Para el que no lo sepa le aclararé que el Billar está
considerado oficialmente como deporte, concretamente como “Deporte de
precisión” e incluso estuvo a punto de ser incluido en los Juegos Olímpicos de
2004 aunque al final no salió esa carambola. Siempre había creído que sólo
existían dos tipos de Billar, el que llamábamos francés (que siempre había sido
el más popular en España), consistente en hacer carambolas con tres bolas, y el
que llamábamos americano (que ahora es el más popular en España), que se juega
en una mesa llena de agujeros en los lados y que nunca he sabido en qué
cosiste, sólo que se van impulsando las bolas para meterlas en los agujeros
aunque ya digo que no sé ni por qué agujeros, ni de qué forma, ni por qué
motivo; es más, alguna vez he jugado a ese Billar americano y yo mismo me he
inventado las reglas. Ahora, sin embargo, he aprendido que existen hasta 8
clases distintas de Billar: francés, inglés, americano, español, italiano,
belga, hindú y otro que se llama bumper pool, y resulta que de cada uno existen
diversas modalidades. No me preguntéis en qué consiste cada uno de ellos porque
ni lo sé ni podría explicarse en pocas palabras. El Billar constituye un mundo
completamente desconocido para la mayoría de los seres humanos, que hasta hoy
pensábamos que sólo existían los dos que he citado antes en primer lugar.
Esto viene de lejos. En los primeros años de juventud los
chicos nos sentíamos atraídos irremediablemente hacia unos locales que se
llamaban, precisamente, “billares”, en los cuales no sólo se podía jugar al
Billar sino que también se jugaba al futbolín, a las máquinas de bolas, al Ping
Pong, a juegos de tiro, etc. Pero si el Billar era quien daba nombre a tales
establecimientos, estaba claro que esa era la principal atracción y requería
unos ciertos conocimientos previos. Para adquirirlos tuve un buen maestro, mi
primo Pepe Fisac, que era unos años mayor que yo y me introdujo en los secretos
de este deporte. Con él aprendí cómo coger el taco (así se llama el palo que se
usa para golpear con uno de sus extremos la bola), las diferentes formas de
golpear la bola para hacer carambolas (que choquen las tres bolas entre sí),
las posturas que pueden adoptarse (ya que muchas veces las bolas quedan
colocadas tan difíciles que hay que hacer “posturitas” para poder golpearlas
con acierto. Y de él y de todos quienes practicaban este deporte aprendí a
“darme pisto”, o sea, a hacerme el importante.
Si os fijáis en la gente que juega al Billar, veréis que
aunque sean muy malos, aunque jueguen fatal, siempre llega un momento en que se
ponen muy serios y muy dignos, cogen con displicencia el taco de tiza, y se
ponen –con cara de entendidos- a frotarlo para empolvar la punta del taco. Con
tanta parafernalia se creen que así mejorará su tiro, pero el hecho de tener
perfectamente empolvada de polvo de tiza la punta del taco sirve a los
expertos, porque para uno que no tiene ni idea da exactamente igual.
El Billar no ha sido uno de mis deportes favoritos ni lo
he practicado mucho, sólo en contadas ocasiones; sin embargo, como no podía ser
de otra manera, yo tampoco he podido vencer a la tentación y –siendo un jugador
malillo- he adoptado poses de gran experto, con todo tipo de posturitas, de
momentos de reflexión antes de dar cada golpe (en realidad yo he estaba
pensando: “¿Y qué coño hago yo ahora?”), de uso frecuente del taco de tiza para
parecer un entendido, etc. En fin, me he calificado como “malillo” pero a mi
favor diré que nunca he roto el tapete, lo cual ya es un logro que otros
principiantes no pueden decir.
Amor, amistad, honor y deporte en esta novela que nos traslada a la Grecia de hace 2.600 años…
“La Olimpiada”: https://amzn.to/3cDkAS7
Amor, amistad, honor y deporte en esta novela que nos traslada a la Grecia de hace 2.600 años…
“La Olimpiada”: https://amzn.to/3cDkAS7
No hay comentarios:
Publicar un comentario