Se
quejaba Louis Van Gaal, cuando era entrenador del Barcelona, de que los
periodistas sólo se fijaban en las cosas negativas, nunca en las positivas.
¿Seremos nosotros como esos mismos periodistas?
De todo
lo que vemos y analizamos en este mundo, deberíamos fijarnos en lo positivo,
tratar de apreciar el bien que se desprende o pueda derivar de esas acciones o
acontecimientos, porque hasta de los propios errores y equivocaciones puede
derivarse algo bueno o positivo, aparte –por supuesto- de la enseñanza.
Es
verdaderamente importante cambiar el chip interno y, al analizar las cosas, ver
lo positivo y sacar cuantas enseñanzas prácticas podamos.
La vida
no es un camino de rosas y a todos nos pasan con mayor o menor frecuencia cosas
negativas. Ante estas, la respuesta debería ser algo así como: “Si puedo
cambiarlo voy a trabajar y a hacer todo lo posible por cambiarlo; pero si eso
es algo que escapa de mi alcance y nada de lo que yo haga va a ser capaz de
cambiarlo, lo que no voy a hacer es amargarme dándole vueltas y más vueltas y
compadeciéndome de mi mismo; tendré que asumir la situación, mirar adelante, y
seguir luchando, animándome en el camino con las pequeñas alegrías y cosas
buenas de la vida, por muy insignificantes que sean”.
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