La consciencia de nosotros mismos
El
ser humano es consciente de sí mismo, de su propia existencia como ser único e
individual, y lo hace, por así decirlo, ascendiendo a través de tres niveles:
físico, emotivo y mental.
A
los 4 meses de edad, el niño se da cuenta que no es lo mismo morder un juguete
que morderse un dedo. Aprende por experiencia
que su cuerpo es diferente de las cosas de su entorno. Es lo que se
llama en psicología, el nacimiento del “yo físico”.
Entre
los 15 y 24 meses, el niño toma consciencia de los estados emotivos y
diferencia a unos seres humanos de otros y unos estados de ánimo de otros,
reconociendo igualmente sus propios estados de ánimo (contento, hambriento,
cansado, con miedo, etc.).
De
los 2 a los 14 años, se produce el desarrollo mental. Comienza por reconocer
objetos, dar un nombre a cada uno de ellos y clasificarlos por categorías; después,
empieza a establecer relaciones entre los objetos, los acontecimientos y sus
causas. Poco a poco se va dando cuenta de que tiene la capacidad de pensar y
razonar.
A
partir de los 14 años, más o menos, se va alcanzando la madurez mental y se
toma plena consciencia de “sí mismo”.
Y
después de esta etapa ¿qué nos queda? ¿Es esa la última etapa, la de la madurez
mental y el reconocimiento del “sí mismo”? Pues no, hay otra etapa más pero
sólo algunas personas pueden llegar a alcanzarla y pueden hacerlo en plena
Juventus, en la edad adulta, en la madurez o en la senescencia… aquí no influye
la edad física sino la edad mental, el nivel intelectual, la educación recibida
y el entorno cultural y social en que esa persona se haya desarrollado a lo
largo de su vida. Esa última etapa es la identificación con nuestro “yo
divino”, es darse cuenta de que nuestra alma es en realidad una parte integral,
unida, al alma universal.
Vicente
Fisac es periodista y escritor. Todos sus libros están disponibles en Amazon: https://www.amazon.com/author/fisac
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santa desconocida”: https://www.amazon.es/dp/B08LNN58KN
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