miércoles, 21 de octubre de 2015

Una vida, una carretera

Por alguna razón que desconocemos somos conducidos por la vida. Se me antoja como una carretera de un solo carril pero lo suficientemente ancha como para que tú puedas ir dando bandazos. Esa carretera tiene un muro alto a cada lado, de tal forma que nunca podemos salirnos de ella. Conducimos nosotros solos por dicha carretera, repleta de curvas, baches, subidas y bajadas, zonas más anchas y otras más estrechas... Nosotros conducimos nuestro coche (nuestra vida) pero nuestros maestros espirituales no dejan que salgamos del camino trazado. No obstante nosotros, dentro de nuestro libre albedrío, podemos darnos golpetazos contra los muros, podemos derrapar, hacer trompos, pararnos, avanzar en zig-zag... o por el contrario, avanzar a la velocidad adecuada a cada tramo de la pista (de nuestra vida). Bueno, en realidad no se suele llegar a ninguno de estos dos extremos sino que la mayoría de nosotros, unas veces conducimos bien y otras hacemos el burro; lo verdaderamente importante es ser conscientes de la situación... y la situación es lo que acabo de contaros, en mi humilde saber y entender.

No hay comentarios: