Este podría haber sido el titular de la carta que los terroristas de ETA han enviado a muchos empresarios del Pais Vasco. Porque en un magnífico ejemplo de cinismo, se muestran como niños buenos diciéndole a los empresarios que ya no les van a cobrar el “impuesto revolucionario”, o sea, la “extorsión”, porque a las cosas hay que llamarlas por su nombre. ¿Por qué lo hacen? Muy sencillo, porque a cambio quieren poder estar presentes en las elecciones autonómicas para hacerse con un buen puñado de alcaldías que les reportarían más de 300 millones de euros para manejarlos a su antojo. Evidentemente, es más cómodo y más lucido conseguir y manejar así el dinero que no a través del chantaje a los empresarios.
Pero lo peor de todo esto es que todavía habrá políticos que aplaudan esta decisión y digan que ya que se han arrepentido y van a ser buenos, hay que ayudarles dejándoles presentarse a las elecciones. Pero una cosa es segura: si definitivamente les impiden estar en las elecciones, volverán a cobrar su “impuesto”, porque de algo tienen que vivir estos angelitos…
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