Cuando
estemos en el otro lado ¿cómo será nuestra comprensión de todo? ¿Habrá
lenguaje? ¿Hablaremos? ¿Tendremos cuerpo, cara, brazos y piernas? ¿Podremos
movernos? ¿Conservaremos nuestros cinco sentidos?
Todo
esto es muy difícil de comprender, pero no porque nadie que haya estado allí
haya vuelto para contarlo (porque esto sí que ha sucedido miles de veces) sino
porque no tenemos en nuestro lenguaje palabras para explicarlo.
En
el otro lado, podemos ver, pero ver es saber, es conocimiento. NO hay
distinción entre experimentar algo y comprenderlo.
Lo
más parecido que podemos encontrar se da en nuestros sueños, cuando podemos
estar en varios sitios al mismo tiempo, cuando podemos ir hacia adelante y
hacia atrás en el tiempo, cuando podemos tocar y sentir las cosas, cuando
podemos volar y desplazarnos de forma instantánea a cualquier parte, cuando nos
comunicamos sin necesidad de hablar. Cuando nos vemos a nosotros mismos y a los
seres queridos con la imagen que teníamos en cualquier otra época de nuestra
vida, aquella que fuese más identificable para nosotros…
Es
un estado que no se puede definir con palabras, sólo podemos aproximarnos muy
ligeramente a través de estos ejemplos…
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