracias a sus investigaciones sobre la
tuberculosis dio lugar al primer tratamiento preventivo y curativo registrado
en España contra esta enfermedad, y su conocimiento y experiencia con numerosas
epidemias (cólera, tifus, sarampión, etc.) le avaló para establecer toda una
serie de medidas de higiene y salubridad para evitar su propagación. Una vida
la suya, pues, que salvó muchas vidas.
En segundo lugar hablaremos de su labor como periodista,
colaborando inicialmente con el periódico que fundó su hermano y dirigiéndolo
después cuando la salud del primero empezó a flaquear. Ese periódico “El Eco de
Daimiel” llegó a ser el más vendido en Ciudad Real aunque su influencia alcanzó
muchos otros rincones de nuestra geografía, y aunque sólo se editó poco más de
cinco años, alcanzó los 445 números. Desde ese periódico se defendieron los
ideales de democracia y justicia, así como la defensa permanente de las profesiones
sanitarias y de la profesión periodística.
En tercer lugar hablaremos de su faceta como poeta y,
aunque no publicó ningún libro (a fin de cuentas la poesía era para él un
hobby) sí que dejó un significativo número de composiciones que bien merecerían
ocupar un lugar en la literatura española del siglo XIX y principios del XX y
prueba de ello fueron los premios que recibieron dos de aquellas composiciones
en sendos certámenes literarios. Una afición, por cierto, que también le llevó
a escribir, dirigir e incluso interpretar pequeñas obras de teatro.
Como se ve, una vida polifacética, activa e interesante,
que ojalá despierte el interés de más lectores. Aunque sin embrago yo me quedo
con otra faceta suya que no era la de médico, ni la de periodista, ni la de
poeta... era la de: ser humano. Porque ¿de qué nos vale este paso por la vida
si nadie, ni siquiera nuestros familiares y amigos, nos van a recordar con
cariño? Y en su caso no fueron sólo sus familiares y amigos, sino todos quienes
le conocieron y todos sus enfermos a los que trató dedicándoles tiempo,
interesándose por sus preocupaciones y problemas, ayudándoles incluso en lo que
estuviese al alcance de sus posibilidades. Eso es lo mejor que puede decirse de
cualquier persona: que fue una buena persona. No hay otra distinción mayor
aunque, como en este caso, haya contribuido al avance de la medicina, haya sido
un pionero del periodismo y haya sido un excelente y desconocido poeta.
Mención especial merece ese quinto capítulo dedicado a la
poesía. A título de ejemplo me quedaría con ese poema titulado “Besos y
lágrimas” que llamó poderosamente mi atención al encontrarlo durante la fase de
búsqueda de información para preparar este libro. Dice en ese poema que “todo
beso ha de ser lágrimas en conclusión” y ofrece una serie de ejemplos poéticos
que corroboran dicha afirmación: “si el aura besa las flores, vierte llanto de
rocío”, “si el arroyo juguetón besa las piedras saltando, lágrimas va
salpicando en revuelta confusión”, “aquél beso que al partir damos al amante
ser, llanto nos hace verter”, etc. Así de rotundo se manifiesta al sentenciar
que “a donde un beso pregunta, una lágrima responde”, explicando que “si un
beso es la expresión de un sentimiento infinito, una lágrima es el grito más
grande del corazón”.
Son la vida y la muerte, que siempre las tuvo tan cerca
como médico en una época donde la mortalidad era muy alta y las epidemias una
constante. Son la vida y la muerte que siempre las tuvo tan cerca como que
estaban en su propia familia, en una época donde rara era la familia en donde
no muriese alguno de los hijos cuando apenas empezaban a disfrutar de la
infancia. Son la vida y la muerte las que nos abren y nos cierran este pequeño
paréntesis de nuestra existencia terrenal. Y en ella, en este mundo, lleno de
alegrías y de tristezas, lágrimas y besos se hermanan para acompañarnos en
nuestro temporal recorrido.
Bien podría haber puesto como título “Biografía del Dr.
Gaspar Fisac Orovio”, reflejando en la misma los acontecimientos más
importantes de su vida, pero quise ir más allá, conocer y profundizar en sus
sentimientos, y doy fe que estos quedan perfectamente reflejados en sus poemas,
esos poemas que oyeron, leyeron y aplaudieron sus contemporáneos, pero que
nadie más, después, ha vuelto a leer.
Finalmente comentar que esta curiosa biografía la he
estructurado en cinco capítulos, lo cual facilitará que al menos cada uno lea
aquellos que más puedan ser de su interés. El primero, “El hombre”, sería la
clásica biografía, una semblanza personal y profesional de lo que fue su vida.
El segundo, “El hermano”, es una biografía adicional, la de uno de sus
hermanos, el cual tuvo una colaboración y una influencia decisiva en toda su
trayectoria vital y que, por sí misma también, sorprende al comprobar cómo se
pueden hacer tantas cosas en tan poco tiempo. El tercero, “El médico”, nos
habla de las principales epidemias en las que desarrolló su labor como médico,
las medidas preventivas y curativas que se utilizaban, los trabajos científicos
que escribió y su frecuente presencia en congresos médicos nacionales e
internacionales (algo poco habitual en aquella época), sus premios y sus
descubrimientos médicos. El cuarto, “El periodista”, nos va ofreciendo
pinceladas de lo que fue aquél pionero de la prensa escrita, el diario en el
que colaboró y dirigió, su línea editorial, sus escritos. Finalmente, el quinto
capítulo, “El poeta”, nos ofrece una recopilación inédita de su obra poética,
habiendo rescatado del olvido una selección de magníficos poemas e incluso una
de sus obras cortas de teatro en verso.
No sé por qué, pero yo me quedo con esto último, con sus
versos que ofrecen lo mejor del corazón de un excepcional ser humano. Aquí
están (en el capítulo quinto y último) son vuestros, para que los descubráis,
para que os emocionéis, para que sintáis correr por vuestra alma una lágrima de
amor mientras os abriga el calor de un beso.
“Biblioteca Fisac”: https://amzn.to/3sOO1Yq
“Biblioteca Fisac”: https://amzn.to/3sOO1Yq
No hay comentarios:
Publicar un comentario