Como su nombre indica el Balonmano es un deporte en donde
el balón se coge con la mano, pero como no se mete en un cesto, no se llama
Baloncesto. Todos hemos visto jugar alguna vez al Balonmano así que no entraré
en más explicaciones, aunque la mayoría me temo que no conoce las reglas. Lo
que sí sabe todo el mundo es que los jugadores se van pasando unos a otros el
balón con la mano y deben tirar a la portería contraria para marcar gol.
No ha sido hasta épocas recientes que los españoles hemos
tenido a nuestra disposición en los parques campos polivalentes de Fútbol sala
y Balonmano, para practicar libre y gratuitamente este deporte. Lo que sí se
requiere es un balón más pequeño que el de fútbol para poder cogerlo con una
sola mano, algo imprescindible a la hora de hacer el disparo a puerta.
Antes aún de que proliferasen en España estos campos
públicos, el Balonmano era un deporte relativamente importante en nuestro país,
donde la selección nacional era de las mejores del mundo y donde Atlético de
Madrid, Barcelona, Granollers, etc. eran equipos líderes no solo a nivel
nacional sino también internacional. Como yo era Atlético de corazón y el
Atlético de Madrid tenía un equipo de Balonmano de lo mejorcito, fui en varias
ocasiones a ver sus partidos, que entonces se jugaban en el polideportivo
Magariños, y esto casi me cuesta una vez un buen disgusto. Había ido con mi
hijo y estábamos viendo el partido sentados en primera fila, prácticamente
encima de la pista, separados de ella sólo por un pequeño muro que llegaba a la
altura de nuestra barbilla. En un momento del partido, un jugador debió perder
el sentido de la orientación, porque en vez de disparar a la portería lanzó un
tremendo zurriagazo directamente contra nosotros, haciendo que el balón se
estrellase contra la arista superior de ese pequeño muro y saliese disparado en
otra dirección. Unos centímetros más arriba y nos habría reventado la cara.
Cómo sería, que el tal jugador nos pidió disculpas por el susto.
Ahora bien, con el Balonmano he sido más espectador que
jugador. Como espectador he acudido tanto a los partidos del antiguo Atlético
de Madrid como a los de su última reaparición cuando compró al Ciudad Real y le
cambió el nombre. En cambio como jugador, sólo he participado en partidos en
plan pachanguita con algunos amigos en los campos multiusos que hay repartidos
por los parques de Madrid. Si algún recuerdo me queda de este deporte es el
susto de aquél balonazo o los múltiples títulos ganados por el extinto Atlético
de Madrid de Balonmano (que en paz descanse).
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