martes, 6 de febrero de 2024

Baloncesto

El Baloncesto es un deporte de altura y sin embargo mi experiencia en este deporte es completamente raquítica. Por mucho que me remonte en el tiempo para encontrar alguna relación mía con dicho deporte, sólo encuentro las competiciones que hacía con algunos amigos, y otras veces yo solo, lanzado cartas con la intención de introducirlas en una papelera.
 
El ser humano, no obstante, tiene un instinto innato para el Baloncesto. Cualquier persona que arrugue un papel y vaya a tirarlo siempre intentará encestarlo en la papelera y cualquier persona que vaya a tirar una lata vacía de cerveza siempre intentará encestarla en el cubo de basura. Pero de ahí a considerar dichos lanzamientos como un deporte va un abismo.
 
Vayamos pues a lo que es de verdad el Baloncesto que, al ser tan popular no hace falta ni explicarlo. Y como todo el mundo sabe, sólo los altos practican dicho deporte por lo que el mismo ha quedado siempre fuera de mis posibilidades. Por ello mi única relación han sido los partidos jugados con amigos en cualquier cancha pública. Partidos sin tiempo predeterminado, con equipos desiguales, con la única intención de hacer algo de ejercicio y pasar un rato divertido. Pero ni eso, el Baloncesto nunca me ha divertido. Eso de estar botando todo el tiempo la pelota no va conmigo, prefiero darle patadas. Y en cuanto a la puntería, mejor ni hablar. Ni siquiera cuando he jugado “a ver quién encesta más”, probando a hacer canasta desde distintas posiciones del campo, he atinado un número decente de veces.
 
 Más que divertirme, el Baloncesto me cabrea, sobre todo por la gran habilidad que tengo a la hora de conseguir que mis lanzamientos den en el aro y, en vez de caer dentro del aro a continuación, salgan despedidos hacia fuera. Si esa jugada se contase como punto, entonces podríamos estar hablando de mí como de un jugador con futuro. Claro que para llegar a este punto, antes he realizado cientos de lanzamientos que pasaban de largo, tan de largo que tenía que salir del campo para recoger el balón. Que no, que no, que el Baloncesto no es para mí.
 

Amor, amistad, honor y deporte en esta novela que nos traslada a la Grecia de hace 2.600 años…
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