Si esta noche gana el Barcelona la final de Copa, habrá sido mérito de Pinto y diez más. Bueno, y también de Guardiola que es el único entrenador de primera división que tiene dos porteros titulares. En los demás equipos siempre hay un portero titular y otro que sólo juega cuando el primero se lesiona o cuando tiene algún partido de sanción. En cambio, en el Barcelona, los dos porteros son titulares, uno en la Liga y otro en la Copa.
Sabia e inusual decisión la tomada por Guardiola que ha demostrado ser, además de un buen estratega, un buen motivador de equipos humanos. Porque la clave está en la motivación: todos se sienten importantes; todos se sientes partícipes del proyecto; el equipo son todos, tanto si están sobre el terreno de juego como si están en el banquillo.
Y este ejemplo de motivación podríamos trasladarlo a la vida común. Los que tiene la responsabilidad de dirigir equipos deben dar protagonismo a todos los integrantes de su equipo, darles oportunidades de demostrar lo que valen (y si no, que no los hubiesen fichado), hacerles ver con hechos –no sólo con palabras- que todos tenemos algo importante que aportar.
Por eso esta noche, cualquiera que sea el resultado, yo brindaré por Pinto y por todos aquellos que tienen la suficiente inteligencia y humanidad como para hacer que cada uno sea parte importante de un proyecto.
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