Ya he dicho en más de una ocasión durante estos últimos
días, que al escribir la novela
"Castidad y rock and roll"
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me desmandaba un personaje, concretamente Eloy, un joven cantante de éxito.
Resulta que yo iba escribiendo la novela y cuando le llegaba el turno de
intervenir él lo hacía de tal forma que me sorprendía hasta mí mismo. Increíble
pero cierto. Eloy parecía tener vida propia. Este es un ejemplo de lo que os
estoy diciendo (os aseguro que no me esperaba esa reacción de Eloy, pero es que
él era así, siempre sorprendía a todos –incluso al escritor que lo había
creado- y se ganaba su confianza y aprecio):
Sonja nos invitó a pasar, pero antes le dije que tenía un
regalo para ella, así que me dirigí de nuevo al coche y lo abrí para recoger el
paquete que le había preparado. El niño que vimos a la entrada había salido de
nuevo y estaba pegado a las faldas de su madre mirándonos con curiosidad. “Es
mi hijo Sven –nos lo presentó-, la pequeña, Kirsti, está jugando dentro de
casa”. Los ojos de Sven se abrieron como platos cuando vieron el paquete que le
entregaba a su madre y que estaba envuelto con un precioso papel de regalo. Yo
no me di cuenta, pero Eloy estuvo al quite:
-
Eso es para tu mamá –le dijo a Sven- pero para ti hemos traído
otra cosa.
Entonces Eloy regresó al coche, se inclinó sobre el asiento
de atrás y después de unos instantes buscando algo allí, volvió con un pequeño
peluche con la forma de un delfín y un enganche de llavero. ¡Era su propio
llavero al que había quitado sus llaves en ese momento para dárselo como regalo
a Sven! Me di cuenta de mi torpeza, tenía que haberle llevado algún regalito a
Sven y sin embargo sólo había pensado en su madre no en él. En cambio Eloy
siempre pensaba en los demás y se dio cuenta al instante de la decepción de
Sven al comprobar que el precioso paquete que yo entregaba a su madre era sólo
para ella y en cambio para él no había nada, por eso fue al coche y le quitó
las llaves a su llavero para dárselo como regalo al pequeño. Éste, tan pronto
como lo recibió soltó un “takk” (gracias) y se lo mostró orgulloso a su madre.
Sonja se dio cuenta de la maniobra y cruzó una mirada de complicidad y agradecimiento
con Eloy.
PD.- En la imagen, un descanso en el camino que se volvió habitual para el protagonista de esta novela.
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