Cuando
estemos en el otro lado ¿cómo será nuestra comprensión de todo? ¿Habrá
lenguaje? ¿Hablaremos? ¿Tendremos cuerpo, cara, brazos y piernas? ¿Podremos
movernos? ¿Conservaremos nuestros cinco sentidos?
Todo
esto es muy difícil de comprender, pero no porque nadie que haya estado allí
haya vuelto para contarlo (porque esto sí que ha sucedido miles de veces) sino
porque no tenemos en nuestro lenguaje palabras para explicarlo.
En
el otro lado, podemos ver, pero ver es saber, es conocimiento. NO hay
distinción entre experimentar algo y comprenderlo.
Lo
más parecido que podemos encontrar se da en nuestros sueños, cuando podemos
estar en varios sitios al mismo tiempo, cuando podemos ir hacia adelante y
hacia atrás en el tiempo, cuando podemos tocar y sentir las cosas, cuando
podemos volar y desplazarnos de forma instantánea a cualquier parte, cuando nos
comunicamos sin necesidad de hablar. Cuando nos vemos a nosotros mismos y a los
seres queridos con la imagen que teníamos en cualquier otra época de nuestra
vida, aquella que fuese más identificable para nosotros…
Es
un estado que no se puede definir con palabras, sólo podemos aproximarnos muy
ligeramente a través de estos ejemplos…
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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Estamos
en un universo que vemos, pero no estamos solos, hay otros muchos universos,
otros muchos estados materiales y espirituales y todos están en el mismo sitio;
lo que pasa es que no somos conscientes de los otros porque no somos capaces de
percibir sus vibraciones. Estamos limitados por nuestros sentidos corporales y
no somos capaces de percibir esas otras dimensiones cuya existencia se ha
demostrado la física cuántica.
Para
comprender esas otras dimensiones hay que acercarse a ellas, hay que abrir la
mente para intentar sintonizarnos con esa otra realidad. No se trata de salir a
investigar, sino de ponerse en disposición de “escuchar” y sentir esos otros
universos que están aquí mismo, íntimamente entrelazados con el nuestro. Esos
otros universos no están lejos de nosotros, están aquí mismo, sólo que en unas
frecuencias que no somos capaces de percibir.
No
olvidemos que nosotros mismos y todo nuestro mundo material no es otra cosa que
“vibraciones” y hasta el más sólido bloque de acero es vibración que podrían
atravesarse si fuésemos capaces de “entrar” a través de sus rendijas. Es como
un ventilador que está en marcha. Parece un disco sólido porque si intentamos
colar un papel entre sus aspas, ese papel será inmediatamente despedido o
despedazado, pero entre aspa y aspa hay un hueco y si fuésemos capaces de colar
el papel entre una y otra aspa a una velocidad mayor que la velocidad de esas
aspas, lo pasaríamos al otro lado sin ningún problema. Es como si pusiésemos el
ventilador en cámara superlenta y nosotros actuásemos en cámara rápida.
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Todos
sabemos, por todos los ensayos clínicos que se realizan con medicamentos, que
un comprimido de una sustancia inerte, sin ningún efecto ni positivo ni
negativo, es decir, como si se tomase una gota de agua, es capaz de curar
enfermedades y eliminar síntomas de las mismas… cuando quien lo toma se cree
que está tomando una medicina de verdad que va a curar esos síntomas y/o esa
enfermedad. Este efecto placebo acepta habitualmente a un 10 por ciento de los
pacientes, no a todos, pero en ocasiones afecta hasta un 30 por ciento de los
pacientes.
¿Y
qué hace la ciencia médica? Pues considera que esto es un “inconveniente”, una
“molestia”, una “contrariedad”, y por eso se comparan todos los medicamentos
con placebo y sólo cuando los medicamentos estudiados consiguen superar significativamente
el efecto placebo, se considera que son útiles.
Esa
es la mirada que la Medicina hace sobre el efecto placebo. No se les ocurre
investigar por qué el poder de la mente, la fe, la creencia en que esa píldora
mágica (que no es nada) es capaz de curar enfermedades y síntomas. La Medicina
desprecia el poder de la fe y su capacidad de influir en nuestro estado de salud
en vez de investigar sobre ello que, a fin de cuentas, tan importante es para combatir
la enfermedad y sus síntomas.
Vicente
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“La
Comunicación en Medicina”: https://amzn.eu/d/hjFKPvP
Desde
los albores de la Humanidad, el ser humano se ha hecho una serie de preguntas
fundamentales, preguntas sobre Dios, el alma, la vida después de la muerte, la
reencarnación, el libre albedrío… y sin embargo, en la época actual, está mal
visto hablar de esto y cualquier intento por hacerlo, sencillamente se ignora.
Cada vez que alguien saca este tema en un medio de comunicación, un tropel de
tertulianos acabará ridiculizándolo y desvirtuando sin el más mínimo rigor,
ignorando cuantas evidencias a favor de su existencia pudieran presentarse.
Pero más normal es que ni siquiera se le dé cabida en los medios de comunicación
a estos temas, salvo en contados programas dedicados al “misterio”, porque así,
acotándolo en ese cajón del “misterio”, queda como una cosa secundaria que no
tiene por qué influir en nuestras aborregadas vidas.
Hay
fenómenos como la visión remota, la percepción extrasensorial, la telepatía, la
precognición, la telequinesis, etc. que existen y están sobradamente
demostrados; pero también estos fenómenos se meten en el cajón del “misterio”
para dejarlos como asuntos menores.
La
sociedad (los poderes que gobiernan a los ciudadanos) nos obligan a adoptar la
postura del avestruz: esconder la cabeza e ignorar todo aquello que puede poner
en jaque a nuestras creencias (es decir, a las creencias que nos han sido
impuestas).
Vicente
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"Normalmente
nos consideramos a nosotros mismos como el centro del universo y pensamos que
los demás deben pensar y actuar tal como lo hacemos nosotros. Y no es así; cada
uno es único y diferente… y cada uno debe seguir su propio camino".
Cuando
pones a ejercitar tu memoria te vienen a la actualidad muchos momentos y
vivencias tanto de los tiempos recientes como de tiempos lejanos. ¿Quiere decir
resto que toda nuestra vida queda grabada como si de un archivo digital (una
cinta de vídeo diríamos antes)? Resulta, no obstante, que por mucho que
intentemos estrujar nuestra memoria hay episodios que han quedado completamente
olvidados. En unos casos porque nosotros éramos tan pequeños y han pasado tantos
años, que no somos capaces de recordarlo; en otros casos porque esos episodios
han quedado tan olvidados que no somos capaces de rememorarlos. Nos encontramos
así con muchas ocasiones en que un amigo o familiar nos dice “¿te acuerdas
cuando…?” y eso te suena a chino porque no recuerdas absolutamente nada de aquello. En otras ocasiones son tus
familiares mayores los que te cuentan alguna anécdota de cuando tenías pocos
años o incluso de cuando eras un bebé, y está claro que nadie se acuerda de las
cosas que hacía cuando era un bebé o un niño/a de pocos años. ¿Quiere esto
decir que no queda todo grabado, sino sólo algunas cosas?
El
estudio pormenorizado de miles de casos de ECM (experiencias cercanas a la
muerte) ha desvelado que hay en nosotros una parte secreta que guarda absolutamente
todos los aspectos de nuestras vidas, es decir, hay una grabación completa de
todo lo que es nuestra existencia en este plano terrenal, lo que pasa es que
cuando estamos vivos sólo somos capaces de recordar una pequeña parte de todo
lo que ha sido nuestra vida. Y lo más sorprendente es que ese proceso de “grabación”
comienza en el mismo momento de nuestro nacimiento y, por eso, todas las experiencias
de nuestros primeros años de vida quedan grabadas aunque no seamos capaces de recordarlas
en vida. Pero ¿qué pasa cuando alguien vive una ECM? Pues resulta que en esa situación sí somos
capaces de recordar todo, absolutamente todo, lo que ha sido nuestra vida,
desde el primer segundo de la existencia hasta el último.
Esto
nos lleva a una nueva reflexión: Lo que viva cualquier ser humano en sus
primeros meses y años de vida va a quedar grabado en su memoria y –aunque luego
no sea capaz de recordarlo. Sí que va a influir en su vida, tanto a modo de
traumas como a modo de sensaciones positivas.
Siendo
esto así, ya sabes lo que tienes que hacer con tus hijos pequeños o con todos
los niños pequeños que de alguna forma entren en tu entorno de vida.
Conviértete en esos casos en un factor de energía positiva que reafirme su autoestima
y perciban cariño y enseñanzas positivas. Aunque pasados los años no recuerden
nada de aquello… sí que lo van a tener grabado en lo más profundo de su ser y
sí que va a influir de alguna manera en su vida futura.
Vicente
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Hay
mucha gente que dice que no hay evidencias que apoyen la existencia de una
supraconciencia que abarca todo y de la que nosotros mismos formamos parte
(llámala Dios o como quieras), y sin embargo hay abrumadoras pruebas de que sí
existe. Quienes esto dicen lo hacen sin molestarse siquiera en informarse y
examinar todas las pruebas que existen.
Hay
un libro titulado “Irreductible mind: Toward a Psychology for 21st century” en
el que mediante un riguroso análisis científico presentan pruebas de la
existencia de la conciencia fuera del cuerpo. Los estudios han sido realizados
por un equipo de científicos del Departamento de Estudios sobre Percepción de
la Universidad de Virginia (Estados Unidos) y sus conclusiones (apoyadas en
pruebas) son irrefutables: Los fenómenos de la existencia de la conciencia
fuera del cuerpo y de la existencia de una conciencia superior son reales y
sólo a través de su conocimiento seremos capaces de comprender la realidad de
nuestra existencia.
Vicente
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"Lo
importante está en nosotros mismos, en nuestras raíces, en nuestro entorno
cercano, aunque a veces sea necesario marcharse lejos para darnos cuenta del
valor que tiene lo que hemos dejado".
"La
gente no quiere pensar, se tapa los ojos y los oídos cuando alguien dice cosas
como las que estoy escribiendo, y a continuación se ponen a hacer cualquier
otra cosa para borrar el impacto que les hayan podido causar esas palabras o
imágenes. No quieren verse empequeñecidos como así es la realidad de todos
aquellos que sólo se consideran un 'cuerpo físico' sin nada más en su interior".
“El
cine y el misterio” Vicente Fisac
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Nos
vanagloriamos del progreso de la ciencia y la tecnología que, según nos hacen
creer, nos facilita la vida. Sí es cierto que lo hace en gran medida, pero… ¿a
qué precio? Y no nos referimos a dinero, sino a la esclavitud a la que nos
relega. El mundo ha tenido que pagar un alto precio por ello: el espíritu
humano.
Mucha
tecnología, pero las guerras –aunque sean más “tecnológicas” y “dirigidas”-
siguen existiendo y devastando a los ciudadanos y al planeta (claro que de la
contaminación que causan las guerras y del deterioro que estas causan al medio
ambiente, no habla nadie). La continua “información” sobre crímenes, desgracias, temores, etc. nos va haciendo
insensibles ante todo ello y tan solo buscamos cobijo en “papá Estado”. El
constante machaqueo –a través de los medios de comunicación, es decir, de
“manipulación”- sobre las consignas que imparte el poder (cambio climático del
que nos hacen responsables a los ciudadanos de a pie), desigualdades sociales
(que las provoca el poder pero nos hacen ver que somos culpables nosotros),
inmigración ilegal y descontrolada (generada por las guerras y el poder político
pero acabamos siendo nosotros quienes pagamos las consecuencias), el miedo a
posibles infecciones (para utilizar a la población como cobayas humanas y
esclavizarlas a través del miedo), las alertas infundadas sobre los cambios naturales
del clima como la lluvia, el viento, etc. (que convierten en alarma social para
atemorizarnos y hacernos más obedientes)… Todo esto nos va sumiendo en una
espiral de resignación y de docilidad ante el poder.
La
tecnología, utilizada de esta manera por el poder, nos ha relegado al papel de
siervos sin voz ni voto… bueno, voto sí, de vez en cuando, para que continúen
en el poder los de siempre.
Vicente
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"Cada uno de nosotros somos seres únicos e individuales,
distintos unos de otros aun cuando todos pertenezcamos a un mismo universo, y
cada uno de nosotros debe manifestarse tal como es".
"¿Acaso no tienen derecho las personas a pensar como cada
uno quiera?"
"El miedo sí que es un verdadero “mal” que impide que
nuestro verdadero yo salga al exterior y se manifieste tal como es".
“El cine y el misterio” Vicente Fisac
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Mira
que no me gusta recurrir a frases que han dicho otros, por muy famosos y eruditos
que sean o hayan sido, pero hay ocasiones en que esas frases hay que traerlas a
la actualidad para ver si son capaces de hacer despertar nuestra conciencia.
Una de ellas, la que traigo hoy, es de René Descartes (1596 – 1650), y dice
así: “Si deseas ser un auténtico buscador de la verdad, es necesario que, al
menos una vez en la vida, pongas en duda, en la medida de lo posible, todas las
cosas”.
Pues
eso, no des nada por sentado. En el mundo profesional y en el de las relaciones
personales ¡cuántas veces incurrimos en errores por “dar por sentada” alguna
cosa! Y en el terreno del pensamiento y las creencias, ya ni te cuento. Nos
dejamos manejar como borregos por quienes dirigen las masas. Nos aborregamos.
Nos parece más cómodo de aceptar lo que otros dicen y seguir sus instrucciones
que poner en duda todo ello, razonar por nosotros mismos, buscar la verdad, y
finalmente decidir por nuestra cuenta. Pero, claro, eso nos saca de nuestra
“zona de confort” y esa comodidad que perseguimos acaba anulando por completo
nuestra conciencia, nuestra razón, nuestra verdadera identidad como seres
humanos.
Vicente
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Si
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"No te importe ser como eres, antes al contrario, siéntete
orgulloso de ser como eres y sé consciente que nadie más puede igualarte porque
eres único".
"El
objetivo no es cambiar lo que hiciste en algún momento determinado, sino
asumirlo y aprender de ello, porque se aprende tanto de los aciertos como de
los errores".
Durante
mi experiencia de 11 minutos de “entrelazamiento cuántico” (no era un “sueño”
como ya he explicado anteriormente) mantuve una conversación con ese ser que
fue respondiendo a mis preguntas y contándome muchas cosas. Lo que he
transcrito en las entregas anteriores sólo es una ínfima parte porque, como es
bien sabido, al despertar se olvida casi todo por más que uno se esfuerce en
escribirlo nada más levantarse.
Decir,
en primer lugar, que la presencia de ese ser no causaba temor sino todo lo
contrario, era una presencia no física, ni tenía forma visible ni pude
identificar su cara, aunque se percibía su “humanidad”, y no sabría decir si
era hombre o mujer, porque estos términos sólo se dan en nuestro mundo
terrenal. Lo que irradiaba este ser era un gran amor, una gran comprensión y
compasión por nuestra limitada percepción de la realidad, y estando en su
presencia se respiraba un clima de paz y felicidad difícilmente alcanzable en
nuestro mundo material.
¿Cómo
hablábamos? Por la mente. No usábamos la boca, sólo el pensamiento y este nos
transmitía con toda claridad el mensaje. Curiosamente, en una parte de esta
experiencia, me veía a mí mismo intentando hablar y entender otros idiomas y
sólo conseguía hacerlo cuando cerraba los ojos y me concentraba haciéndome
receptor de lo que querían decirme. Era en ese estado de concentración y de
dejar la percepción abierta cuando conseguía escuchar a quien me hablaba y
entonces lo escuchaba y entendía claramente en ese idioma mental.
Yo
era a la vez protagonista y espectador de esta experiencia. Me veía a mí mismo
en la historia que se sucedía como un espectador de lujo, pero al mismo tiempo
era consciente de estar viviendo esos acontecimientos en primera persona. Esta
dualidad, desdoblamiento de personalidad, también se daba en el tiempo, porque
era capaz de ir hacia adelante y hacia atrás en la historia que sucedía. Y todo
ello era auténticamente real, más real que la vida que sentimos cuando estamos
despiertos, con color, sonidos, aromas y todo tipo de sensaciones. Y a ese
personaje que me contaba cosas, y al que hacía preguntas y me respondía, lo
sentía cerca como cuando estás hablando con alguien y notas la vibración de su cuerpo
cerca del tuyo.
¿Cuánto
tiempo duró la experiencia? Analizando el análisis de lo que fue esa noche,
todo eso sucedió justo antes de despertar, es decir, durante los 11 minutos
anteriores al despertar, lo que se correspondía según el gráfico de análisis
del sueño, con una fase de sueño profundo, es decir, la fase en que no se
tienen sueños. Pero en cuanto a su duración diría que duró mucho más de esos 11
minutos del gráfico, aunque no sabría decir cuánto porque precisamente ene se
estado no tiene ninguna relevancia el tiempo. Como tampoco la tiene el espacio.
Porque yo podía “viajar” hacia adelante y hacia atrás en la percepción de esta
experiencia, e incluso repetir alguna secuencia de la misma. Igual que cuando
hojeas un libro puedes pasar páginas hacia adelante y hacia atrás, también aquí
podías ir hacia adelante, hacia atrás, fijarte en un párrafo determinado y
luego saltar hacia adelante o hacia atrás de nuevo.
Ya
hemos dicho que todo es uno, que somos parte del todo, que no hay tiempo ni
espacio. Y eso lo viví en esta experiencia.
Sólo
me queda una cosa más por añadir: ¿Sabéis una cosa? Me dio muchísima rabia
despertar, porque yo hubiera querido continuar allí, en aquél estado de paz, de
felicidad y de aprendizaje mucho más tiempo, toda la eternidad, aunque al
despertar comprendí que tenía algo pendiente que hacer, empezando por contarlo a los demás.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“No
son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
"Unos
lo llaman 'caprichos del destino', otros 'casualidades', otros ni siquiera
saben cómo llamarlo porque se quedan mudos de asombro. Son esos pequeños
detalles que de cuando en cuando sacuden nuestra adormecida percepción del
mundo, como si nos estuviesen gritando: '¡Hay algo más ahí fuera!'”.
"Es
como si alguien nos hubiese hecho un guiño diciendo: 'Sí, te estamos viendo,
hay otra realidad paralela'”.
Esta
experiencia vivida en fase de sueño profundo que os voy a contar, duró 11
minutos y nada más finalizar me desperté. Insisto nuevamente en que los sueños
se producen en la Fase REM y no en la fase de sueño profundo como sucedió en
este caso.
Una
voz me explicó que estaba viviendo un “entrelazamiento cuántico”. La voz, la
presencia, era agradable, cálida, amigable, y no sabría decir de qué sexo era,
posiblemente de todos y de ninguno.
Esa
voz me siguió hablando y de dictó algunos mensajes que, afortunadamente, pude
escribir nada más despertar. Estos son los que llegué a plasmar en el papel:
- No hablamos ningún idioma porque sólo
hay un idioma único universal, y ese idioma es mental, sin palabras, que puede
comunicarse con la mente, no con la boca.
- Debemos aprender de nuestros sueños,
porque a través de ellos se abre una ventana al mundo exterior (pero no al
mundo que está al otro lado de la ventana, sino a los otros mundos que están en
el exterior del mundo que habitamos).
- Si nos ejercitamos y escribimos al
despertar lo que hemos sentido en el sueño (no la historia en sí, que casi
siempre suele ser absurda, sino lo que hemos sentido y aprendido durante esa
experiencia) entonces progresaremos.
- Cuando recibas estos mensajes,
sencillamente déjate llevar y escríbelos pronto para que no se olviden. El
mundo del sueño, sus conocimientos, se desvanecen como bocanadas de humo si nos
los fijáis en el papel inmediatamente.
- Vemos el mal donde no lo hay. El
cuerpo no es libidinoso. En otros planetas no hay ropa, porque no es necesaria
ya que sus cuerpos tienen la capacidad de adaptarse a la temperatura exterior.
- Deberíamos dedicar tiempo a meditar.
- Tenemos que aprender a entender a la
Naturaleza. Todo son procesos naturales y hay que conocerlos y estar en armonía
con ellos.
- Tenemos muchas capacidades que ni
siquiera imaginamos.
- Todo es uno. Somos parte del todo aun
cuando manejamos y guiamos con libertad nuestra propia individualidad.
Y
no cuento de qué iba la historia absurda de esa experiencia, que no era un
sueño, porque esa disparatada historia no significaba nada, lo que de verdad
importaba era lo que yo había “sentido, experimentado y aprendido” durante tal
experiencia, y eso es lo que he hecho y he compartido aquí con vosotros.
Claro
que, si tenéis curiosidad, os contaré algunos otros detalles…
Vicente
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“No
son coincidencias”: https://amzn.to/2OCmSsO
"El
cine es una puerta misteriosa que, en ciertas ocasiones, nos muestra otra
realidad; y sin embargo la mayoría de las veces no nos damos cuenta de ello".
"Hay
otra forma de ver el cine: No te quedes como un espectador recibiendo en plan
pasivo la historia que te cuenta la película; mira detrás de ella y descubre
las emociones que despierta en ti".
“El
cine y el misterio” Vicente Fisac
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Cuando
dormimos, los sueños se producen en lo que llamamos Fase REM y sin embargo la
experiencia vivida que voy a relatar (por eso la llamo “experiencia vivida” en
vez de llamarla “sueño”) se produjo en fase de sueño profundo. No se trataba,
pues, de un sueño.
Yo
he oído hablar, como todo el mundo, de la física cuántica, y yo –como todo el
mundo- no llego a comprender bien qué es eso, simplemente conozco que en ese
estado no hay tiempo ni espacio, sino que todo está unido formando un todo
absoluto.
En
los 11 minutos que duró mi atípica experiencia de fase de sueño profundo,
alguien –una voz, una presencia que no supe identificar- me dijo bien
claramente que “eso es entrelazamiento cuántico”. Que conste que ni la noche
anterior ni los días precedentes había leído, visto u oído nada relacionado con
la física cuántica. Ya sabemos que los sueños acostumbran a tomar prestados
muchos elementos de nuestra actividad del día para montar a su antojo unas
historias sorprendentes; pero este no era el caso, porque ni sucedió en fase
REM (la de los sueños) ni en mi actividad reciente había estado presente nada
relacionado con la física cuántica, es más, ni siquiera sabía lo que era el
“entrelazamiento cuántico”.
Por
tanto, al despertar, tuve que poner en orden mis ideas y escribirlas cuando aún
estaban frescas para que no se olvidaran. Y aprovecho para recomendar, a todos
los que despierten con imágenes frescas de un “sueño” que sigan este proceso si
es que quieren profundizar en el mismo:
Lo
primero, al despertar y ser conscientes de que ya estamos despiertos, es
quedarse inmóvil en la cama, en la misma posición en que nos hayamos
despertado. A continuación hay que “hacer memoria” y tratar de recordar todo
eso que hemos vivido en el “sueño”. Cuando lo hayamos traído a nuestra memoria,
entonces nos podremos levantar para ir inmediatamente a escribirlo. Es la única
forma de que no se olvide, porque esos “sueños” o “experiencias” que tanto nos
han impactado son como cuando alguien está fumando y se dedica a hacer rosquillas
de humo, tan pronto se levante o haya el más mínimo movimiento, el aire diluirá
las rosquillas de humo haciéndolas invisibles. Por eso es importante la
inmovilidad y el tratar de recordar y asentar esas imágenes y sensaciones que
hemos vivido porque, si nos movemos mucho y dejamos pasar el tiempo, se
olvidarán por completo, incluso en cuestión de unos pocos minutos.
Pero
sigamos contando la experiencia vivida en fase de sueño profundo…
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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¿Es el cine un vehículo que nos conecta con el más allá?
¿Hay mensajes escondidos en las películas? “El cine y el misterio” nos descubre
cómo muchas películas nos transmiten determinados mensajes aun cuando ni
siquiera sus directores y productores sean conscientes de ello. Un viaje
increíble, a través de varias películas y algunas series de televisión que, a
modo de ejemplo, nos abrirá la mente a otra realidad que la tenemos al lado y
no hemos sido conscientes de ella.
Por otra parte, su autor nos presenta una nueva forma de
ver y entender el cine que va más allá de la postura pasiva del espectador
sentado en su butaca. Hay muchas cosas del cine que las tenemos ahí, delante de
nuestros ojos, y no somos capaces de verlas: “Mira detrás de la película y descubre
las emociones que despierta en ti”.
“El cine y el misterio” Vicente Fisac
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Eso
de la física cuántica (habrás oído hablar de ella) es difícil de explicar y
casi más difícil aún de comprender, porque nos da a entender que un sistema
físico puede existir en más de una posición al mismo tiempo, es decir, tiempo y
espacio son términos relativos y no absolutos e invariables como los conocemos
ahora.
Entre
los términos de la física cuántica hay uno que se conoce como “entrelazamiento
cuántico” en el cual “los estados cuánticos de dos o más objetos se deben describir
mediante un estado único que involucra a todos los objetos del sistema, aun
cuando los objetos estén separados espacialmente”, dicho de otra forma: Permite
que dos partículas separadas, incluso a kilómetros de distancia, estén
conectadas de una forma que la física clásica no puede explicar.
Y
de eso vamos a hablar hoy, de una experiencia real de entrelazamiento cuántico.
Pero primero, pongámonos en contexto:
Una
noche cualquiera, me acuesto a las 23:13 h. y me despierto a la mañana
siguiente a las 7:09 h. Un total de 8 h. 5 m. de sueño, de los cuales hubo:
1
h. 34 m. (19%) de sueño profundo, la fase en que se regenera nuestro organismo,
que en este caso quedó dividida en dos periodos de media hora aproximadamente y
otros tres periodos de más corta duración.
1
h. 57 m. (24%) de sueño en fase REM, aquella en que se producen los sueños, que
tan necesarios son para nuestra salud mental.
4
h. 34 m. de sueño ligero, que como siempre constituyen la mayor parte de
nuestro descanso nocturno diario.
En
conjunto, los porcentajes de cada fase del sueño han estado acordes con la
normalidad para una persona de mi edad y actividad diaria normal. Sin embargo,
analizando estas fases ya encontramos una primera cosa que nos llama la
atención: Una de las fases cortas de sueño profundo se produjo inmediatamente
antes del momento de despertar, concretamente de las 6:56 h. a las 7:07 h. ¿Qué
pasó en esos 11 minutos? Esto es lo que os voy a contar…
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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Lo
primero que vamos a hacer es repasar cómo son las fases por las que pasamos
cuando estamos dormidos. Para simplificar diremos que hay dos fases del sueño bien
definidas, la que se llama “Fase REM” y la que se conoce como “Fase noREM”.
Fase REM
Su
nombre obedece a sus siglas en inglés (Rapid Eye Movement), es decir,
movimientos oculares rápidos. Se trata de una fase de sueño profundo en la que
el cerebro está muy activo y los ojos se mueven con rapidez debajo de los
párpados como si estuviésemos en activo, pero en la que el tronco cerebral
bloquea las neuronas motrices y la persona no se puede mover. Es decir, existe una
alta actividad cerebral, muy similar a la que tenemos mientras estamos
despiertos, pero nuestros músculos se encuentran bloqueados El sueño REM es
esencial para el procesamiento emocional, la memoria y el aprendizaje. Es en
esta fase cuando se producen los sueños. En su día se hicieron experimentos
despertando a voluntarios para este estudio cada vez que entraban en Fase REM
lo que impedía que soñasen. Al cabo de un tiempo, tras varias noches durmiendo
bien y suficientes horas pero sin poder soñar, comenzaron a surgir problemas de
memoria y de concentración, episodios de irritabilidad, etc.
Fase noREM
En
esta fase no se producen movimientos oculares rápidos y no hay sueños. A su vez
esta fase se subdivide en tres estados: N1 (adormecimiento, un 10% del tiempo),
N2 (sueño ligero, un 45% del tiempo) y N3 (sueño profundo, un 20% del tiempo).
N1:
La actividad cerebral comienza a disminuir y los músculos se relajan.
N2:
La actividad cerebral sigue disminuyendo y la temperatura corporal comienza a
descender. Esta etapa es importante para recargar energías y prepararnos para
el sueño reparador.
N3:
Alcanzamos el sueño profundo y reparador. Durante esta fase, nuestros músculos
se relajan al máximo y nuestro organismo lleva a cabo procesos de reparación de
los tejidos. También se facilita la limpieza de sustancias tóxicas del cerebro.
Es en esta etapa cuando resulta más difícil despertarse.
Para
dejarlo más claro:
La
fase REM nos ayuda a integrar las emociones, a estimular la creatividad y a
resolver problemas.
La
fase del sueño noREM N1 nos ayuda a relajarnos y a prepararnos para el sueño
profundo.
La
fase del sueño noREM N2 nos ayuda a consolidar la memoria y a procesar la
información del día.
La
fase del sueño no EM N3 nos ayuda a reparar el cuerpo y el cerebro, a
fortalecer el sistema inmunológico y a prevenir enfermedades.
A
lo largo de la noche pasamos alternativamente por varias etapas de cada una de
estas fases.
Y
ahora que ya hemos repasado cómo son las fases del sueño y hemos visto que sólo
soñamos en cuando estamos en FaseREM, pasaré a contaros la experiencia (no
sueño) que he vivido…
Vicente
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Ninguna
otra novela te hará “sentir” como esta…
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Todos
sabemos lo que es un sueño y todos tenemos sueños a diario aunque la mayoría de
las veces no nos acordemos de ellos o bien los olvidemos al poco de
levantarnos. El sueño es algo normalmente absurdo, fuera de nuestra lógica
normal, que no se corresponde con la realidad a pesar de tomar de ella casi
todos sus elementos para construirlo. Y sin embargo existen algunos sueños que
nos parecen tan reales… que no parecen un sueño. ¿Debemos hablar entonces de
sueño o más bien se tratará de “experiencias psíquicas”?
Veamos
las diferencias entre lo que es un “sueño” y lo que es una “experiencia
psíquica”:
El
sueño es incontrolable en cuanto a razonamiento o pensamiento lógico. En el
sueño se juntan de forma aleatoria imágenes, pensamientos, etc. Y cuando
despertamos, en un instante se nos olvida todo.
Por
el contrario, en la experiencia psíquica somos conscientes de nosotros mismos y
podemos razonar sobre lo que estamos viviendo, estableciendo por nosotros
mismos lo que es lógico y lo que es ilógico. En la experiencia psíquica –a
diferencia de lo que sucede en el sueño tradicional- sentimos una dualidad de
conciencia, la nuestra propia y la de aquello que estamos viviendo; podemos
incluso ir hacia delante y hacia atrás en el tiempo, analizar la situación,
reestructurarla, cambiar lo que va a suceder o hasta repetirlo, todo ello
manteniendo esa doble consciencia, la de nuestro yo y la de esa experiencia que
estamos teniendo.
Después,
al despertar, mientras que lo soñado se olvida rápidamente, lo vivido en una
experiencia psíquica –llamémosle onírica- se recuerda mejor hasta en ínfimos
detalles y tarda más tiempo en olvidarse.
Y
digo todo esto porque durante los próximos días os voy a ir dando detalles de
una “experiencia psíquica” a la que he dado por título “entrelazamiento
cuántico”…
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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