miércoles, 13 de mayo de 2015

Sinceridad

¿Alguna vez habéis sentido curiosidad por leer una carta dirigida a otra persona? Seguro que alguna vez, aunque si sois jóvenes tendríamos que sustituir la palabra “carta” por la palabra “e-mail”. Pues bien, ahora os voy a dar ese gustazo y os voy a dejar leer una carta privada y muy personal, dirigida por uno de los protagonistas de la novela
"Castidad y rock and roll"

Querida Elisa:
Ante todo quiero pedirte perdón por mi silencio de estos días en que sólo has recibido un mísero SMS. Te pido que sigas leyendo hasta el final y que trates de comprenderme porque lo que te voy a contar es algo que se sale por completo de lo normal pero es algo que yo necesitaba que debía hacer. Te pido también, que sólo lo comentes con Marta, y que ni tú ni ella digáis una palabra a nadie. ¿De acuerdo? Pues empiezo, y todo empieza en que ya estoy jubilado y echo de menos la ajetreada vida de viajes, reuniones, prisas, etc. que llevaba antes. Y sucedió que encontré a una persona... (a un amigo, no pienses mal, que no estoy con ningún lío de faldas, que ya sabes que siempre te he sido fiel y lo sigo siendo) que necesitaba mi ayuda para que lo hiciese desaparecer del mapa porque lo estaban acosando constantemente los periodistas (ya sabes cómo es la prensa rosa y cómo no dejan vivir y las persecuciones que hacen a los famosos). Este amigo –que es una persona bastante famosa- sólo quería desaparecer unas semanas, irse a un lugar tranquilo a descansar y yo me ofrecí a ayudarlo. Le preparé una campaña de publicidad que denominé la “Campaña de anonimato” en donde el objetivo no era vender un producto sino darle el anonimato. Se trataba de hacer justo lo contrario que hacemos todos los creativos: siempre buscando la notoriedad de nuestra marca y ahora debía hacer todo lo contrario. Comprenderás que a mí que siempre me han gustado los retos, este era uno que no podía desaprovechar y sobre todo ahora cuando el aburrimiento y la monotonía de mi vida iban trazando círculos sobre mi cabeza como los buitres... y yo aún estoy vivo y quiero imaginar cosas y crear hasta lo imposible.
Pero cometí un error y así me lo han hecho ver hoy. Te mentí sobre mis intenciones y sé que mi silencio te ha podido causar daño. No estoy en Sevilla, ni mi antigua agencia va a abrir allí ninguna sucursal, ni me han pedido ayuda, ni estoy entrevistando candidatos a creativo... Todo eso fue una excusa simple y tonta para no decirte qué era lo que pasaba y también porque no quería preocuparte ni involucrarte en esto. Pero ¡hemos pasado tantas cosas buenas juntos! Ahora comprendo que no tenía derecho a marginarte y que el simple hecho de hacerlo te habrá dolido. Por eso ahora quiero confesarte todo... todo lo que tienes que comprender que puedo revelar porque lo único que no te voy a decir es dónde estoy y con quien estoy, aunque te repito que es un amigo.
Me lo he llevado a un sitio escondido en donde nadie lo pueda encontrar. Voy a estar con él cuatro días más y luego regresaré y podré entonces darte más detalles, pero nunca antes de haberlo dejado a salvo del acoso a que se veía sometido.
No podía llamarte por teléfono porque hubieras sabido que no te llamaba desde Sevilla y no quería dejar pistas. Sólo era eso. Espero que me perdones, y que perdones esta pequeña locura... ya sabes que mi imaginación nunca está quieta... Pero también estoy aprendiendo que te quiero más que lo que yo era consciente hasta ahora (y era mucho) y nada deseo más que volver muy pronto junto a ti. Dentro de cuatro días estaré de regreso. Si quieres decirme algo antes, puedes contestarme por e-mail. Mi móvil lo he dejado desconectado y no lo utilizaré hasta mi regreso. No sé si podré acceder a Internet a diario aunque algún día antes de volver te prometo que buscaré algún ordenador desde donde conectarme y contactar contigo otra vez. ¿Tan importante es lo que estoy haciendo? te preguntarás. Pues sí, para mí es muy importante ayudar a este amigo porque con eso me ayudo también a mí mismo y esto me está abriendo los ojos a una realidad que tenía ahí a mi lado y no la veía: que lo importante somos nosotros, no lo que tenemos; que lo importante... eres tú.
Te quiero.

Marcos.

PD.- En la imagen, el rincón desde donde fue escrita la carta por uno de los protagonistas de esta novela.

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