En
el plano físico, el subconsciente dirige todas las funciones voluntarias del
cuerpo, aquellas que nos permiten realizar el acto de respirar (sin que
nosotros seamos conscientes de ello), o el latir del corazón (sin que
conscientemente influyamos en él), o el mantenimiento de la temperatura
corporal (imprescindible, como los anteriores, para la vida), así como todos
los procesos metabólicos. Sobre ninguno de esos actos ejercemos nuestra
voluntad, ellos funcionan solos y nos mantienen con vida, pero quien los dirige
y controla es esa parte de nuestro subconsciente que tiene bien grabados los
principios vitales que nos han traído hasta aquí: conservación de la vida y de
la especie.
Pero
ese control que nuestro subconsciente ejerce sobre las funciones vitales de nuestro
cuerpo, va más allá y también controla, por ejemplo, actos voluntarios tan
sencillos como mover un brazo para coger algún objeto. Si bien dicho movimiento
es fruto de nuestra voluntad consciente, para poder ejecutarlo se necesita la
función de músculos y nervios, y para que estos funcionen precisan energía, la
cual se la suministra nuestro organismo de forma automática, guiado por nuestro
subconsciente. Hasta para eso, es el subconsciente nuestro guardián, el que
mantiene con vida nuestro cuerpo. Nuestra voluntad ordena mover el brazo y la
mano para agarrar un objeto, pero nuestra voluntad no tiene capacidad para
ordenar a nuestro organismo que provea de la energía necesaria a esos nervios y
músculos que han de verse implicados en
tal acción.
Vicente Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
“El cine y el misterio”: https://www.amazon.es/dp/B0DJF3M3ZW
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