El vivir en un plano material nos obliga a utilizar
facultades objetivas y subjetivas. La razón es una de las más importantes, ya
que a partir de nuestros juicios condicionamos nuestra vida cotidiana.
Reflexionar sobre asuntos positivos trae armonía a nuestra vida y nos
enriquece. Debemos hacer siempre todo lo posible por vibrar al ritmo de
emociones puras y constructivas.
Nuestras relaciones con los demás, nunca se deben basar en
los principios de fuerza o dominación. La armonía debe ser la regla de oro para
la vida familiar y social. Esto no significa que todos debamos pensar y actuar
igual, porque la uniformidad es enemiga de la evolución. Simplemente debemos
vivir juntos con respeto mutuo, poniendo nuestras opiniones y diferencias al
servicio de los demás.
PD.- Así intento hacerlo desde este inefable rincón de
Internet.
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